El encuentro
Cuando el avión comenzaba a rodar por la pista de despegue, Richard apretó los puños. En la ventanilla se estampaban las gotas de lluvia dejando una estela que descendía por el fuselaje hasta perderse en la inmensidad del espacio a la vez que la aeronave adquiría más velocidad. Cerró los ojos y musitó una oración; un ritual que cumplía cada vez que viajaba. Después, aflojó el nudo de su corbata y reclinó el asiento. Deseó que en Berlín hiciera mejor tiempo. Berlín, la espléndida ciudad de su infancia, la derrotada, de su primer amor y ahora, la cosmopolita en la que cada mes se reencontraba con su amante.
Nunca imaginó vivir en otro lugar, a pesar de que su pasado le esperaba acantonado en los resquicios de su mente listo para atormentarle a la menor ocasión. Sin embargo, cundo lo destinaron a Inglaterra, se sintió desolado. No tenía familia, pero si un pequeño círculo de buenos amigos de los que se había despedido con la esperanza de regresar pronto; no fue así. Llevaba treinta años en Londres y ya lo consideraba su segunda casa. Londres, un buen lugar para vivir, un magnífico lugar para enamorarse, a pesar de su avanzada edad.
Marie, era bella, jóven y muy francesa; se conocieron en una fiesta en la embajada israelí. Ni la gran diferencia de edad, ni el marido celoso, fueron obstáculo para su amor. Alquilaron un pequeño apartamento en la capital alemana, donde se reunían una vez al mes; su “nid d’amour” le llamaba ella.
En Berlín también llovía. El taxi que le trasladaba dio un rodeo; el centro de la ciudad estaba colapsado. Se celebraba una fiesta en la calle y cientos de transeúntes iban de un lado para otro; habían cortado el tráfico para los vehículos. Richard se encontraba perplejo, odiaba los cambios; su seguridad se anclaba en la rutina, en la cotidianidad. Lo máximo que se permitía, sin que su salud mental peligrara, eran esos encuentros mensuales con su amada. Compró un ramo de peonías y bombones de licor, sus preferidos. Se la imaginó en la cama, con la habitación en penumbra y una tenue luz con la que solía leer un libro mientras le esperaba. La impaciencia le llevó a subir los escalones de dos en dos y cuando llegósin resuello a la tercera planta, se recompuso y abrió con la llave que celosamente guardaba de miradas indiscretas. La llamó por su nombre, una vez, dos, tres…sin obtener respuesta. Ningún rastro de Marie. Fue al dormitorio. Vacío. Tiró las flores y el chocolate sobre la cama y abrió la ventana de par en par. Le faltaba el aire. Miraba, sin ver, hasta donde alcanzaba su cansada vista. Le pareció distinguirla a lo lejos, aquella forma de caminar... No era ella. Mujeres, hombres y niños deambulaban de un lado para el otro; Escuchaba sus risas y cantos mientras aireaban pequeñas banderitas al son de los cánticos. Se vio con diez años, en la Puerta de Brandeburgo, que ahora divisaba desde la ventana, cogido de la mano de su madre. También llevaba un banderín con el que saldaba a los soldados que desfilaban, entre los que estaba su padre. Sacudió la cabeza para alejar aquellos oscuros y turbios pensamientos.
Algún día tenía que suceder. Él era sólo un viejo obsesivo y maniático. Habría encontrado a otro hombre. Un joven y que le diera lo que él ya apenas podía darle si no era con la pastillita azul, se dijo. Se sentó en la cama, escondió la cabeza entre sus piernas y lloró. Jamás lo había hecho.
El sol se ocultó con parsimonia hasta convertir la habitación en una lúgubre cueva. Richard se tumbó sobre la colcha y cerró los ojos. La vio en su sueño vestida con un elegante traje negro. Olía a vainilla, y le daba la bienvenida con los brazos abiertos. Marie, Marie..., murmuró entre dientes. Estoy aquí, cariño. El avión salió con retraso y olvidé cargar el móvil por eso no te llamé, susurró ella. Abrió los ojos y la vio: vestía de negro, olía a vainilla y sonreía. Se pellizcó, ¿soñaba?...
