Las espesas nubes grises se aligeran con la fuerte tormenta. La lluvia
se estampa contra los cristales de la cabina de teléfonos roja, emblemática,
situada en el cruce entre dos calles.
Teresa se dirige a ella con la mirada perdida; el remordimiento por lo que ha
hecho la tortura hasta rasgar de nuevo lo más profundo de sus entrañas, esas
entrañas que ahora están huecas, vacías. Las lágrimas recorren su rostro hasta caer al suelo donde se mezclan con las gotas de agua. Empapada por fuera y
desconsolada por dentro, busca refugio en la cabina. Al amparo de aquellas
cuatro paredes de cristal se deshace en llanto. Coge el auricular, introduce unas
monedas con dificultad y marca el teléfono de Marcos con el prefijo de España
por delante. El corazón le salta en el pecho y la respiración entrecortada hasta que escucha al otro lado de la línea.
-¿Sí?
-Ya
está hecho, Marcos -dice
Teresa volviendo a ahogarse en sollozos.
-Teresa,
ya decidimos que era lo mejor.
-Lo
sé, pero me siento tan mal. Tengo tanta pena.
-Míralo
por el lado positivo. Eso… hubiera entorpecido mi carrera y la tuya.
-Eso…
era tu hijo y el mío…
-¿Cuando
regresas? Iré a recogerte a la estación. Seguiremos con nuestras vidas como si
no hubiera pasado nada.
-Pero
ha pasado -musita
la joven.
Antes de colgar oye decir a Marcos que lo olvide. Se
apoya en el cristal. Que lo olvide, piensa, mientras se le representan las
imágenes del impoluto quirófano, ella tendida en la camilla con los ojos
cerrados, las manos del médico trasteando en lo más íntimo de su ser, y su
acompañante diciendo que había terminado todo... todo... todo.
Sale a la calle, lucha contra la marea de gente, vaga por avenidas y parques sin querer
pensar, ni sentir, hasta que cerca del canal le parece oír una vocecita de niño. ¡Su hijo la llama! Se
asoma, su reflejo en el agua, a su lado ese indefenso ser que la atrae, la reclama, le suplica. Teresa obediente se tira al agua, el lodo del
fondo la retiene, por un instante ve a su hijo, es feliz, no hay culpa, ni
remordimiento. Toda una no vida para estar juntos.
¡Qué triste! Escalofriante y emotivo que refleja una realidad imposible de obviar. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ufff!!! Querida amiga, qué relato más duro.
ResponderEliminarPero muy bien escrito.
Un beso
Qué fuerte, madrijuevera! pero me ha encantado... triste, duro, impactante...genial!
ResponderEliminarMuchos besos.
Hace veinte años muchas jóvenes iban a Londres a abortar y se convirtió en la solución a la ausencia de libertades. La libertad de ejercer el derecho de solucionar el "problema" en una mesa camilla. Siempre he sido partidario de flexibilizar la opción de abortar, aunque con los años y desde que tengo hijos, mi opinión al respecto a llegado a un cruce de caminos. ¿Me estaré haciendo mayor?
ResponderEliminarExcelente relato.
Besos
Ya no hace falta ir a Londres, ahora él tendría que acompañarla y dar la cara juntos. Después del trago hablar de eso por teléfono... consta que no se habló debidamente ni a fondo antes, ese final lo demuestra.
ResponderEliminarUna elección que ha de meditarse, pero que debe ser posible para quien lo quiera. Besito, que me has impactado, dulce convocante.
Ayyyy qué relato fuerte!!! Tremendo!!!
ResponderEliminarUna historia que me fue llevando sin parar hasta el final, ese final impecable que emociona, entristece, deja la piel erizada.
Son decisiones que a veces se toman sin pensar demasiado, sin pensar en el vacío que se siente después. No juzgo, ni opino. Es un tema demasiado controvertido para poder ponerme en un lugar en el que nunca me toco estar.
Un beso enorme!!!
Me marcho con mal cuerpo: es muy triste, muy duro. Durísimo.
ResponderEliminarUn beso
Algo de esa importancia y sola...Asi fue y asi parece que sigue siento en muchas ocasiones. Un relato duro por lo real.
ResponderEliminarMuy bien armado Mª José.
Un abrazo
Quizás no haya nada más angustioso que la voz de la culpa carcomiéndonos desde adentro.
ResponderEliminarMuy buen relato, María josé. Crudo y realista. Muy emotivo.
un abrazo
Hola María José
ResponderEliminarEste relato me ha confrontado con algo que yo viví hace ya muchos años, pero no por mi voluntad. Yo perdí un bebé que esperaba, fruto de una terrible golpiza a causa de una aun mas terrible relación tormentosa. No se si el Destino me deparaba esta tragedia, pero siento que aun me debe esa oportunidad. Mis heridas aun no sanan, y se que habría luchado, de haber podido, por esa criatura que escasas cinco semanas tuve en mi vientre.
Lo siento, no puedo evitar llorar...
Arrolladoramente dramático, real, de absoluta actualidad por estas latitudes, donde está en discusión la despenalización del aborto.
ResponderEliminarUn decisión que debe tomarse con su consciencia, pero que marca a la mujer para siempre.
Tu relato remueve, lastima, conmueve y atrapa en la encrucijada que cada uno resuelve como puede.
Muchos besos, amiga.
Dramática historia la que nos dejas. Creo que si la chica no lo tenía claro, debería haber seguido ella sola para adelante con el embarazo. Pero claro, supongo que el miedo que tenía, pudo con todo.
