jueves, 9 de octubre de 2014

Este jueves un relato: Encrucijadas




Al bajar del autobús no supo donde se encontraba. Durante bastantes minutos miró a su alrededor sin reconocer el lugar. Suspiró. Buscó un banco y se sentó. Todo le era desconocido. Sintió la desesperanza de la pérdida y el miedo de la soledad. Sus ojos se inundaron de lágrimas que rodaban por sus mejillas desenfrenadas. Se limpió con la manga de la camisa y se puso en pie intentando buscar un camino que emprender sin saber a dónde le llevaría. Se situó en la encrucijada de dos avenidas repletas de coches que a toda velocidad iban a un destino. Ese destino que a él le faltaba. ¿Por qué había cogido el autobús? ¿Por qué se había bajado en aquella parada?  Preguntas y más preguntas para las que no tenía respuesta. Escogió la de la izquierda simplemente porque el semáforo en verde le daba paso y anduvo perdido durante horas. Cuando el cansancio le abatió entró en un bar y pidió ayuda. El camarero estupefacto no sabía qué hacer. Le puso un vaso de agua para que refrescara su reseca garganta y le sugirió que se sentara al ver al extenuación que el pobre hombre presentaba. Frente a él, con mucha delicadeza, le sugirió que sacara su cartera y mirara dentro, también en los bolsillos por si había algo que lo identificara. El hombre metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó un papel arrugado  que decía:
«Soy Manuel Fuentes, tengo Alzheimer, si me encuentras llama a este número».
El camarero le sonrió, le dijo que no se preocupara que él llamaría y pronto estaría con su familia. Cuando se levantó y fue hacia la barra lo miró; Manuel contemplaba la calle a través de la ventana, ausente de todo y todos.

Mientras marcaba el número de teléfono al camarero se le cayeron dos grandes lagrimones; a su madre le acaban de diagnosticar esa demencia.

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22 comentarios:

  1. Terrorífico pero muy bien redactado el relato. Todos tenemos algún conocido que responde a tu narración.

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  2. Que bien llevado el relato! Que triste perder la memoria, a veces deseamos borrar algunas cosas, pero ha de ser terrible sentirse tan perdido, has conseguido que nos imaginemos que es eso, y tengo todos los vellos de punta!, miles de besosssssssssssss

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  3. Al menos encontró alguien que puede entenderlo. Lamentablemente, es algo que está siendo común.
    Se dice que ejercitar la mente, es una forma de demorarlo.

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  4. Por desgracia esta enfermedad cada vez es más frecuente, ¡que pena!

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  5. Sin la memoria no somos nada !! Es un relato precioso.
    Justamente esta mañana, estaba yo en otro tipo de encrucijada, metí la mano en el bolsillo y encontré un papelito junto con las llaves. Eureka !! Estaba salvada. Ah !! No, era sólo la lista de la compra. Entonces consulté a un amigo que tomaba café a mi lado y me dio un sabio consejo. Los amigos también son buenos cuando la cabeza no marcha como es debido. La vida está llena de encrucijadas. La lista de la compra también me sirvió.

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  6. De una sencillez taladradora, consigue en pocas líneas ensamblar un temible universo exento de estrellas y repletos de agujeros negros. Paralelamente se vislumbra la tarea de quien con una linterna en la mano alumbra cuanto puede tanta humana oscuridad.
    Felicidades.

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  7. La terrible tristeza del no ser, cuando se llega a una edad en la que, prácticamente, se vive de recuerdos.
    Muy buena entrada.
    Un abrazo.

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  8. Qué terrible!...a mi tío le pasó algo similar hace unos años. Por suerte, se le dio por deambular por lugares en donde le conocían.
    =(

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  9. Tristísimo. En la esencia de nuestro ser humano se encuentra el entendimiento, la memoria, la capacidad de recordar. Cuando eso nos falla, parte de nuestra esencia se desmorona. Ocurre normalmente además, cuando nos queda poco camino por andar y lo que nos da la razón de vivir son fundamentalmente los recuerdos de lo vivido.
    Un fuerte abrazo.

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  10. No estaría mal que los que no tenemos Alzheimer, tengamos un papel, escrito de puño y letra, en el que cuando estemos perdidos, podamos sacarlo para que nos sirva de guía, ya sea cuando tengamos que encontrar de nuevo nuestro rumbo, o bien como punto de partida para una nueva etapa. Aunque también estaría bien para cuando estamos perdidos en lo cotidiano, para poder enfocar nuestra atención en aquello que realmente nos importa.

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  11. Una dura realidad... Esos momentos deben de ser tremendos, cuando todo el entorno se nubla y la memoria no responde. Buen recurso el de llevar los datos personales encima, por si a caso. Mis abuelos maternos padecieron esta enfermedad... hay que estar cerca y apoyarlos.
    Un enfoque diferente al tema planteado y como siempre, muy bien narrado.
    Besos!
    Gaby*

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  12. Llegados a este punto, no se vive ni siquiera de recuerdos, se es como una hoja seca, frágil, quebradizo, a merced de las decisiones de los demás.... que pena.
    Un abrazo

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  13. Es muy triste esa enfermedad. Y tu historia me ha llegado al alma.
    Un abrazo

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  14. Qué triste! Una enfermedad que nos deja tan vulnerables a todo, tan perdidos en el tiempo y en el espacio. Es tremendo tener un familiar con este diagnóstico, y me parece muy bien esa idea de llevar siempre la identificación con los datos, para evitar males peores y que puedan recogerlo donde sea que se haya perdido.
    Un beso!

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  15. Una narración muy reflexiva, y emotiva. Una enfermedad muy temida, y triste a la vez para las familias de estas personas. =) genial aportación.
    Besos

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  16. Muy buen relato con un gran punto de emotividad en la última frase. Besos.

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  17. Un relato muy bien narrado y con ese enemigo imparable para muchos. Yo tengo un relato llamado Alzheimer y bueno es una pena que se borren las cosas mas bonitas de la vida. Por cierto voy a leerme un libro que me regalaron...se llama Bajo los Tilos. Por si te suena. Un beso y cuando lo lea te diré que me ha parecido.

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  18. Una enfermedad que cada vez se extiende más y que tendremos que aprender a vivir con ella.
    Es muy triste vivir en el olvido... Dura tu encrucijada.
    Abrazos guapa.

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  19. Qué duro María José, qué angustia debe producir esa situación! Menos mal que encontró a alguien que le ayudó y que tenía el papelito en el bolsillo.
    Me ha encantado!

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  20. Un triste real relato María José. Me gustó leerte.

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  21. No sabes lo bien que entiendo tu relato, lo he estado viviendo durante años con mis "niños perdidos". Es una enfermedad traicionera, te roba la vida dejándote sin pasado y con un presente que no entiendes. Muy triste.

    Un beso.

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