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Hola Maria José, unas palabritas y unas palmadas -quiero decir aplausos-, porque me has tenido en ascuas, leyendo el relato.
ResponderEliminarUn final sorprendente, y que deja lugar a la imaginación de cada uno.
Mi ha encantado.
Un abrazo bien gordo.
Bonito relato Mª José y bueb escrito.
ResponderEliminarChica a veces no importa la diferencia de edad para ser feliz.
Me gustan los finales felices.
Te felicito por tu gran idea de la foto como fuente de inspiración.
Un beso
Excelente relato Mª José.
ResponderEliminarParece mentira lo que te llega a inspirar una fotografía. Mis felicitaciones.
Ah, me ha gustado el final feliz.
Un beso.
Original la forma de proponer el tema y original la forma de describir la existencia y vida del amante para después dejarnos un final abierto tanto a la esperanza como al consuelo.
ResponderEliminarUn beso, MJ
Celia
ResponderEliminarGracias por los aplausos que han sido muy fuertes porque han llegado hasta aqui...jajaja. Me alegro de que te haya entretenido, de eso se trata.
Un beso
Carmen
ResponderEliminarPor supuesto que la edad no importa, de hecho a la vista está. este hombre era otro hombre cuando viaja a encontrarse con ella. El amor...
Gracias, lo de la idea de la fotografia fue porque ahora ando metida tb en jaleos de fotografias.
Besitos
Elena
ResponderEliminarLo visual y lo auditivo estimula muchisimo. Igual algun jueves deberíamos escribir sobre al que hemos escuchado, tb sería interesante.
Besos
Manuel
ResponderEliminar¿Tú crees que ha quedado abierto? Yo creo que él está seguro de lo que veía ¿o no? jajaja
Besos
No, no lo que ha quedado abierto es la ventana, jajaja, la puerta creo que la cerró.
ResponderEliminarBueno querida amiga me ha encantado tu historia con buen final ¿creo no? (aunque a su mujer no le parecería tan estupendo) pero me ha dado pena el pobre, creí que al final le iba a dar un "chungo" pero lo has arreglado. Me has tenido enganchada entre tus líneas, fue buena la propuesta y mejor aun tu entrada. Siempre es un gusto leerte. Beso grande y mil cariños
Medea
ResponderEliminarÉl no tenia mujer, era ella la del marido celoso jejeje
Yo quiero que termine bien y ¿tu?
Se lo merece el pobre, auqnue esconde secretos del pasado jajaja
un besazo
Va para relato largo o novela, va para cosa con tema y con intensidad.
ResponderEliminarMe has transportado por los aires, he andado Berlín y la calle, en la habitación la cama y el deseo, Marie, como una canción, y los recuerdos para escapar de la frustración y ella, chocolate y flores. !Hombre madutiro de poca fe! María José te ha escrito y a lo mejor te continua, que así sea.
Aplauso inventora del tema, ya ves que da para mucho tu idea.
Besitoooos.
Ummmm ¿se pellizco? pues era un sueño, un despertar, un desear. Que si que era un sueño, pobre, alli solito con sus flores y sus bombones de licor....
ResponderEliminarEngancha hasta la última letra. Precioso realmente. Todo un placer.
Besos encantados.
OHH que bonita historia pero lo siento le pongo un final feliz...el volvera para comerse esos bombones de licor, quizas no sea ese dia pero despues de pensarlo y repensarlo se uniran..
ResponderEliminarPrimavera
Hola, Mª José:
ResponderEliminarUn relato dulce como los bombones de licor y fragante como las peonías para Marie...
Besitos...
PSD: ¿Cómo está Popi :D?
Otro relato más donde nos has tenido pendientes del final.
ResponderEliminarEsta vez final feliz o al menos se lo pongo yo.
Pobre después de ir tan lejos a tener una alegría y una vez al mes, no lo vamos a dejar solo en un sueño.
