Hace un año, más o menos a la hora que escribo esta entrada, recibí llamada de mi hija diciéndome que se encontraba en el hospital.
Aún faltaban tres semanas para que su embarazo cumpliera la edad gestacional,
pero Alberto tenía muchas ganas de venir a este mundo. Rememoro ese segundo y,
hasta hoy, puedo volver a sentir el sobresalto de mi corazón palpitando como un
loco, un miedo atroz y una alegría inmensa, todo al mismo tiempo.
Al llegar a la clínica, encontré a mi hija tan
relajada, con sus ojos destilando tanta felicidad que me tranquilicé y decidí
disfrutar de la espera de ese ser, que desde el primer momento de su concepción
nos había cambiado a todos.
Fue una jornada larga, con altibajos, entre
contracciones y dolores, risas, fotografías para captar instantáneas
inolvidables, conversaciones intrascendentes, miradas a los monitores, visitas
médicas... y un largo etcétera de situaciones, que se sucedían sin que tuviera
demasiada conciencia de ellas. Todo ello ha quedado grabado en mi memoria como
si fueran los fotogramas aislados y cuando consigo unirlos forman una película
más o menos verídica de lo acontecido entres las paredes de la habitación.
Cuando todo estaba a punto y se la llevaron al
paritorio le di un beso de despedida y a partir de ahí toda la espera la tengo muy
borrosa. Deseábamos ansiosos a tener noticias, pero no recuerdo qué pensaba o
sentía. Transcurrió poco tiempo cuando supimos por Alberto que su hijo estaba en el mundo y que los dos
se encontraban bien. Sin embargo, yo seguía en un extraño estado de conciencia
que no superé hasta que vi salir a mi hija con su bebé en los brazos y una
amplia y hermosa sonrisa iluminando su rostro. Entonces volví al mundo real
para experimentar algo que después de un año, aún no soy capaz de ponerle las palabras.
Quizá porque fue algo tan grande y hermoso que es imposible calificar con un
adjetivo. Ese estado era una mezcla de euforia al saber que todo había salido
bien, disfrutaba de verla a ella tan feliz portando a su bebé, sentía una
enorme ternura ante la estampa que me ofrecía, estaba entusiasmada al pensar
que en unos minutos tendría a mi nieto en mis brazos, emocionada, optimista,
satisfecha... y, por encima de todo planeaba una extraordinaria sensación de
gratitud por poder contemplar ese instante y una gran gozo porque sabía que mi
hija podría sentir ese amor inigualable que sentimos los padres hacia nuestros
hijos. De todo, lo único que realmente recuerdo es un nudo en la garganta y
unas lágrimas que nublaron esa feliz visión.
La llegada de Alberto fue como un soplo de aire fresco
en nuestras vidas que desde entonces giran a su alrededor.
Alberto es todo luz, sonrisas, ternura, vitalidad,
felicidad... En un año se ha convertido en una personita inteligente, vivaz, cautivadora,
expansiva, audaz, cariñosa, con carácter... Como suelo decir entre risas: «es
todo un personaje».
Hoy Alberto, mi nieto, cumple su primer año y es un
día de regocijo para toda mi familia que comparto con vosotros. Os guardaré un
trocito de tarta.
¡Felicidades Alberto!
Un post lleno de emociones que has sabido compartir. Es un niño precioso y se nota que es feliz.
ResponderEliminarAsí es, amiga. El tiempo no ha sido capaz de desdibujarlas o de dibujarlas porque algunas siguen confusas. Un gran día.
ResponderEliminarMuchas felicidades! Un beso ;)
ResponderEliminarGracias, amiga. Un beso.
EliminarLa llegada de un bebé renueva el corazón y las ganas!...felicidades para él en su cumple y para toda tu familia que bien hace en sentirse colmada de bendiciones.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Para mí ha sido una renovación total. Gracias por pasar a leerme. Un besote
EliminarMuchas felicidades y preparate es aun mejor la edad que viene 🏃, son como remolinos ;) (mi hijo tiene 2 años)
ResponderEliminarEstoy deseando por un lado y con pena de que el tiempo pase tan rápido. Un beso
EliminarMuy tierno y lleno de emociones
ResponderEliminarGracias, Marina, por estar aquí.
EliminarUffff, secándome las lágrimas.
ResponderEliminarHe sentido como propio todo lo que has escrito, que bonito, que emotivo.
Felicidades Alberto!!!
Felicidades abuela 😘😘
Un besazo.
Eliminar¡Felicidades, Alberto!
ResponderEliminarOye, sabes que tienes un colega en Suiza que hace unos días también cumplió un año. Se llama Vito Laurín Mateo y es mi nieto número cinco. Acabo de pasar el fin de semana con él.
Felicidades también para Vito Laurín Mateo, me alegro de uq ehastas estado con él. Aunque sea el cinco seguro que tu afecto es como si fuera el primero. Un beso
EliminarEs una preciosidad, y seguro que cuando pueda leer y entender le emocionarán las palabras de su abuela.
ResponderEliminarUn beso
Te dejé un comentario en google (sigo sin entenderme con ese sistema, jajaja) sin ver que acá tenía sitio para decirte de mi alegría y de cómo comparto tu emoción. Espero te haya llegado y no esté perdido en ninguna nube, jajaj besos
ResponderEliminarQie lindo MªJosé, es para sentirme más que feliz, y sí esa carita deja ver "el personaje" en el que se va conviertiendo.
ResponderEliminarUn besito para él. Disfruta todo cuanto puedas de cada instante junto a Alberto.