Después de una ajetreada noche, subiendo y bajando escaleras, los Reyes Magos regresaban a Oriente. Sus alforjas vacías demostraban que habían dejado todos los regalos a niños y mayores tal como se esperaba de ellos. Este año ha sido duro, pensaba Melchor, cabizbajo, mientras se zarandeaba por el vaivén de su camello de piernas largas, ¡con la crisis, en qué nos hemos visto de satisfacer los deseos! al final vamos a tener que recurrir a las tiendas de "chinos". Gaspar resoplaba, tenía agujetas en las brazos de tirar caramelos en la cabalgata, aunque no tantas como otros años, también los recortes llegaron a las chucherias. Baltasar serio, muy serio, daba vueltas a su mente hasta el punto de que el turbante dorado del que sobresalía una atornasolada pluma de pavo real se le puso de medio lado; algo bueno tiene que haber, algo por lo que merezca la pena este esfuerzo, por lo que continuar viviendo para un próximo día de Reyes, musitaba. Los ojos se le llenaron de luces, las mismas que había visto en los paseos de todas las ciudades y pueblos por las que habían pasado. Luces que se confundían con las de los ojos brillantes de los niños... Los niños, con sus caritas sonrosadas y bocas medioabiertas por la admiración mezclada con el miedo... los niños, esa es la razón por la que existimos y existiremos, por encima de todo la ilusión debe mantenerse, que formar parte de sus vidas, abrirse camino en tiempos de desolación. Baltasar sonrió, levantó la cara y fijo su vista al frente; allí se situaba la estrella que les guiaría en su regreso a casa, el país de la ilusión; y reflejadas en ella observó las caritas infantiles de Nacho y Victoria
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FELIZ AÑO 2024
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Por las sonrisas vale la pena estar pasando frio, ruido, los caramelos que tiran con el peligro de recibir uno que te deje sin un ojo... ja ja ahhh y empujandote para conseguir los caramelos...nada os dejo...que solo estoy acompañando a una niña que disfruta de tanto colorido...
ResponderEliminarFeliz comienzo de año para ti
Un beso
Ah, los pequeños protagonistas de estas fechas. Nos conmueven y nos contagian. Todo es nuevo y brillante, hasta un desfile con personajes que no conocen y que lanza caramelos sin parar!
ResponderEliminarUn abrazo y muchos ojos brillantes.
Ay, qué relato más tierno. Cierto, los niños, los niños... Toda la ilusión para ellos, aunque tengamos que cargar con los caramelos.
ResponderEliminarbesos de reyes.
meditabundo, reflexivo comento...
ResponderEliminarsupongo de conforme vamos creciendo en edad..y que no me digan que las ilusiones se mantienen como cuando éramos niños, que no, que puede que estemos ilusionados, pero aquella intensidad, no y no...luego, creo yo, de las morenas, que lo que hacemos al ver la ilusión en los niños es una especie de rapto de parte de esa ilusión y apropiárnosla...considero que al humano de cierta edad lo que le caracteriza, amén de muchas otras cosas, es eso, la de robar alguna ilusión a los niños..
medio beso...esta reflexión mía debe de ser producto del paseo...
Sólo por ver sus caritas les valió el esfuerzo!
ResponderEliminarGracias, Magos, por seguir insistiendo con la siembra de ilusiones!
Un abrazo!
Nosotros siempre intentabamos captar esa primara mirada de sorpresa, era fantastica.
ResponderEliminarUn besoooooo
Si la amplia sonrisa de un niño tan sólo ya merece la existencia de los Reyes, la de millones de niños la hace totalmente imprescindible.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Solo por ver esos ojos, esa mezcla de sorpresa y miedo todo esto merece la pena.
ResponderEliminarUn beso.
Hermoso!!✿◕ ‿ ◕✿
ResponderEliminarMe encantó, y es que yo sigo asistiendo año tras año a ver la cabalgata, me encanta ver a los niños, y creo que si me viera yo en ese momento, no serían mis ojos, sino los de mi niña interior los que lo miran todo con la misma ilusión de antaño. Besitos y a esperar a los del amo que viene.
ResponderEliminarLlenaron nuestros zapatos de ilusiones y cada año recuerdo algunas pinceladas aquellos momentos, un Rey en su trono sentándome en sus rodillas, una carta manchada de chocolate que hubo que repetir, turrón y vino dulce en la mesita para los reyes, un muñeco muy deseado, una cocinita o aquel otro que nunca llegó "se olvidaron" esos recuerdos más o menos intensos que todos tenemos, recuerdos que hemos procurado en las memorias de nuestros hijos, ilusiones y colores, caritas llenas de luz como las de Victoria y Nacho,¡¡que vuelvan al año que viene!!y tu amiga...cada dia.Un beso¡¡feliz año tambien a Baldo y a su madre!!
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