En un extremo del salón, pegada a blanca pared, yace la vieja cómoda de nogal con pátina de oro que heredó de su abuela. Al atardecer, la oscuridad se apodera de la estancia y el viejo mueble queda escondido entre los negros y grises que dominan la mal iluminada habitación. Casi no se distingue el tapete de color marfil que la cubre. El último que tejió. A esa hora Lucía se levanta de la mecedora, en la que dormita entre lecturas y ganchillo. Se acerca al mueble y contempla las siete velas que la decoran. Una en tono rojo, seguida de otra en naranja, amarilla, verde, celeste, azul, añil y violeta, formando un arcoíris de matices y una sinfonía de olores, que van desde la frambuesa a la mandarina, bergamota, menta, loto, lila y lavanda. Las mira con fijeza mientras su mente lo echa a suertes con el pito pito colorito, se decide por la última. La enciende y la pequeña luz del pabilo compone una tenue atmósfera de nerviosas sombras. Percibe el cálido aroma que desprende y sonríe, conoce las propiedades calmantes de esa planta. Regresa a su asiento y entorna los párpados. En el viejo reloj de cuco dan las ocho de la tarde, como siempre. Se mece despacio, disfrutando del instante. Su rutinaria vida le gusta, le hace sentirse segura.
© MJMoreno 2010
cruzo los dedos por tu novela en el concurso...yo estoy por editar una, así que veremos que pasa.... en cuanto al relato...momento que me hace sentir bien, bueno...creo que son los no rutinarios... son los viajes, o los momentos de colgar la vida y dejarla a un costado para contemplar un paisaje, para distraerme y quedar absorto por la belleza que tenga frente a mí. un saludo...gracias por el relato!
ResponderEliminarEn este caso Gatón, a Lucía le basta con encender una vela todos los días, con escoger la fragancia que se adueñará por unos instantes de sus sueños mientras mece sus ilusiones.
ResponderEliminarOjalá tengamos suerte.
Un beso
Esos instantes que nos hacen sentir bien, son los que componen nuestros días y a veces son lo suficiente para vivir sintiéndose feliz. No hace falta tener grandes experiencias, ni impactantes momentos, para sentirse bien, las pequeñas cosas adquieren importancia cuando forman parte de nuestra rutina. Un relato muy bonito María José. Muchísima suerte con tu novela, te lo mereces. Un gran abrazo.
ResponderEliminarLo has descrito tan bien que hasta yo me he sentido relajada.
ResponderEliminarNo hay que hacer grandes cosas para sentir la paz y el sosiego.
Bello texto.
Un beso.
Se me olvido decirte que me gusta la nueva decoración de tu blog.
ResponderEliminarMuy otoñal. Besos.
Por aquí decimos...pasaba un avioncito....en lugar de pito pito colorito.
ResponderEliminarLucía le pone fantasía a la rutina... te suena eso?
Me encantó, siento el aroma de esa vela, y me apacigua. Me voy a dormir en paz.
Besotes
Lucía y las velas, la mecedora, el mueble silencioso y tantos otros elementos que hacen de tu relato una fuente de paz y felicidad, de sentido en la vida.
ResponderEliminarEn Dinamarca se celebra el día de Santa Lucía con velas.
En Santiago de Chile el cerro Santa Lucía está enclavado en medio de la gran y estrepitosa ciudad y los estudiantes, los amantes y los ancianos caminan alegres por sus senderos.
Ha sido un placer conocerte y leerte María José,
Un abrazo desde Copenhague la Tranquila,
Ian.
Cordobesa
ResponderEliminarestoy contigo, la aventura es genial, pero a mi personalmente hay instantes de este tipo, en el transcurrir diario que me llenan de satisfacción.
Besitos
Elena
ResponderEliminarCualquier cosa que nos relaje es una ventura, en este caotico mundo en el que vivimos.
Besos
Cas
ResponderEliminarYa me diras como es eso del avioncito, suena muy bien.
Creo que sería un inico genial para unos de tus poemas "lucia le pone fantasía a la rutina...
Ian
ResponderEliminarMuy agradecida que desde la tranquila Copenhague me dejes tu comentario. Conozco la ciudad y me encantó, además es cierto que es bastante tranquila. Allí disfrute de la cantidad de velas que había, cuando la visité en España a penas estaban de moda.
No conozco el Cerro de Santa Lucía, pero si es un sitio de paseo tendrá asegurada la belleza y el relax.
Un beso
Acabo de leer un pequeño comentario en un períodico "No hay prisa en abrir los ojos" que me impactó.