Te felicito por la facilidad que tienes para atraparnos en tu escritura. Un beso.
Aunque juegas con ventaja... ejem... porque la foto es tuya y solo tu conoces su contenido... ejem... te tengo que decir que me descubro.
ResponderEliminarUna historia intimista, verosímil, llena de imágenes que se ven y se palpan.
Una maestra de la narración...
Aplausos,
Y Besitos.,... muhos besitos
Hola Mª José,
ResponderEliminarMagnífico final, ¡¡hombre de poca fe!!, pasear la calle que cada uno habeís visto, respirar el aire, ver los colores del cielo... son las claves para meterse en las historias, y con la tuya y sus detalles he disfrutado.
¿Sabes?, me encanta esa foto... Creo que la observado tanto que la he hecho casi mia.
¡Vaya final!
ResponderEliminarTu relato es como un Venturi, que conforme avanza adquiere más velocidad, aumentando la "succión"
Yo el final lo veo claro, aún abriendo ventanas, que no son tal cual, son las que nos queramos imaginar.
¡Mis felicitaciones!
Miguel
Natali
ResponderEliminarDiosa y tb adivina? jajaja Pues sí que está pensado para continuar, no se cuando ni como, pero se gesta en mi cabeza. Adoro los bombones de licor ;-)
Besos
Sam
ResponderEliminarEra un sueño y despertó. Ella estaba allí y s epellizcó para creérselo. Fantasía o realidad. Escige tú que eres la lectora.
Besos
Primavera
ResponderEliminarYo tb le pongo ese final feliz. se lo merece.
Besitos
Primavera
ResponderEliminarYo tb le pongo ese final feliz. se lo merece.
Besitos
Mar adentro
ResponderEliminarjejeje duce y amargo al mismo tiempo.
Popy ha estado pachucha con el estómago pero ya se recupera y vuelve a ser la de antes.
Gracias preciosa.
Besos y achuchones a los grumetes
Cordobesa
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. De eso se trata, de que termines de leerlo y hayas disfrutado con él, para eso lo escribo.
Un besazo
Gracias Luna, he recibido ya tantos aplausoso que me lo voy a creer...jajaj Es broma. Me alegro de que lo hayas pasado bien.
ResponderEliminarbesos
Matices
ResponderEliminarAl final la idea de la foto funcionó. me alegro.
gracias y un besito
Miguel
ResponderEliminarMuchas gracias por el símil y compruebo que has captado la intención.
Un beso
Preciosa propuesta, un relato con la base de una foto, ambos me encantan, la foto y por supuesto el relato corto pero muy intenso, y con final feliz como a mi me gusta.
ResponderEliminarUn beso M.J.
Yo creo que el sonríe al final y el final es feliz o quiero que lo sea.
ResponderEliminarEmociones desatadas para unos y modestas reacciones para otros.
No entenderé jamás cómo te vino semejante inspiración con esa imagen... mentes mágicas tenéis!
Un besito.
Candela
ResponderEliminarNo se si buena pero por lo menos original, para sacarnos de la rutina y zarandearnos que siempre viene bien.
Un beso
Mi querida Vero, la proyección es infinata. Como bien sabras nustra mente pone fuera de sí, auqello que le gusta o le disguta, le produce placer o dolor, lo que quiere para ella o lo que evita... una imagen es una buena evocadora de aquello que llevamos dentro. Fíjate como cada uno habrá visto algo de esa foto que quizas le haya motivado para escribir sobre ello, aún no he ido a los blogs y no lo he podido comprobar, pero estoy segura de que es así. En mi caso fue ver tanta gente lo que desncadenó la historia, efectivamente lo que se ve al fondo es el Arco del Triunfo de Paris, pero yo vi la puerta de Brandeburgo y ya está, simplemente eso, algo de la imagen dispara y moviliza en ti y escribes, en tu caso parece por lo que me dices que te incluyes en lo de modestas reacciones, bueno es algo a lo que estiy acostumbrada, no me pilla de sorpresa, pero quizás alguien haya sabido ver más alla de la ventana y ha compartido mis emociones.
