Desde
que supe que iba a ir a la Feria del Libro de Madrid los días han pasado como
esas nubes que vemos en el cielo empujadas por el fuerte viento que navegan tan
veloces que que casi no te da tiempo a
seguirlas. Cuando me paraba a pensarlo un hormigueo recorría mi estómago. De
todos los eventos a los que he asistido con motivo de la promoción de mi novela
Bajo los Tilos era el único que me ponía “nerviosa”. Madrid es Madrid y la
Feria del Libro de Madrid, el evento más importante literario del país o al lo menos, eso pensaba.
El
día que se cumplía el 70 aniversario del desembarco de Normandía, el seis de
junio, llegaba a la estación de Madrid con un equipaje compuesto, casi a partes
iguales, de expectación, felicidad, sueños cumplidos con alguna dosis de temor
y muchas, muchas sonrisas.
Allí me esperaba un amigo escritor y artista. No me
fue difícil localizarlo, su chaqueta y su sombrero, tan peculiar en él hizo que
lo divisara antes de que él pudiera reconocerme. Habíamos quedado para charlar
un poco pues el día de la presentación de mi novela en Madrid, no tuvimos
oportunidad de hacerlo. Poco os puedo decir de él, además de un excelente
escritor es una persona que gana en las distancias cortas, hablamos de todo y
de nada, de lo divino y de lo humano, cuando acordamos el tiempo había volado y
me tenía que ir a mi siguiente cita. Me dejó un regalo muy especial, una runa
de la suerte que me dijo llevara siempre cerca y así lo hice y haré.
Mi
siguiente cita era con Lucía Luengo, mi editora de ediciones B. A pesar de llevar
más de un año en la editorial por unas cosas u por otras no habíamos podido
conocernos (lo que tiene ser de provincias), así que esta vez tocaba. Lucía
me esperaba leyendo un manuscrito cuando llegué. Es una mujer cercana y cálida, con la que había
mantenido numerosas conversaciones telefónicas desde aquel primer mail de marzo
de 2013 en el que me escribió diciendo que estaba interesada en mi novela.
Hablamos por supuesto de ventas, de promociones, de dificultades del mundo
editorial, del escritor, de sus anhelos no siempre cumplidos, de libros y más
libros, del futuro y, de continuar en la lucha con un producto que está en la
calle y que hay que vender..., en fin, una charla donde cada una expuso sus puntos
de vista, no siempre coincidentes, pero en cualquier caso productiva y
acercadora de posturas; en definitiva, lo lógico si trabajas, que de eso se
trata, codo con codo con otra persona.
Cogí
un taxi y me fui para el restaurante Taberna La Lucharna donde me esperaban ms
compañeros de la AEI: Mercedes Gallego, Manuel Navarro y Juana, su mujer,
Eduardo Perellón, Julio G. Castillo, para almorzar y, allí me encontré con la SORPRESA de que mi querida amiga y compi de editorial, Mayte Esteban, había
acudido para acompañarme en ese importante día (llevaba días dándome excusas por las que no podía venir). Sobre esta comida hay muchos
post en Facebook, subidos por los integrantes de la misma; unos. más dedicados a
las personas; otros, que incluso detallan el menú (por cierto que comimos muy bien), de manera que a ellos os
remito; para mí lo más importante fue tenerlos, la acogida que me hicieron y
que compartieran conmigo esos momentos previos.
La Feria de Madrid que yo recordada de haberla pateado, finales de los 80 y de los
90, no tiene nada que ver con la del 2014.
Recordaba
la bulla por la calle central, el andar despacio, tener filas de personas
delante de las casetas y no poder acercarte a ver los libros y eso que entonces
no había famosos, o muy pocos, que se dedicaran al viejo arte de escribir.
La
Feria estaba vacía (a cómo la recordaba), y era viernes tarde. Lo mismo había sentido en la de Málaga y mucho más en la de
Córdoba. En ese instante percibí "la crisis del mundo editorial" y que aquello podía ser en gran parte efecto del nacimiento del mercado digital unido a la crisis que aún asola nuestro país.
