jueves, 19 de julio de 2012

Este jueves un relato: La curiosidad mató al gato.



Matilde, impaciente, brujuleaba por la casa mientras el cerrajero le instalaba la nueva mirilla telescópica. La que había tenido hasta ahora sólo le permitía ver la puerta justo  de enfrente, donde vivía Andrés, un aburrido viudo, pensaba Matilde. 
Unos días antes, había escuchado a las vecinas  hablar por el patio. Cotilleaban sobre lo rarita que parecía la chica que se habían mudado al tercero D. De pronto cayó en la cuenta de que ese era el piso lindante con el suyo, y reparó  en el tonillo con el que habían dicho "rarita". Matilde llevaba 50 años sin salir de casa, una agorafobia resistente al tratamiento, y otros tantos sin hablar con nadie a excepción de su bendito marido, Anselmo. Hombre singular, bueno donde los hubiera, católico acérrimo y que la soportaba como un cruz, al igual Jesucristo soportó la suya, con firmeza, templanza y cariño, mucho cariño. No dado a vicios, infatigable trabajador  y fiel como ningún otro en el mundo. Matilde más que amarle sentía devoción hacia él.
--Señora, esto ya está --le gritó el cerrajero.
Matilde se acercó expectante, ansiosa, en definitiva la mirilla era  su única ventana al mundo.
--¿Y dice que con esto controlaré todo el pasillo?
--Sin dudarlo, mire y lo comprobará.
Con el corazón galopando se acercó, se empinó un poquito, porque era de corta estatura ,y posó su ojo en tan acertado instrumento.
--¡Genial! --exclamó.
--Ya se lo dije, un poco cara porque viene de Estados Unidos pero de una visibilidad apabullante. Bueno, me marcho. Si tiene algún problema me avisa. Hasta pronto.
Matilde despidió al cerrajero parapetada tras la puerta, feliz y deseando de saber que se cocía en el 3D. 
Durante varios días no vio nada. Nadie entraba ni salía. Sin embargo una mañana consiguió ver  a una  chica. Más que rarita, como había escuchado decir a sus vecinas era mulatita, pero despampanante. Altísima, pelo rizado, vestía unos mínimos pantalones cortos  que dejaban al aire una interminables piernas color chocolate con leche y por arriba una ceñida camiseta que estrujaba sus grandísimos pechos.  Matilde se retiró de la mirilla asustada, convulsa con aquella visión. La chica no era rarita era una puta o por lo menos lo parecía. Se santiguó muchas veces y rezó con devoción, el demonio se había instalado en su planta.
Pasaron los días, Matilde no dejaba de dar vueltas a lo que había visto. Ni siquiera se atrevió a contárselo a Anselmo, no fuera a escandalizarse. Él no estaba acostumbrado a aquellas cosas y además le reñiría, muchas veces le había dicho que no era de buen cristiano espiar tras la mirilla, que eso era pecado. Ella intentaba distraerse con sus labores pero cada dos por tres miraba hacia aquella ventanita que tanto la tentaba, resistiendo, encomendándose a todos los santos. 
Una tarde mientras veía la novela por la televisión, le pareció escuchar voces en el pasillo. Su primera intención fue salir corriendo hacia la mirilla, pero se frenó. No debía. Pocos segundos después, las risas que oía, fueron un acicate imposible de resistir. Con una mezcla de miedo y curiosidad se empinó, acercó el ojo a la mirilla y ...allí estaba su Anselmo, su bendito Anselmo; abrazado a la mulata, con las manos cogiéndole el culo prieto y respingón. Su corazón dio un vuelco, y se paró. Cayó al suelo, sin conocimiento. El golpe, alertó a Anselmo que se apresuró a abrir la puerta.  Desmadejado, inerte,  estaba el cuerpo sin vida de Matilde. 
--La curiosidad mató al gato --dijo Anselmo dirigiéndose a la mulata--. Tú plan ha salido a la perfección, por fin me he quitado esta cruz.
--Te lo dije, mi amorcito,  era infalible....

