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Mostrando entradas de octubre, 2016

No todos los finales son tristes

Han pasado ocho años desde que concebí la Trilogía del Mal (La caricia de Tánatos, El poder de la Sombra y La fuerza de Eros). Lo que se inició como el deseo de plasmar en palabras algunos aspectos preocupantes que mi labor profesional me había llevado a conocer, se ha convertido en una realidad.  El viernes pasado, Victor del Árbol, mi presentador en Barcelona, me preguntaba en privado si la trilogía la había concebido así desde primera hora. Le respondía que sí; es más, desde un primer momento los temas truculentos de las tramas estaban cerrados, incluso los títulos que luego fueron cambiados en aras de la comercialización de la trilogía. Sin duda, el paso de los años me ha ido enriqueciendo como escritora y, también, me ha proporcionado material con el que enriquecer mis novelas, como es el todo lo relacionado con Interner negro, del que no se sabía nada cuando pensé en el cyberacoso a niños y del que ahora me he aprovechado para situar mi red de pedófilos.  La trilo