La Feria estaba “dejada”, como
ya se ha comentado daba pena ver los cartones colgados en las casetas con el
nombre del autor escrito con rotulador, a última hora, con prisas. Por supuesto
también las había muy cuidadas, por ejemplo la de Ediciones Éride (no sé si
será por la mano de Pepa Muñoz), por la que pasé camino de encontrar la caseta
222 de Ediciones B. Conforme avanzaba en esa larga calle, casi nos salimos del
Retiro, mi corazón galopaba un poquito más rápido pero la charla con Mayte y
Eduardo, iban disipando mis temores. Cuando llegué a la 222 estaban colocando
el cartel con mi foto y respiré, era un cartel en condiciones (que me llevé de
recuerdo), empezábamos bien. Allí me esperaba Nati, mujer encantadora, amable,
servicial, atenta a todo y que hizo que me encontrara como en mi casa.
Como
compañera de firma tenía a un peso pesado editorial, tanto de ediciones B como
de Planeta, la escritora Nieves Hidalgo. Yo firmaba un libro, y ella si no me
equivoco tenía para firmar 8 o 9, una pasada. Nieves es simpática, alegre,
serena... y, aunque no pudimos hablar mucho me alegré de conocerla y espero
cultivar su amistad virtual.
A
partir del momento en el que me sitúo dentro de la caseta solo os puedo decir
que fueron dos horas y media de locos (unas veces estaba dentro y otra fuera, salía para hacerme fotos con los amigos). Por consejo de una amiga, llevé unas piruletas que hicieron las delicias de pequeños y mayores, un buen reclamo que hizo que muchos se acercaran y, de paso, vieran el libro.
El primer libro que firmé en la Feria, el de Julio G.
Castillo (en la comida había firmado el de Eduardo que no podía quedarse hasta hasta siete), un maestro de las letras para mí y así se lo hice saber; el último, a
punto de echar el cierre, el de una pareja que buscaba un regalo de cumpleaños.
Mayte Esteban que seguía a mi lado le recomendó el mío y el resto de los que
estaban en la caseta a coro, también, además con el plus de que era con firma
de la autora, jajaja charlando con ellos (ella de Asturias, él de Bilbao, si no
me equivoco) les dije que mi amiga (Mayte) también era escritora y les indiqué
cual era su libro. Resultado, que también compraron el de Mayte, para otro
regalo ;-).
Poco
antes de cerrar un soplo de aire fresco entró en la caseta, apareció mi hija
que venía de sus clases del Master de Psiquiatría Legal y pude entrever en el
brillo de sus ojos lo orgullosa que estaba de ver allí a su madre. Otro momento
inolvidable.
Luego, el cierre, el fin de eso que tanto había deseado y temido;
satisfecha y en una nube. El camino de vuelta, melancólico. Los últimos
momentos con la familia de Mayte y mi hija en terraza tomando una cerveza y un sándwich.
De madrugada, en el hotel, aún andaba reviviendo en mi mente cada uno de los
momentos, de las caras, del colorido, de la risas, de las voces, de los abrazos
y yo, en la oscuridad sonreía, con esa sonrisa bobalicona, que ya conocéis y
que aún no he borrado.
FELICIDADES, en mayúscula. Me alegra esta felicidad tuya, el trabajo bien hecho tiene su recompensa y ahora la estás disfrutando.
ResponderEliminarUn ABRAZO, tambien en maúscula.
Hasta el próximo encuentro, que espero sea pronto
ResponderEliminarUna privilegio haber compartido contigo esta jornada tan gratificante, María José.
ResponderEliminarUna preciosa crónica de un día que no pude ver el final porque había quedado para asistir a otro evento, pero hasta donde estuve, suscribo lo dicho. Eres una persona que irradia armonía, felicidad y buenas vibraciones. Y si el desembarco de Normadía fue un éxito, el tuyo en Madrid no se queda atrás. Enhorabuena, amiga.
ResponderEliminar5 estrellas por este precioso comentario lleno de tanto sentimiento, como siempre logras sorprenderme Mercedes, besossss muacksssss
Eliminar¡Enhorabuena lo el éxito conseguido! Se nota la cara de orgullo de tu hija, es una foto preciosa, al igual que las demás. Y la crónica, genial...
ResponderEliminarBesos.
Preciosa y profunda crónica, en nombre de Portal de Arte, en el de María y en el mío te deseamos muchísimos éxitos en cada evento que prepares, un gran abrazo y que sepas que estamos deseando volver a verte. Te queremos!
