Ídolos-idealización-ideal del Yo-Yo ideal
Los ídolos son
un modelo para identificarse, impone pautas de comportamientos, modos de
hablar, de decir, maneras de vestir, provocando una actitud casi religiosa
frente a él que llega a convertir ese especial vínculo en un ritual. Las
oportunidades de conexión son como ceremonias compartidas por los adeptos que
refuerzan el sentimiento común de pertenencia. La formación de un ídolo es de
naturaleza muy primitiva, las personas se reflejan en él porque expresan sus
propias necesidades...
Mientras escucha a la profesora hablar sobre los ídolos
y su influencia en la historia mundial, David, recrea en su mente todos los
ídolos que ha tenido hasta ese momento en su vida: su abuelo, el gran hombre
que de la nada hizo un patrimonio del que aún disfruta la familia; su padre, callado,
estudioso, recluído en el laboratorio intentando descubrir vacunas
con las que tratar enfermedades; su querido amigo el Rubi, el mejor jugador de baloncesto que ha conocido y que
ahora, lejos de la ciudad, debuta en un equipo de primera división… ¡Cuánto
desea ser como ellos!, sin embargo, él es vulgar, corriente, del montón,
como tantas veces le repiten cuando le comparan con su hermana Cecilia, todo
un genio de las matemáticas; su hermano, Andrés, un filósofo en ciernes, y como
no, su hermano mayor, Rodrigo, un médico singular.
...Después
de la Primera Guerra Mundial, la dictadura se extendía alarmantemente en los
años 30, con la llegada de la depresión... Se clamaba por un dirigente, alguien
que actuase, que adoptase decisiones, que asumiese responsabilidades, que
obtuviese resultados, que inspirase confianza y restaurase el orgullo nacional.
La gran depresión abrió el camino a aventureros políticos sin escrúpulos y
ambiciosos, a dictadores como Adolf Hitler en Alemania…
El orgullo, el orgullo…, la palabra
retumba en su mente sin poder detener su cantinela; su familia no está orgullosa de él, siempre lo manifiesta en cuanto tienen la mínima ocasión.
Él, el hermano pequeño, el caprichoso, permanentemente aburrido,
hiperactivo, alborotador, intrascendente, inveterado jugador de pocker desde su
adolescencia, que dilapida en ese vicio todo el dinero que cae en sus manos; y que por
no soportar más las continuas quejas de su madre se matricula en la Facultad de Historia
porque le han dicho que allí es fácil aprobar. ¿Qué tontería?, ¿para qué le va a servir? Él no será nada, nunca llegará a
nada. Jamás podrá ser como su abuelo, su padre, su amigo el Rubi, sus hermanos… ni siquiera como Hitler, aunque fuera un
asesino, por lo menos se hablas de él, pensó. Un cero a la izquierda, un punto final, una baldía calle sin salida..., eso es él.
Una incómoda sensación inunda su pecho. Se siente caer
de golpe en un pozo de desesperación, de amargura por la vida que no es vida,
de ideales maltrechos, de futuro incierto, negro como la noche sin luna… le
falta el aire, mira hacia la ventana que tiene a su izquierda; el cielo azul,
el vacío, la nada… Se levanta, y sin saber cómo se encuentra de pie en el
pretil, sólo un impulso y el suelo, a cuatro pisos de distancia, su
acogedor lecho; no más críticas, ni lamentos… el mundo está mejor sin él. Una
fuerza le sujeta las piernas, alguien le retiene. Un agradable calor recorre su
cuerpo. Se vuelve, contempla unos ojos verdes, suplicantes; unos labios, que
musitan: no lo hagas; una cara de terror, que le paraliza. Despacio, se gira y
desciende de la ventana, la profesora, desde la tarima, le observa presa de confusión; sus compañeros, con ojos
desorbitados, y su salvadora le abraza con ternura, sin reproches, como nunca
nadie le ha abrazado, y en su hombro llora por su cobardía, por querer ser lo
que los demás quieren de él…, por no saber ser él.
Más sobre ídolos en el balcón de Casss
Más sobre ídolos en el balcón de Casss
Terrible comparar entre unos hijos y otros, terrible no sentirse nada, no sentirse importante para nadie, no cubrir las espectativas, pero más terrible no poder ser quien en realidad eres.
ResponderEliminarMagnífico relato Mª José.
Un abrazo.
Somos todos únicos e irrepetibles, y en esa soledad estamos, queriendo muchas veces justificar nuestra existencia mediocre o no ante la mirada propia o ajena pero tan nuestra como el camino que sólo nosotros podremos transitar...
ResponderEliminarMuy bueno, querida.
Abandonar el comparativo es la clase, supo decirme un psi.
Muchas veces, ofreciendo lo mismo, uno sabe reconocerlo y el otro no. Uno se conforma con poco y el otro con nada. Es como tú te ves en el rostro de los demás pero ¿Qué ocurre si el espejo se rompe y no te ves reflejado?
ResponderEliminarUn abrazo.
Son los debeiles de esta cadena alimenticia.Los fragiles que no se adaptan a los parametros impuestos.Que llegan asi sin mas ni mas a este mundo y no terminan de comprenderlo.Solo la tabla salvadora de la comprension de otros y el entendimiento de su razon de ser pueden a la larga fortalecerlos.
ResponderEliminarpetalos ambarinos
noo....muy buen relato...emmm... como que me deja sin palabras.... de principio a fin... me encantó... excelente reflexión deja. gracias por compartir tan lindo relato este jueves... sin dudas otro de mis preferidos... besos compa!
ResponderEliminarEntre todos lo empujaron al vacío.
