jueves, 11 de agosto de 2016

La mirada de Chapman de Pere Cervantes




Esto no es una reseña de la novela, tan solo son mis impresiones y algún comentario sobre ella.

Antes de comenzar mis vacaciones terminé de leer la novela de Pere Cervantes: «No nos dejan ser niños». En ella, conocí a  María Médem y Roberto Rial inmersos en una trama en la que asesinaban a personas de edad con un modus operandi muy característico. También, asistí a las circunstancias personales que rodeaban a ambos y desde que escuché hablar al autor en la semana de Castellón Negro sobre las vicisitudes de una mujer como María para llevar a cabo su trabajo y, a la vez, sin que se resintiera su papel de madre, estaba deseando saber qué había hecho con ella en esta segunda novela: La mirada de Chapman, que compré en Castellón para que el autor me la firmara.
Lo primero que me llamó la atención es el título, quizá porque no estuviera muy informada de un hecho concreto, hasta casi el final no supe el porqué y la verdad es que está muy bien escogido. Espero no haber sido la única que no cayó en quién o qué era Chapman (No lo desvelo aunque sé que su autor lo ha contado en alguna entrevista. Prefiero dejaros con la intriga). 
La novela se sitúa igual que la anterior en Menorca, donde sus calles, plazas y monumentos cobran tal importancia que te dan ganas de salir corriendo a comprar un billete de avión e ir a visitarla. Y toda la trama tiene el origen durante la celebración de la primera Semana Negra de Ciutadella, Menorca (es la segunda novela, de la que tengo noticia, la otra es «Los muertos viajan deprisa», de Nieves Abarca y Vicente Garrido que transcurre durante la Semana Negra de Gijon, por lo que he decidido plantearme el acudir o no a estos encuentros ja,ja,ja). De nuevo María Médem en acción, esta vez incluso participando en la Semana Negra como autora, después de haber escrito su primera novela negra junto al que fue su profesor de Criminología, Paco Galván. A propósito de esto —que me recuerda a la pareja creadora de la serie de Valentina Negro y Javier Sanjuan, los autores citados con anterioridad— debo referir, que a mi entender la novela esta novela está llena de guiños que espero hayan sido intencionados (ya nos lo dirá el propio autor) y no solo el producto de la calenturienta mente de una psiquiatra en periodos de vacaciones que necesita a toda costa unir cosas... Por ejemplo, el nombre del médico forense es Vicente Abarca, o la referencia a un autor muy famoso de novela negra reconocido en el extranjero y que curiosamente se llama Alexis del Árbol, o las claras demostraciones de determinados autores egocéntricos, editoras que pierden el culo cuando ven que el producto que llevan pueden reportarles pingues beneficios, una clara rivalidad entre los autores que acuden a la semana negra y sobre todo las críticas a lo que es o no, novela negra...
Dejando a un lado estas impresiones, la trama que comienza con el asesinato del hijo de un conocido editor está muy bien construida y sustentada, que es lo más importante, de manera que hasta el final no llegas a saber quién es el auténtico malvado/a, pues con anterioridad has ido descartando muchos de los personajes que Pere nos va presentando como posibles culpables. Como no podía ser de otro modo, Roberto Rial es enviado desde Madrid para que ayude a resolver esos inexplicables crímenes que han roto la paz de la pequeña ciudad y se encontrará con su antigua compañera, María, en la que el paso del tiempo y los sucesos acaecidos, al igual que le ocurre a Roberto, les pasará factura. 
La lectura es muy ágil, rápida, no puedes dejar de leer, pero tiene frases aplastantes que merecen unos minutos de reflexión. 
He notado mucho cambio de la novela anterior a esta. Se palpa la evolución y el interés del autor (para él es una novela reivindicativa de sus 25 años de profesión) por dotar a la trama no solo de acontecimientos sino también de los aspectos psicológicos, sociales y políticos que rodean tanto a sus protagonistas como a los personajes secundarios. Un final inesperado redondea esta novela en la que he advertido la evolución de su autor y estoy deseando conocer qué futuro deparará la mente de Pere Cervantes para María Médem y Roberto Rial, aunque me temo que quizá no sepamos más de ellos.
Una novela policial recomendable para todos los públicos sean o no seguidores del género negro.