ResponderEliminarFelicidades! He reconocido muchas caras aunque en persona conozco a pocos. A ver si uno de estos días. Da pena lo que comentas de la feria aunque yo en la de Madrid no he estado nunca...Que todo siga tan bien.
ResponderEliminarQué bien saberte feliz e ilusionada. Y lo mejor es que, de alguna manera, por como lo cuentas, te conviertes en ventilador e irradias toda esa ilusión. Un beso grande.
ResponderEliminarFelicidades por tu felicidad, y por tu éxito. Besos
ResponderEliminarCreo que fue Gema quien le hizo fotos a tu pequeña lectora. Nos fijamos en que anotaba todo en su libreta y la verdad es que nos llamó la atención. Pregúntale.
ResponderEliminarFue un día mágico y me encantó vivir una parte de él contigo. Tuve la idea de sorprenderte cuando llegaras pero al enterarme de que habías quedado hubo que improvisar, lo que me dio la oportunidad de charlar largo y tendido con Mercedes.
Guarda esto como un tesoro. En el cofre reservado a las primeras veces.
Besos
Buenas tardes Mayte, si si tiene la foto Gema Martín os lo confirmo
EliminarFue un placer estar juntos un rato. La hora Nestea. Eres una de las personas con más fuerza que he conocido. Una auténtica terrícola del planeta Literatura. Y, como buena escritora, una persona extraña: esto me gusta especialmente.
ResponderEliminarVolveremos...
Rafael
Tu alegría es la mía. Te felicito. Te mereces este maravilloso logro y esas fotos hablan de una felicidad compartida con el cariño que te has sabido ganar en buena ley. Qué orgullo para madre e hija...
ResponderEliminarbesos
Fue un honor compartir ese rato contigo, María José. Muchos éxitos y besazos.
ResponderEliminarFue un placer poder saludarte y compartir mesa y charla. Lástima que no pudiera acercarme a la feria, conoces el motivo, pero me hubiera gustado aun teniendo ya tu libro dedicado. Muchas felicidades por el éxito de tu paso por Madrid. Como siempre, aprovechaste bien el tiempo. Besos.
ResponderEliminarAunque no pude estar allí me acordé de ti todo el día. Muchísimas felicidades por el evento, se te ve muy feliz, y eso es lo que importa. Una crónica llena de ilusión, entusiasmo y cariño que resume tu paso por Madrid. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Enhorabuena Mª José! Gracias por compartir esta hoja de diario con los que no pudimos acompañarte en este gran día para ti. Es una crónica preciosa que nos acerca a la perfección a uno de los días más importantes que has vivido como escritora. Imagino que habrá otras ocasiones en que pueda llegar a compartir, más que sea un breve espacio de tiempo para decirte en persona que mereces estar ahí, disfrutando de este éxito porque"BAJO LOS TILOS" es una lectura deliciosa y que además encandila al lector desde el principio.
ResponderEliminarFelicidades Marijose!, si me acorté de ti y de los otros amigos. Por cierto, tu libro, lo tengo sin firmar. D e todos, solo me falta ese y el de Blanca. Espero que otro año puedas venir, por aqui cerca. Un beso.
ResponderEliminarFelicidades, supongo que una experiencia inolvidable.
ResponderEliminarUn beso
Felicidadeeeees preciosaaaaa !! Me alegro un montón de tu éxito de sobra merecido !! Me encanta tu crónica, que desborda ilusión y felicidad. Yo no he podido asistir, pero me he acordado muchísimo de ti. Eres un ejemplo a seguir y te admiro profundamente.
ResponderEliminarÁnimo para seguir con tu lucha infatigable y que sigan los éxitos !!
Las fotos son preciosas y tu hija guapísima, como su madre.
Besazos y un abrazo muy fuerte.
Me alegro de que todo saliese tan bien, y de haberte vuelto a ver, aunque solo fue un ratito.
ResponderEliminarUn beso!
Muchísimas felicidades! Me alegro un montón de que aprovechases el tiempo para estar con los amigos, con la editora y con los lectores; más no se puede pedir. Tú y la novela os merecíais estar en la Feria y esperemos que sea el primero de muchos años consecutivos en El Retiro. A ver si de una puñetera vez podemos coincidir.
ResponderEliminarUn besote.