ResponderEliminarEl NO ídolo, el frustrado, el que se cobija en la nada y el absurdo, ha sido premeditadamente señalado por el entorno, por las comparaciones. Monstruosa sociedad apta únicamente para ganadores, ¿de qué? lo sabemos, de unos valores siempre variables según el momento pero a la larga, aquellos que los convierten en ídolos aunque sea de ir por casa, falaz montaje.
La mayoría perdedora, sin trabajo, sin futuro, rabiosa o anulada, ¿qué salida tiene? El vértigo y acabar, eso es el extremo.
Por suerte, es cierto, no todos están ausentes, ni pasan, dan la mano, tienden esperanzas.
Magnífico relato sobre la idea del ídolo, tan vivido que me ha parecido genial.
Besitos.
Las comparaciones son terribles, mas aun si se trata de un niño. Destruirle la autoestima es condenarlo a un impulso como el de tu relato o a un futuro de frustración.
ResponderEliminarOjalá estos casos terminaran siempre como en tu historia.
un beso
Sin querer, siempre comparamos, no se ha de hacer; pero lo hacemos. Todos no pueden ser igual, y seguro que tu protagonista tenía otras virtudes que ninguno supo ver, sólo su salvadora de ojos verdes que estaba allí para salvarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Je, diría que comenzaste divagando sobre el concepto ídolo. Yo lo hice.
ResponderEliminarLuego tu historia tiene una vertiente estremecedora por lo real, por lo cercana. Cuantas autoestimas destruidas por modelos que no se adecúan a sus condiciones.
Luego son los mejores.
Gracias por el final feliz.
Besos.
Hola María José.
ResponderEliminarAsí se resume la triste realidad de tu personaje: que no sabía ser él.
Ha sido muy entretenido leerte.
Un abrazo.
Maat
Es muy importante todo lo que nos hacen sentir de niños, lo bueno y lo malo. Las comparaciones son horribles sobre todo cuando son nuestros padres quienes las hacen. Algunas personas lo toman y se fortifican, otras como tu protagonista pisa su autoestima y se siente como si fuera nada. Es un tema muy actual y triste, que pasa mucho más de lo que pensamos. Muy buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminar"Yo seré, lo que tu quieras que sea"
ResponderEliminarDestruirse para ser aceptado....
Una maravilla de relato-reflexión.
Un beso
Afortunadamente, en ese instante en que no vió nada más que una salida para acabar con su "inutilidad", con su desplazada vida allí donde viven los que nada valen, alguien lo quizo, alguien le hizo sentirse dentro, en el lado donde habitan la mayoría de los mortales, alguien vió en el a un ser humano necesitado de calor. Tal vez en ese momento haya comenzado a valorarse, a reconocerse, a no considerarse desecho.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Un abrazo.
yo voy a empezar por lo duro....no me gusta el final..
ResponderEliminarahora por las alabanzas...
me ha encantado el relato formalmente...¿por qué?
puyes por que con dos pinceladas,neceaarias, esas que hablande la 1º guerra mundial...has logrado situar la historia...has dado un giro ..os has conducido por el camino de la necesidad, de la necesidad de ídolos...
por otra parte, e diría de las morenas, ques ahodado más que perfectamente en el alma de ese desgraciado...un tipo que no es, que no por que se lo han dado hecho y desde ahí los valores , algunas veces, se diluyen, también las cosas carecen de valor...y si un tipo se da cuenta de ello...qué puede ocurrir' pues eso, el sucidio...
has aplicado tu sapienza de psquiatra bonita adornada con tu arte a la hora de plasmar historias con palabras escritas..
medio beso.
Las comparaciones son odiosas y a veces se extralimitan, uno nunca sabe frente a que nos va aponer la vida, deberiamos concentrarnos más en fortalecer todas la habilidades/fortalezas aun las que parecen no serlo a simple vista.
ResponderEliminarMe emocionó mucho tu relato, muy bien llevado, los sentimientos: a flor de piel.
Te mando un gran abrazo Ma. Jose
Los idolos son para admirarlos nunca para imitarlos o querer llegar a ser como ellos, ¿verdad?.
ResponderEliminarEl efecto en las mentes de los humanos a veces es inesperado.
Un beso
Creo que mientras se destaquen actitudes y no se endiosen las personas, los "idolos" son positivos e inspiradores. Lo malo es cuando se pierde de vista la "humanidad" de esas personas y se los convierte en cuasi dioses.
ResponderEliminarUn abrazo juevero, algo retrasado!
Por un momento he visto al David de bruces contra el asfalto.
ResponderEliminarLe has salvado... eres su ídola.
Algún día nos contarás las excelencias del David que esta por llegar. El que nace a partir de ese tierno abrazo. El que indistintamente de como sean los demás, él hace su propio camino. El que sea, pero el suyo.
Abrazos
"..ni siquiera como Hitler".
ResponderEliminarSi cuando nos atacan esas ganas irrefrenables de desaparecer porque nos sentimos menos que nada, pudieramos saber dónde está la verdad...
Excelente forma de argumentar, sin hacer un discurso, solo un relato.
besos.
Gracias por tus palabras, te he puesto en un lugar especial en mi blog, para no olvidarme cada vez que estè a punto de claudicar o bajar los brazos.
ResponderEliminarsimplemente tus palabras llegaron en el momento màs oportuno de mi vida, donde debo tomar determinaciones muy serìas.
Un abrazo.
Cuantas personas que no "valían" han conseguido sus propósitos, el problema es que otras muchas se quedan en el camino por no encontrar esa mano amiga.
ResponderEliminarBuena propuesta.
Besos