ResponderEliminarbesitos
Estupendo relato, María José.
ResponderEliminarVengo de otros dos blogs jueveros y estoy admirada de las diferentes visiones que puede sugerir una simple foto.
Muy buena la tuya. Saludos.
Adelaida
ResponderEliminarFiel como siempre a esta cita de los jueves. te agradezco tu lectura de persona que ama las letras y tomo en consideración , siempre, lo wue me dices, porque puedo aprender de ti.
Por cierto ¿qué tal estaba el jamón?
besitos
Amiga: estaba ya por llorar, diciendome pobre hombre...solidarizandome con él, pensando que seguro que ella lo había abandonado solo por su manera de designar estas citas "encuentros mensuales" (me mato!!!) y en esa desolación una luz, una esperanza, o más bien descubrir que el amor es posible y disfrutable. Gracias, me hacia falta un final felíz (jajaj, a quieno no?) Buen proyecto de novela sin duda aun sin bombones.
ResponderEliminarp.d. por pasa por mail informe técnico....
me ha interesado el relato, pongo por encima del me ha gustado eso de interesado, pues lo miro con ojos de raciocinio,por que veo este jueves tuyo, maría josé, como inicio , como primer paso de una novela...tiene toda la estructura...no, mejor dicho, característica de una novela o cuento corto...
ResponderEliminaren cuanto al viejales...
cumplo 48 dentro de na...¡y quisiera tener una amante como marie, si es posible, aunque fuera con pastilla!
ah, y sé de sobra que no es un sueño, que el viejete no ha tenido un sueño. no, que no, maría josé.
en cuanto a lo sentimental mío..a eso de me gusta...pues sí, así, a palo seco...evoca algo el viejales este que me gusta...sobre todo eso de su pasado turbio, que esconde...aunque bien pudiera tratarse de un hijo de naci...es que no he podido por menos que pensar en eso todo el rato...
besos, maría josé.
Muy buen relato María José. Me dejo el dulzor de la vainilla, la fragancia de las flores, la ansiedad del desenlace y la tristeza del enamorado a quien dejan tirado en mitad del camino. Fenomenal.
ResponderEliminarTe dejo un saludo
Cuando el temor a la pérdida se arraiga hasta el punto de que un retraso te hunda en la miseria... halgo se está cociendo.
ResponderEliminarLa falta de confianza resulta evidente...
Fluido e interesante, un placer leerlo.
Un abrazo.
Mariví
¡Ay Maria Jose, cuando vi la foto que nos habias propuesto, pense que nos nos saldrian mas de cuatro palabras, pero que buenos que somos!
ResponderEliminarHemos sacado punta a la tristeza y nos hemos perdido calle abajo etre historias de amor, soledades, renglones vampirescos, alborotadores, intimistas.... ¡Bravo!
Un beso
Sin duda alguna no era un sueño. Se pellizcó y efectivamente ella estaba allí de pie mirándole. Y a él se le pasaron todos sus males y temores y la besó apasionadamente.
ResponderEliminarUn besazo amiga
Me ha gustado María José. Se sufre la angustia de Richard.
ResponderEliminarYo tampoco me esperaba el final feliz, y se agradece. Me ha gustado ese despertar, encontrándola tal como la soñaba.
Un beso.
No sólo deseo que ella acuda (aunque tarde) a la cita, sino que lo exijo. La foto, el relato y nosotros, merecemos un final romántico, feliz.
ResponderEliminarNo cuentan los años, cuenta el sentimiento y la generosidad para compartir un momento tan especial y al tiempo tan complejo.
Bravo, Mª José por una historia tan estimulante.
Besos.
Buen relato Maria José, ya quisiera yo escribir como lo haces...
ResponderEliminarHe visto que te has hecho seguidora de mi blog, me alegra mucho.
Un saludo
Precioso relato, muy bien escrito y además con final feliz.
ResponderEliminarMenos mal que aclaraste que sí es el Arco del Triunfo, me habías hecho dudar, jaja.
Un beso.