lunes, 8 de agosto de 2016

Paseando con... David Jiménez "El Tito"





Amanece y el azul del mar comienza a hacerse visible. Las olas se estrellan con furia contra la orilla como si les fuera la vida en ello. En el horizonte, los tonos anaranjados de los primeros rayos de sol se confunden con los azules dando lugar al sexto color del arcoíris: el precioso añil. El mar, ese mar, que por motivos de trabajo tiene que patrullar nuestro invitado de hoy. 
La semana negra de Castellón fue el escenario en el que conocí a David Jiménez con el que había cruzado algún que otro tuit meses antes. Allí, precisamente, compré un ejemplar de su novela, Muertes de sobremesa, y después de leerla y disfrutarla en el mes de julio, he querido pasear con él y conocer más a fondo a este joven escritor de novela negra.



La cita para nuestro paseo es al alba. A David, como al protagonista de su novela, Marcial Lisón, le gusta recorrer su ciudad, Cartagena, en coche y de madrugada, cuando parece que descansa, pero en realidad tiene un ojo cucado, como él mismo dice. Siempre que puede sale a pasear sin rumbo alguno y descubre cosas que el día, cargado de premura, oculta en un segundo plano. 


Yo también quiero conocer más pero sobre él, sobre su afán por escribir y sobre el porqué de otras muchas cosas que iremos desvelando en nuestro paseo.
¿Te parece que comencemos presentándote ante tus lectores? 

¿Quién es David Jiménez “El Tito”?
David Jiménez es un licenciado en Biología que, por mor de las circunstancias, desempeña un trabajo (que me apasiona) que nada tiene que ver con lo que estudié. Soy agente de Vigilancia Aduanera: un cuerpo policial perteneciente a la Agencia Tributaria (sí, Hacienda) que se encarga de la represión del contrabando y la lucha contra el fraude fiscal y el blanqueo de capitales.

¿Por qué lo de “El Tito”? No sé si te lo habrán dicho alguna vez, pero a mí me suena más a torero que a escritor.
El Tito es el sobrenombre por el que me conoce el grueso de la gente de mi ciudad, y que nace de la época en la que, mientras estudiaba en la universidad, trabajé como camarero para desahogar un poco a mis padres.
La verdad que es un poco largo de explicar, así que trataré de sintetizar. Por cierto, empezaré declarándome antitaurino, para matizar tu primera impresión.
Yo, como veterano del bar, me encargaba de «bautizar», unas veces con más acierto que otras, a los nuevos trabajadores que se incorporaban. Una vez entraron dos de golpe: Mariano, al que decidí llamar Mari, y David, al que un compañero, para no confundirlo conmigo, denominó Bruno. A ellos les hizo gracia aquel cambio de nombres y Mari, por haberle puesto yo ese nombre, comenzó a llamarme papá, mientras que Bruno me decía Tito. Con el tiempo Mari nos dejó y Bruno se quedó, así que todo el que entró después de él asimilaba que yo era el Tito, de manera que desde finales de los 90 soy «El Tito».
He dejado numerosos matices por el camino, pero si no necesitaría veinte folios. 
Espero haber solventado tus dudas.
Todo aclarado. El caso es que estuve varias veces para preguntártelo en Castellón y al final no lo hice ;-)

¿Té, café o chocolate para desayunar?
Café, sin ninguna duda.

¿Cómo es un día cualquiera para David?
Mis días, debido a lo particular de mi trabajo, varían mucho si son laborales o de asueto. 
Cuando toca currar estoy las veinticuatro horas pendiente del teléfono, por si surge algún aviso y toca embarcarse. Si estoy libre, después de dejar a los niños en el cole y, aprovechando que mi mujer va al gimnasio, leo, atiendo redes sociales, salgo a correr (no hago running), en realidad lo que me apetece, no me planifico. Después de comer es el momento en el que mi mujer y yo aprovechamos para ver series (somos adictos). La tarde la ocupan los niños (salen a las 17:00) y la noche es mía: escribo, escribo y escribo.

¿Cuántas horas necesitas dormir para encontrarte bien?
En eso soy un poco raro. Duermo entre cuatro y cinco al día, y me encuentro de lujo. Eso sí, por mi trabajo no siempre pueden ser por la noche.

