¿Quién no vive con y de sus recuerdos?
El puente del Día de la Constitución tuve la suerte de poder viajar a Tierras de Castilla. Nunca había estado por esa zona y lo hice de manos de unas personas residentes en esa España vaciada, Alberto y Mayte, y que nos acompañaron enseñandónos todo lo que nos permitió los días de vacaciones que teníamos.
Nos alojamos en Turégano en un bonito y tranquilo pueblo. La ventana de nuestra habitación daba a un grandísimo castillo que no pudimos visitar porque estaban restaurándolo. Fuimos de pueblo en pueblo, a cada cual más bonito: Cantalejo, Sebulcor, Pedraza, Sepulveda, Peñafiel y La Granja de San Ildelfonso. También vimos el Parque Natural del Río Duratón, los bisontes de Lastra de Cuellar y tocamos la nieve en Riaza y La Pinilla. Nos recreamos en los paisajes, pero, sin duda, lo mejor fueron los momentos compartidos y las charlas y risas mantenidas. Eso se queda ya en mi memoria para el recuerdo.
Pero esta entrada tenía como objetivo hablar de una visita especial que hicimos a un café librería en La Granja de San Ildelfonso. Se llama Farinelli y entramos en ella con idea de descansar y librarnos momentáneamente del frio que ya se hacia notar. Nada más abrir la puerta me di cuenta de que yo pertenecía a ese lugar. Una librería con un sótano lleno de libros y con unas mesitas donde te puedes tomar un cafe, un té o un refersco. Estaba tan a gusto que le propuse a mi marido que cuando nos jubiláramos deberíamos montar algo parecido en Córdoba; a lo que me contestó: que si no nos íbamos a dedicar a viajar cundo dejáramos de trabajar.
Me dejó !plof, plof!, pero tenía razón. No nos íbamos a jubilar para volver a trabajar ja, ja, ja.
En aquella librería compré un libro que llevaba tiempo buscando "El bazar de la memoria" de Veronica O`Keane, una psiquiatra experta en redes neuronales Ya el título atrapa, pero su sinopsis te hace querer tenerlo a toda costa:
"Una punzada de tristeza, un suspiro de pesar, el ímpetu del amor, el entumecimiento que produce la pérdida; los recuerdos tienen el poder de conmovernos, a menudo cuando menos lo esperamos. Es señal del complejo proceso neuronal que actúa tras los bastidores de nuestra vida cotidiana. Un proceso, además, que nos conforma y nos construye al filtrar el mundo que nos rodea, moldear nuestro comportamiento y alimentar nuestra imaginación".
"Veronica O´Keane ha dedicado muchos años a observar el modo en que memoria y experiencia se entretejen. A partir de las conmovedoras historias de sus pacientes, e involucrando a conocidos escritores, la autora explica las últimas investigaciones neurocientíficas para resituar nuestra comprensión del extraordinario rompecabezas que es el cerebro humano. Se pregunta, entre otras cosas, por qué los recuerdos nos producen una sensación tan real, de qué modo están vinculadas a ellos nuestras sensaciones y percepciones, por qué el lugar es tan importante para la memoria, o si existen recuerdos «verdaderos» y «falsos». Y, por encima de todo, ¿qué sucede cuando el proceso de la memoria se ve alterado por la enfermedad mental?
Mis recuerdos me influyen y yo influyo en mis recuerdos. Un feed-back que permite hacer un uso de la memoria a nuestra voluntad. ¿Es esto posible? Dentro de unos días cuanto termine el libro os lo podré contar; de todas maneras, intrinsicamente es un tema apasionante
Como decía Buñuel: «Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestro sentimiento, incluso nuestra acción. Sin ella no somos nada».
Una reseña genial , pasas del viaje y lo que recuerdas al libro que habla de los recuerdos. Regresando al viaje se que lo disfrutasteis porque son tierras generosas en paisajes, buena gente y excelente comida. El libro no lo conozco pero quien sabe...
ResponderEliminarAbrazos
Así es, recuerdos imbricados con más recuerdos. Feliz Año Nuevo.
EliminarQue gran recuerdo os trajisteis, para rememorar y volver a recrear. Pero es que con Mayte es más fácil crear buenos recuerdos, jugasteis con ventaja !!!
ResponderEliminarSí, Javi, jugábamos sobre seguro jajaja
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