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miércoles, 4 de julio de 2012

Este jueves un relato: Fantasías secretas











En el horizonte la esfera roja caía cual pelota. La habitación se oscurecía poco a poco y Marta se apresuró a encender la luz; la penumbra le producía nostalgia. 
Entretenía sus manos con la aguja de crochet; que no su mente que revoloteaba jubilosa alrededor de una enorme bandeja de pasteles y una caja de bombones.  
Se esforzaba por rechazar la imagen, maldecía, apretaba los ojos hasta dolerle, se pellizcaba... sin conseguirlo. Cinco meses a dieta, sin probar nada dulce, era demasiado. 
Sus dedos, agarraban como tentáculos los merengues, los cortadillos de sidra, los bombones y las trufas. Con diligencia los introducía en su boca y un amasijo de riquísimos sabores estallaban dentro de ella  llenándola de felicidad. 
Comenzó a salivar, disfrutaba, lo mismo que su perra, que desde que había encendido las luces salivaba pensando en su  cuenco lleno a rebosar de bolas de pienso.

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domingo, 1 de julio de 2012

¡No tengo arreglo!




No se si a los demás les ocurre. En mí es una constante vital. Cada vez que comienza un año nuevo, un trimestre, o incluso un mes significativo, en tanto vas a hacer algo diferente de tu rutina habitual, me pongo a planificar. Lo hago de manera inconsciente, o mejor dicho sin premeditarlo, porque en realidad si hay algo consciente, como es la sensación de haber perdido parte de mi tiempo. 

 Anoche me sucedió, y de ahí esta entrada en el blog. Nada más acostarme se me vino a la mente que mañana, por hoy, sería el día 1 de julio. Pensé que dentro de unos días estaría de vacaciones y me puse a enumerar la cantidad de cosas que haría en este tiempo: Desde salir a caminar que ando un poco oxidad de la pereza del invierno y también del calor del verano, leer que hace mucho tiempo que tengo mis lecturas abandonadas y el ipad hasta los topes, por supuesto disfrutar del sol y la playa con mi familia y amigos, ver todas las series y películas que llevo acumulando desde hace meses, y por último retomar la escritura. 

Cuando terminé de enumerar todo, me había desvelado. No eran tantos días de vacaciones para hacer tantas cosas, así que volví a empezar: lo de andar es necesario para mi salud, leer puedo hacerlo mientras estoy en la tumbona en la playa con mis amigos y familia, así en un mismo momento hago dos cosas, aunque si leo no puedo compartir y si no puedo compartir es como si no estuviera con mi gente; las películas las dejo para la noche si no termino muy cansada y por supuesto escribir. Esta nueva distribución no me tranquilizó en absoluto porque además caí que no había incluido escribir los jueves y leer a los jueveros, promocionar en las redes sociales mis novelas y había olvidado por completo que tengo que aprovechar para hacer fotografías... 

Enciendo la luz, me siento en la cama,con un lápiz y papel y me dispongo a priorizar, es decir, hacer una lista en la que puntúo cada acción en función de su importancia y me bloqueo, todas son importantes, no puedo prescindir de ninguna porque si no se me pasaran los días y el tiempo me comerá... Respiro hondo, muy hondo, una, dos, tres veces.

Con letras mayúsculas escribo en el papel: DESCANSAR. Esa debe ser mi auténtica y primera prioridad para este mes que comienza y el siguiente; si después de hacerlo me queda tiempo me dedicaré a lo que más me apetezca en el momento y lugar. 

Dejo en el suelo el papel y el lápiz, apago la luz. Cierro los ojos y Morfeo se va apoderando de mí, me siento feliz, relajada, sin presión...¡qué bien, las vacaciones! Sin saber cómo, y sin que yo lo quiera, los párpados se abren tanto que los ojos parecen bolas de canicas a punto de rodar, Morfeo huye de mí aburrido buscando un mejor compañero y una estrella fugaz atraviesa mi mente con una inscripción:
 "No te dejes atrás el crochet que tienes que aprender a hacer amigurumis" (1).

¡NO TENGO ARREGLO! 

  (1)Amigurumi (編み包み? lit. peluche tejido) es una técnica de origen japonés que consiste en tejer pequeños muñecos mediante técnicas de crochet o ganchillo. Los amigurumis toman forma principalmente de animales adorables como ositos, conejos, gatos o perros, pero también se suelen crear otros muñecos con formas variadas como comidas, plantas, e incluso accesorios como bolsos, bisutería, etc.

FELIZ AÑO 2024

  7 meses sin escribir en el blog y vuelvo como en años anteriores con deseos de compartir que esta comunicación ocasional no se termine. Ha...