El concepto de eterno retorno se plantea desde una concepción lineal del tiempo. Hay un principio del tiempo al que sigue un fin, desde el que se vuelve a generar un principio; con la desventaja respecto al concepto de tiempo cíclico en que los acontecimientos se vuelven a repetir sin ninguna variación, en el mismo orden, tal como sucedieron. Nietzche añade que además de los acontecimientos se repiten los pensamientos, ideas y sentimientos de una manera infinita e incansable.
Si atendemos a este concepto desde la historia, se refiere a un concepto circular, en el que los acontecimientos históricos se repiten una y otra vez aunque ante otras circunstancias pero básicamente son semejantes.
Donde adquiere una gran importancia es en la literatura y desde Madame Bovary hasta la Historia Interminable pasando por Cien años de soledad, emplean este concepto para establecer un mensaje del que el hombre, anclado en el tiempo, no puede sustraerse.
En la vida diaria ese eterno retorno nos lleva a participar de situaciones ya vividas, ya sentidas, ya pensadas. Fracasos ya vivenciados, ya sufridos, ya llorados. Respuestas ya expresas, que reiteradamente usamos, aunque no hayan sido adecuadas, tropezar una y otra vez con el mismo muro, con las mismas personas y situaciones.
Sí o sí, está presente en nuestras vidas aunque no nos paremos a reflexionar sobre ello.
Para mí, este momento de año es un reencuentro con el eterno retorno. La causa de ello es doble: mi cumpleaños y el florecimiento de mis camelias. Es entonces cuando siento la fuerza del paso del tiempo lo que me crea un gran desazón.
Sin embargo, al contemplar la belleza de la camelia, su colorido, sus formas, invariable año tras año, en el momento exacto, comprendo que al fin le sigue un principio que ya conozco y eso me tranquiliza, me ancla al presente y me aleja de ese futuro invariable para todo ser humano, la nada. Me conozco.
Son muchos años de estar conmigo misma y eso me tranquiliza.
Se que tras la tormenta perturbadora vendrá la calma acogedora donde volveré a ser yo misma. Que hay muchas personas a mi alrededor que intentan segarme los pies, hacerme caer de bruces, pero tengo el paso firme y los pies bien anclados en la tierra, lo que me asegura la supervivencia. Que tras situaciones amenazadoras que provocan que mi vida sea un caos vendrá la placidez de la reorganización, de la aceptación, del conformismo. Que tras la violencia de los otros vendrá el reencuentro en un plano más elevado, el de la cortesía y el respeto.
Que estoy viva y solo eso es un primer premio.
Que cuento con gente que me quiere a pesar de..., que me indica que es lo mejor y me sugiere que camino tomar..., que no estoy sola y eso ya es como si me hubiera tocado el gordo de la lotería y de la primitiva juntos.
Soy muy afortunada y por ello no me canso de dar las gracia, por aquello de que la vida continua en un eterno retorno.
Qué bonito!!!
ResponderEliminarMe ha gustado esta filosófica entrada.
La vida que nosotras tenemos ya es un premio, aunque a veces no lo sepamos valorar.
Me gusta mucho leerte, María José. Dentro de tanta sinsustancia que nos rodea, me recuerdas por qué me gusta tanto leer.
ResponderEliminarBesos
Nadie siega la hierba bajo los pies de un mediocre, por ese lado, da gracias al destino que merezcas tener enemigos. Me gustaría pensar, que cuando das las gracias a los que te queremos, un rinconcito de esas gracias sea para mí, porque a pesar de conocernos en un entorno virtual y habernos visto pocas veces, creo que las personas conectar o se repelen, como energía que somos, y siempre vi en ti una persona grande, honesta y que merecía la pena tener cerca más allá de la distancia. Cuidate y cuida tus camelias.
ResponderEliminarLa teoría del Eterno retorno, que Nietzche tuvo que abandonar por no poder sostenerla, me atrae y me repele por igual. Tengo escrita la primera parte, de dos, de una novela que llevará ese título, y no la termino precisamente por ese sentimiento contradictorio que me produce la idea del Eterno retorno. ¡No sabes cómo te entiendo, María José! Y, si alguien siega bajo tus pies, aprovecha que te deja el camino limpio para correr y llegar más lejos. Y déjale con su segadora y perdiendo su tiempo. Un beso.
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