jueves, 24 de julio de 2014

Este jueves un relato: La máquina del tiempo




El azar hizo que aquella tarde la visitara su prima Alice, a la que no veía desde hacía bastante años. Tras ponerse al día de lo acontecido en sus vidas decidieron hacer algo interesante con  idea de pasarlo bien y celebrar el reencuentro.
En el periódico encontraron el anuncio de una feria que habían ubicado a las afueras de la ciudad. Entre risas y cotilleos subieron al coche. Nada más llegar, Alice vio una atracción que llamó su atención: La máquina del tiempo.
Sofía, partida de la risa, se dejó convencer por su prima para entrar. Entre las sombras distinguió una extraña máquina de bellos colores, iluminada por una potente luz que caía del techo, que podía albergar a un pasajero. Se dirigió hacia dentro hasta que un hombre de edad indefinida, pero con muchas arrugas en su rostro, la detuvo:
—Donde quiere ir señorita, hacia atrás o hacia delante.
No lo había pensado. Miró a su alrededor, se fijó en un cartel muy bonito de otra feria en la había una gran noria en primer plano y difuminado en el fondo la carpa de un circo, también destacaba una fecha: 1954, precisamente la de su nacimiento
—Quiero ir a ese año, 1954 —dijo señalando el cártel.
—¿Estás segura?
—Sí —dijo divertida mirando a su prima.
Entró en la máquina, incrédula de que aquello funcionara. El hombre la tapó con una cúpula de cristal. Cerró los ojos y un ruido ensordecedor se apoderó de la estancia.
Apareció en la habitación de un motel. Una joven que le recordaba a las fotografías de su madre cuando era joven, retozaba en la cama con un hombre. Se ocultó tras la cortina para no ser descubierta. Sabía que había llegado al momento de su concepción. Su madre siempre le había dicho que había sido concebida en un motel, en una noche loca de amor. Y aquella parecía serlo. La pareja entre gemidos y suspiros llegó al clímax.
Su padre, hasta ese momento vuelto de espaldas, se giró para coger un cigarrillo del paquete que había en la mesita de noche y, entonces, pudo comprobar que su padre no era su padre, sino su tío, el padre de Alice.  El grito que escapó de su garganta  fue callado por  ensordecedor ruido; cuando abrió los ojos estaba en la carpa y el hombre le decía:
—“A los curiosos los disgustos suelen venirle a granel. La curiosidad empieza, nos domina y una vez
 satisfecha, ya no queda
 de ella siquiera el placer,
 pero quedan sus peligros
 que has de evitar por tu bien”

17 comentarios:

  1. Muy bien, María José. Parece no ser conveniente, en algunos casos, hurgar en asuntos del pasado, que pueden modificar el presente. La novela que tengo entre manos, va de algo así, pero al revés. Es decir, de un pasado conocido, hacer lo posible para que no contamine el presente.

    ResponderEliminar
  2. Espectacular y sorpresivo relato, con un final de bomba. El pasado es historia, de no saber nada acerca de nuestras vidas es mejor dejarlo sin saber, ya que podría alterar nuestro presente.
    Besos

    ResponderEliminar
  3. Mala elección para iniciarse en eso de recorrer el tiempo!
    =)

    ResponderEliminar
  4. No creo que a esta joven le apetezca volver a viajar en el tiempo, porque la curiosidad le dio la sorpresa de su vida. La cuestión es si ese conocimiento lo compartirá con Alice...

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Disiento con los comentarios anteriores. Es una verdad que debía saber, tenía derecho a eso, aunque no le guste. Pero es sobre su origen, tenía que saberlo. Tal vez eso explique su afinidad con Alice, siendo su hermana.
    Si hay peligros, tendrá más recursos para evitarlos.

    ResponderEliminar
  6. Vaya chasco, y es que a veces es mejor dejar que las cosas pasen sin preguntar el por qué.
    La curiosidad mató al gato.
    Muy divertido
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Indistintamente de cúal sea la visión el viaje merece la pena, parece divertido pasearte por tu pasado, que también es el de los demás.
    Me gustó la historia, final correcto para provocar cierta polémica... eso está bien.
    Besos

    ResponderEliminar
  8. El relato nos muestra que en este caso, saber la verdad la pone en la disyuntiva de contárselo a su prima o no? Y eso me deja pensando si sería bueno saber cosas del pasado o mejor ignorarlas por nuestro bien y el de los demás… Que difícil elección.
    Muy bueno, Maria Jose!!!!
    Cariños…

    ResponderEliminar
  9. Felicidades, María José:
    Me ha gustado mucho tu relato.
    Ésta es la primera vez que he leído uno de tus textos; y su lectura, más bien relectura, me ha atrapado.
    Estoy empezando a adentrarme en la lectura/escritura de relatos, por lo que creo que la lectura de tu blog va a cumplir una función mayéutica.
    Muchas gracias desde la distancia, María José.

    ResponderEliminar
  10. Investigar el pasado a veces nos rompe la vida. Atracción de feria que nos para de golpe el tiempo de las verdades.
    Un beso

    ResponderEliminar
  11. Uuuufff!!!
    vaya historia que me dejo sin palabras

    ResponderEliminar
  12. ¡muy bueno María José! hubiera sido mejor no dejarse llevar por la curiosidad, como en algunos casos sucede..... ¡saludos! ¡bien por tu coordinación y tema elegido!

    ResponderEliminar
  13. Pobre! con lo contenta que estaba y fijate que sustazo, ahora dos padres, pero bueno la curiosidad se paga de una u otra forma, esta la dejo de piedra.
    Besos.

    ResponderEliminar
  14. Me has llevado muy bien por ese viaje peligroso, que es casi tan peligrosomo como escuchar detrás una cortina... Podemos enterarnos de cosas que no nos guste saber...

    Un beso grande y a pasarlo bonito.

    ResponderEliminar
  15. Nos mata la curiosidad, somos así y no podemos remediarlo.

    Más vale creer lo que nos cuentan.

    Besos

    ResponderEliminar
  16. Precioso, María José !!
    Creo que mejor quedarse paladeando el presente !!
    Besos.

    ResponderEliminar

LAS PALABRAS DE MIS AMIGOS

FELIZ AÑO 2024

  7 meses sin escribir en el blog y vuelvo como en años anteriores con deseos de compartir que esta comunicación ocasional no se termine. Ha...