ÚLTIMA HORA
Mujer de mediana edad apareció muerta en su despacho ayer sábado.
Se trata de Carmen S. J., que trabaja como administrativo en la Oficina de Empleo. Fue descubierta por la limpiadora sobre las dos de la tarde. Al verla tumbada en el suelo sobre un charco de sangre, salió despavorida a la calle pidiendo ayuda. Varios transeúntes la auxiliaron y llamaron al 112 y a la policía. Se desconoce qué hacía en su puesto de trabajo ya que la Oficina permanece cerrada los sábados y domingos. La policía baraja la posibilidad, por los documentos que tenía abiertos sobre la mesa, que estuviera adelantando trabajo pues según fuentes confirmada se trataba de una trabajadora muy eficiente. Carmen presentaba una amplia herida de arma blanca en el cuello, que parece ser la causa de su muerte. Del informe de la policía, hemos de destacar que hasta el momento no se ha detenido a ningún sospechoso y que, de la única prueba obtenida, una huella de zapato del número 42, se adivina que pudiera tratarse de un hombre de alrededor de 1,70 y complexión mediana. Se ruega que cualquier persona que pueda tener alguna información relacionada con este suceso se ponga en contacto, de inmediato, con este teléfono 666333999.
Mario sonrió al leer la noticia en el periódico, había sido una buena idea usar los zapatos de su compañero de piso y cargarse con una mochila, en la que metió sus dos pesas de 10 kg, para hundir más sus huellas y, por supuesto, el cuchillo del jamón. ¿Quién iba a imaginar que él sería el asesino? La policía estaba muy despistada.
Esa mujer le había mostrado siempre una gran antipatía y desagrado cada vez que acudía en su ayuda. Él estaba desesperado porque no encontraba trabajo. El sábado, dando un paseo, le extrañó verla entrar en la oficina. Aprovechó para tocar al timbre e insistir en su petición. Ella le abrió, le lanzó una sonrisa hiriente y lo llevó a su despacho. Mario le rogó, se puso incluso de rodillas, que ya era complicado para él, y le dijo que haría cualquier cosa con tal de que le buscara un sitio donde trabajar, de lo que fuera. Ella lo miró con asco durante unos minutos y luego fue cruel, muy cruel al decirle: «Un enano de mierda como tú, nunca encontrará trabajo como no sea en un circo. Ve allí a preguntar. Y no vuelvas a venir a molestarme». Sin decirle nada, Mario salió cabizbajo del despacho, pero al cruzar el umbral de la puerta de salida se dijo: «Volveré, vaya si volveré..., y la mataré».
© Fotografía y texto María José Moreno. 2023
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Pues parece que es el culpable, pero no tenemos la certeza, no lo vamos a condenar aún.
ResponderEliminarYo creo que sí, que el culpable lo es, aunque puede que se libre. Gracias por visitarme. Abrazos
EliminarEl relato es impecable y deja moraleja. Aquí podemos apreciar de manera inequívoca como humillar y denigrar a una persona puede traer graves consecuencias: el odio y la sed de venganza se disparan. Y este enano es un genio en la estrategia, la policía tendrá muy difícil la resolución de este caso.
ResponderEliminarMil gracias, María José, por haberte sumado a mi convocatoria. Beso Grande.
Gracias a ti, por conducirnos tan bien y este tema tan interesante. Un abrazo
EliminarComo se suele decir, la vida te hace encontrarte con la horma de tu zapato... ¡Incluso cuando es uno varias tallas más grande para despistar a la policía!
ResponderEliminarBuen relato.
Un besazo juevero, María José
Gracias, Dafne. Ahora nos queda saber qué será del asesino jajaja. Abrazos
EliminarLas palabras son un arma muy peligrosa, tanto, que se nos pueden volver en contra! Muy buen relato y estupenda moraleja! Un abrazo!
ResponderEliminarEl maltrato verbal no se aprecia en su justa medida y puede hacer mucho daño. Abrazos
EliminarMuy buen relato. No se puede justificar nunca el crimen, pero hay que tener cuidado con esas palabras que hieren. Y con la desesperación de una persona que busca trabajo. Mucha gente en esas condiciones necesitan mucha ayuda psicológica.
ResponderEliminarBesotes!!!
La palabra hace mucho más daño de lo que pensamos y qué poco se valora. Gracias por venir. Un besazo
Eliminarhasta ahora todas las victimas son mujeres Pero es que son mas objetivo de violencia que la de hombres por eso el tema es recurrente. Creo que cuando alguien esta en situación extrema sus respuestas pueden serlo igualmente Un abrazo
ResponderEliminarEso parece o por lo menos s ehabla más de ello. Gracias por venir. Un abrazo
EliminarLas palabras hacen mucho daño. Parece ser que se trastornó. Muy buenos manejos para despistar, los zapatos y la mochila cargada.
ResponderEliminarBuen relato muy bien urdido.
Saludos.
Una manera de poder utilizar una de las pista, vamos, que culpable es jajaja Abrazos
EliminarParece que se sabe el culpable, pero no sé porqué me da, que no está la cosa tan clara
ResponderEliminarYo creo que sí que está claro porque ese numero de palabras no da para más, que si no huboera sido un gran giro ;-) Besotes
EliminarOyeeee... ese es mi número de móvil... con razón hace dos días que no paran de llamarme...🤪
ResponderEliminarEs coña
No hace falta ser enano ni que te insulten; con intentar que te den cita y, ya hay bastante motivo. Aunque los curramos no sean los responsables, hay alguno que le pasa como von los uniformes. Que se creen wue son más
Abrazoo
Qué numero más chulo de móvil tienes jajaja. Lo que dices es cierto, basta que te maltraten por ignorancia u omisión, que también lo hacen. Abrazos
EliminarPor mucha mala actitud de Carmen, un pensamiento no empuja un arma
ResponderEliminarAbrazo
De alguna manera había que responder a la convocatoria ;-) Abrazos
EliminarEl plan no es tan perfecto pero tampoco la policía parece demasiado eficiente.
ResponderEliminarAsí que puede que salga impune.
Carmen usó las palabras como armas. Y su vida terminó con un arma literal.
Muy bien contado. Un abrazo.
Gracias por tu comentario
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