ResponderEliminarLa paz de tu post no es la que yo necesito, música y un buen libro, una butaca y mucha luz.Ya ves, las velas encendidas me dan miedo de que se produzca un incendio. Un beso
Preciosa manera la tuya de retratar un momento. un instante en la rutina que no se priva de ser especial...me ha gustado mucho.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo.
Son pequeñas gotas que nos arropan en un momento del día: una vela, un café, unos calcetines de lana, correr las cortinas... todo vale, pero hay que saber hallar el qué y el cuándo.
ResponderEliminarBeso.
Como dijo Epicteto:No pretendas que las cosas ocurran como tu quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz.
ResponderEliminarMe gusta entrar aquí...un saludo
Como dijo Epicteto:No pretendas que las cosas ocurran como tu quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz.
ResponderEliminarMe gusta entrar aquí...un saludo
Cada uno tiene su pequeño instante de felicidad durante el día. Las velas con olor a vainilla me gustan mmmmm!
ResponderEliminarSuerte en el concurso! cruzamos los dedos desde el otro lado del mar
beso
Querida Maria José, no he visto esta entrada hasta ahora. No dudes que aquí están todos los dedos cruzados y con todo el cariño del mundo. Aquí mi chico también apuesta por ti. Nuestros mejores deseos, de corazón y un beso muy grannnnde.
ResponderEliminarMagnifica entrada a la cual he llegado desde facebook
Maruja
ResponderEliminarCada criatura sabe bien lo que le convienes.
besitos
Neo
ResponderEliminarQuién lo diría ¿verdad? emcontrar ese aliento en la rutina diaria.
Abrazos y besos
Fibonacci
ResponderEliminarGracias por el aserto de Epicteto, siempre conviene recordadrlo.
Gracias a ti por venir a esta tu casa.
Verónica
ResponderEliminar¿Por qué a veces será tan dificil descubrir ese qué y ese cuándo.
Besos
Any
ResponderEliminarGracias por tu suerte, creo que necesitaré demasiada. No está fácil esto d elos concursos. Muchos y muy buenos.
Besazo.
Medea
ResponderEliminarYa sé que ambos estais conmigo y os lo agardezco un montón. Ya lo sabes.
besitos
Es una forma de ver y entender la rutina, esa que da la tranquilidad de lo conocido, de lo previsible. Hay a quien le da seguridad y hay a quien, tu lo sabes mejor que nadie, le produce ansiedad y miedo.
ResponderEliminarEn este caso la rutina asociada al ritual de las velas es como si le diera la cobertura de paz que necesita.
De una forma u otra todos deberiamos buscar la forma de ganarnos esa paz
besossss, MJ
Magnífica instantánea de Paz. Mucha suerte con la novela. Un abrazo.
ResponderEliminarEs cierto, ya lo han dicho anteriormente. Esos momentos de paz, de sosiego son los que merecen la pena. Esos detalles tan pequeños, pero tan llenos de vida. La felicidad se compone de pequeños momentos.
ResponderEliminarEl reloto huele a paz a tranquilidad y eso es lo que trasmites.
Suerte, mucha suerte
Besos
Dicen que la rutina da seguridad y así lo creo. Casi siempre, salir de ella es ir a peor, al menos a mí me pasa.
ResponderEliminarMe encantan las velas, la lectura, el ganchillo...
Besos
Hola, María José.
ResponderEliminarLeyéndote, me he sentido como Lucía, meciéndome y sintiendo ese perfume que trae recuerdos imborrables en medio de un salón en calma.
Hay que ver con tan poco texto todo lo que has transmitido. ¡Genial!
Un abrazo.
Maat
Esos momentos en la vida que nos hacen sentir bien, son precisamente el aliciente que necesitamos.
ResponderEliminarun placer pasar a leerte.
feliz semana.
un abrazo.
La verdad es que la vida cotidiana, la que nos equilibra, que nos hace sentir cómodos, reconocibles, intimistas, está formado por pequeños gestos rutinarios,.
ResponderEliminarGestos que hacemos diariamente, porque necesitamos las sensaciones que nos proporcionan para sentirnos cómodos, "en zapatillas", en nuestro terreno....
Precioso!!!!
Todos los días hay momentos mágicos y yo estoy empeñada en encontrarlos.
ResponderEliminarBesos bajo la luz de la tarde.
A veces, el bienestar, la paz interior,depende de momentos como este. Momentos de una rutina con los que conseguimos esa necesaria armonía.
ResponderEliminarUn abrazo.
ahora mismo estoy agregando este blog a mis favoritos. muy buena info.
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