ResponderEliminarBss.
Un relato que impresiona y que por desgracia tiene un triste final. Aquella mujer no pudo soportar el cargo de conciencia que le ocasionó abortar. Por desgracia, muchas mujeres han pasado o pasan por esa situación, un tema controvertido, como dice Sindel, el que hoy nos presentas a través de un buen relato para una buena convocatoria. Un beso.
ResponderEliminar¡Glubs! Impresionante. Había pasado algo y muy serio.
ResponderEliminarMe ha llegado hondo.
Besos, amiga.
Triste y conmovedor relato. Real por cierto.
ResponderEliminarDecisiones muy difíciles, quitar y quitarse la vida.
Un abrazo.
Acabo de recordar a una compañera de trabajo cuando yo era muy joven, que se echó a llorar porque otra mujer nos comunicó que estaba embarazada. Fue más tarde que me contó que tuvo que ir a Londres a abortar y su ¿novio? le pago todo. Ella quiso tener el bebé, pero su padre la echó de casa y no le quedó opción que viajar.
ResponderEliminarUna historia terrible.
Un abrazo.
Hola, María José.
ResponderEliminarTerrible relato, muy bien estructurado, pero no menos real. Hace poco escuché una noticia que me impactó: cada veinte minutos, tiene lugar un aborto en nuestro pais, y mayormente son menores de edad las que lo hacen. No entro en juzgar algo tan particular, pero no puedo más que sentir pena por esas mujeres a las que sus circunstancias personales les llevan a esa decisión. Y cuántos Marcos las dejan en la encrucijada solas, desamparadas.
¡Que triste!
Un abrazo.
Lupe
P.D. No me has incluido en tu lista de participantes. Mecachis...
El realto es contundente, claro y directo a las entrañas, por qué se me antoja, que si la respuesta al otro lado del teléfono hubiera sido otra, el desenlace también habría cambiado.
ResponderEliminar¿Tan burros somos los hombres?
Duro, muy duro relato. Hay decisiones que nos pueden costar la vida como en este caso, nuenca se sabe lo que hay en el subsconsciente de cada persona.
ResponderEliminarMuy buen relato
Un beso
¿de las morenas, le puedes dejar mi comentario a cecy, por fa? es que no puedo...
ResponderEliminarcecy, me atrevo a empezar mi comentario como hablo yo: qué cabrona que eres...y una vez que me he expresado como hablo, decirte que es una idea genial esa tuya para este jueves: brevedad, pero a la vez ingenio y a todo ello le sumo aquello de que dejas la posibilidad de dejar un mensaje...es decir, de leer, de completar el texto como se quiera...
medio beso.
Tu cierre; sublime. Juntos en una no vida, o quizás quién puede negarlo, en otra forma de vida, que aún ignoramos, u olvidamos...
ResponderEliminarTu cierre; sublime. Juntos en una no vida, o quizás quién puede negarlo, en otra forma de vida, que aún ignoramos, u olvidamos...
ResponderEliminarUn relato duro. Lo más esperanzador es la fecha en la que ocurrió. Besos
ResponderEliminarVaya relato más duro y más triste, lleno de remordimientos en esa no vida. Momentos que piden a gritos compresión.
ResponderEliminarUn abrazo
Abortar, sin quererlo y sola, mientras él por teléfono le dice que ha sido lo mejor para los dos... lo mejor para él sin duda y un triste final para ella... muy triste
ResponderEliminarUn abrazo
Lola
No es tan difícil que estas cosas sucedan, he visto a hombres sufriendo más que sus mujeres por la pérdida de sus posibles hijos. Depende siempre de quien toma la decisión. Beso y café.
ResponderEliminarwoommm !!!
ResponderEliminarme has dejado impresionada
Pese a lo triste de la historia y del final, es un relato muy bueno, de los que dejan huella. Besitos.
ResponderEliminarRelato excelente muy potente y con trágico desenlace, bien calculado y brillante. Saludos y gracias por conducir este Jueves.
ResponderEliminarEsta semana empiezo por la anfitriona...que ha puesto el listón muy alto.
ResponderEliminarDefinirlo en dos líneas es complicado, tal vez el peso de culpabilidad y la añoranza de ése hijo. Tu relato es excelente, y el cierre sorpresivo.
Un beso.
joderse, de las morenas...estaba convencido de que este relato tuyo iba a tratar de tu viaje a londres. y lo estaba por que cada vez que venía a este blog para acceder al siguiente compañero que iba a leer, aparecía el título de tu jueves. pero no, la señora ha decidido darme la sorpresa, esa sorpresa de la angustía, también esa sorpresa del buen escribir...
ResponderEliminaraún así, joderse y joderse, que es duro, demonios.
medio beso.
un sorprendente relato que nos deja con la boca abierta también sobre el final... cuantas cosas pasan en la vida... un beso!
ResponderEliminarNo me decido a plasmar mi impresión ya que, con tan poquito texto, me has removido demasiados resortes. Sin duda, muy bien escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así como una llamada puede salvarnos la vida...también puede ayudar a las ganas de quitarla.
ResponderEliminarTodo es tan relativo...pero nada mejor que MIRARSE A LOS OJOS...al hablarse.
Un abrazo grande y un placer conocerte a ti y tu Blog.
mar
A pesar que hoy días se plante en Argentina la despenalización del aborto aduciendo que el cuerpo de la mujer es de ella y tiene derecho a decidir si quiere o no ser madre, creo que debe ser el acto más traumático por el que puede pasar. Muy buen relato. Saludos Elsa.
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