¿Recordar o soñar?
Ambas. Sueño siempre, cada día, pero para anhelar metas lejanas es imprescindible recordar el trabajo empleado en las conquistadas.

¿Una figura importante en tu infancia?, ¿por qué?
Mis padres. De mi madre heredé la pasión por la lectura y de mi padre por el fútbol. Entre esas dos aficiones consumo el tiempo de ocio.

¿Cuál es tu comida preferida?
Aquí le decimos olla de cerdo, pero se resume diciendo comida hipercalórica en la que hay mucha carne, patatas y habichuelas.
Eso suena a suculento...

¿Te gustan los animales? ¿Tienes mascota?
Adoro los animales. Tengo perros (no precisaré cuántos para que la propietaria de mi casa, si nos lee, no se escandalice), un gato y una tortuga.
De hecho, uno de los protagonistas de su novela, Muertes de sobremesa, es Sola, una galga fiel compañera de Marcial Lisón. Cuando leáis la novela, sabréis el porqué.


Una canción.
«El perro verde» de Marea. Adoro a Kutxi Romero.

Una película.
La vida es bella, Matrix, tesis, Nueve reinas, El hijo de la novia… No tengo una definida: me gusta que me hagan pensar. 

Un libro.
«Los renglones torcidos de Dios» de Torcuato Luca de Tena. Me marcó mucho su lectura y me ayudó a saber qué quería escribir.

¿A qué país te gustaría viajar?
Me queda tanto que ver en España que no tengo un país concreto al que desearía viajar.

¿Crees en el amor a primera vista?
No. Creo que alguien te puede atraer a primera vista y cuando lo conoces te pueden dar ganas de tirarlo por un barranco, y que otro que, en un primer momento ni fu ni fa, conociéndolo puede llegar a ser lo que siempre has soñado.

¿Qué importancia das a la familia?
El cien por cien. Son el motor de todo. Mi día a día se hace pensando en mi familia.

¿Qué es para ti la amistad?
Para mí la amistad es algo que se construye muy despacio, sin premeditación y que cuando te quieres dar cuenta está ahí. Sé que se trata de amistad cuando, a pesar de haber pasado mucho tiempo (a veces años), quedas con alguien y hablas con él como si la última vez que lo hubieras visto fuese ayer.

¿Tienes muchos amigos o muchos conocidos?
No creo que nadie pueda tener más de una decena de amigos de verdad, al menos según mi concepto de amistad. Yo cubro ese abanico. Conocidos muchísimos. Y que no falten: aún me queda hueco.

¿Soledad o bullicio?
Depende el momento. Como norma general la soledad, pero me encanta que en los eventos importantes haya muchísima gente.

¿Cómo llegaste a las redes sociales, facebook, twiter…?
Por curiosidad, pero casi toda mi actividad en ellas es referente a la literatura, mi vida personal no tiene cabida en ahí.

¿Quién o cómo te aficionaste a escribir?
Desde que tengo uso de razón recuerdo a mi madre con un libro en la mano, así que, por imitación, comencé a leer muy pronto. No recuerdo, en cambio, qué me hizo dar el paso a escribir, aunque imagino que fue la curiosidad de saber si yo era capaz de contar con destreza las historias que brotaban en mi cabeza.
En esto coincidimos, yo también recuerdo siempre a mi madre, una vez que terminaba con las labores de la casa, coger una novela y perderse en la trama. Muchas veces he pensado si así no viviría nuevas vidas... 

¿Libro en papel o lector de ebook?
Me gustan más en papel, pero por motivos de almacenaje me pase al digital hace un par de años. Desde entonces solo he comprado en papel uno, pero no diré cuál.

¿Cuántos libros has publicado?
Solo he publicado «Muertes de sobremesa», aunque escribí uno titulado «Un yonqui de traje y corbata» que ninguna editorial tuvo a bien asumir el riesgo y que me sirvió para pulir defectos.


¿Por qué escogiste el género negro-policíaco? ¿Es tu preferido, en el que te siente más cómodo?
Casi el cien por cien de mi lectura es de este género (algo que debo solucionar si quiero enriquecerme), así que solo acuden tramas de esta índole a mi cabeza.

¿Nunca pensaste en autoeditarte, en ser un escritor independiente? 
Claro que lo pensé, pero necesitaba saber que alguien, además de mi familia y yo mismo, creían que mi trabajo merecía la pena; tanto como para arriesgar su dinero.
No solo puedes autoeditarte arriesgando dinero. Si lo haces en Amazon, no solo no arriesgas sino que puedes ganar bastante, te lo dice una autoeditada que ganó muuuucho más que lo que lleva ganado desde que publica con editorial. me refería 

¿Lees mucho?
Cuando escribo algo menos, pero si no suelo leer cuatro o cinco libros al mes. Si es mucho o poco será en función de con quién lo compares.
Creo que en eso lleva razón, lo mismo ocurre cuando le preguntas a alguien si bebe mucho o poco (yo por cuestiones profesionales lo hago a menudo) jajaja

¿Cuál es tu momento del día preferido para leer?
Para leer no tengo uno preferido. Siempre leo algo antes de acostarme, pero la mayor parte de la lectura la hago en los huecos de tranquilidad que le robo al día.
Los escritores a tiempo parcial, como nosotros, siempre andamos robando tiempo al tiempo ;-)

¿Qué te aporta el contacto tan directo que mantienes con tus lectores y con otros escritores?
Con los lectores descubres las sensaciones que han sentido con tu trabajo y puedes comprobar si has trasmitido aquello que imaginabas cuando escribías. Yo he de decir que he recibido mensajes privados que me han emocionado y que han hecho que todo el tiempo empleado merezca la pena y se vea recompensado con creces.
Con los escritores me permite humanizarlos. De muchos solo conocemos sus obras y gracias a las RRSS hoy podemos conocer a las personas, qué piensan, qué opinan, cómo aceptan (o no) las críticas…
Creo que somos unos afortunados por tener las redes sociales y el contacto tan cercano con nuestros lectores y amigos virtuales o no.

¿Algún secreto inconfesable que quieras contarnos… jaja?
Dejaría de serlo. 
Nos deja con la intriga, espero sonsacarlo algún día.

Te animo a que conozcas a este escritor que dará que hablar: 



jueves, 4 de agosto de 2016

Este jueves un relato: Un día en...



Un día en la playa

Según alguna corriente filosófica los humanos cuando nacemos somos una «tábula rasa»; es decir, una tablilla sin escribir, sin cualidades innatas, de modo que todos los conocimientos y habilidades son fruto del aprendizaje, de nuestras propias experiencias, sobre todo, de aquellos momentos sensopercibidos que impregnan nuestros sentidos. 
Hoy ha sido ese día, ese primer día en la vida de Alberto, mi nieto, en que su retina se ha visto sorprendida por el ondulante vaivén del mar con sus estelas de espuma blanca y sus oídos han captado el rítmico chapoteo del agua al morir en la orilla. Lo tenía en brazos mientras miraba extasiado la inmensidad de ese mar azul que se batía en retirada para volver al ataque, instantes después. Veía sus ojos abiertos y en su pupila el brillo de lo recién descubierto. Reía, lo abrazaba, lo besaba y pensaba: «ahora todo esto ya forma parte de él». Una nueva experiencia que, sin duda, lo conformará de una manera peculiar. Después, sus manos y sus pies pisaron esos millones de partículas de rocas disgregadas que nosotros llamamos granos de arena, su cuerpo se hundía en ella bajo su peso y seguía sonreído.  Y en ese instante, mi corazón brincó de emoción. No solo él estaba vivenciando ese instante, yo también formaba parte de su maravilloso encuentro con la naturaleza. De ese día en que su mente supo de la inmensidad del mar, que tuvo esas sensopercepciones que han dejado grabadas sus huellas en sus límpidas neuronas y que ya forman parte del acerbo de su memoria. Aún es pequeño y necesitará de refuerzo para que identifique lo que ahora es tan solo una color, un rizo, una estela, un ruido, una textura..., pero ahí esta la grandeza del ser humano, en ir llenando esa tablilla día a día hasta conformar toda una vida de vivencias vividas. Y lo mejor de todo es que yo he compartido ese día, ese gran día en que él conoció por primera vez el mar.

Más relato en el blog de Charo ¿Quieres que te cuente?

FELIZ AÑO 2024

  7 meses sin escribir en el blog y vuelvo como en años anteriores con deseos de compartir que esta comunicación ocasional no se termine. Ha...