Dios o demonio
Al tocar el timbre se escucha una cursi melodía. El edificio es antiguo y no parece que esté rehabilitado. Me abre la puerta enfundada en un ajustado pantalón corto que deja ver sus bronceadas piernas y la parte de arriba de un bikini. Definitivamente es una puta. ¡Va lista si piensa que le voy a pagar!
—Adelante —dice dejándome paso a un destartalado salón adornado como si fuera la pagina principal de una revista de decoración— y ponte cómodo.
Me quito la chaqueta y la corbata y las dejo en el sofá.
—Ven, estaremos mejor en el dormitorio, he puesto el aire acondicionado.
La sigo sin rechistar.
—Eres guapísimo, ¿lo sabías? —dice mientras me ayuda a quitarme los pantalones.
—Tú tampoco estás mal —bromeo mientras desabrocho su bikini para ver sus grandes pechos.
—Me apetecía follarte desde que te vi entrar en el bar —dice la muy puta mientras juguetea con mi pene y se lo lleva a la boca.
Me excita y quiero disfrutar, pero soy yo quién debe llevar la iniciativa.
—Túmbate de espaldas —digo mientras la giro y la empujo sobre la cama—. Así me gusta, boca abajo. A mi entera disposición —musito.
—¡Oye! ¿A ti no te irá el rollo ese del sadomaso? Yo por eso no paso.
—Tú te callas —ordeno.
—¿De qué vas tío?
—De follarte, guarra. No lo notas. Relájate y lo pasaremos muy bien.
La penetro con violencia, como a mí me gusta y grita, la muy estúpida no sabe que eso me pone aún más cachondo. ¡Mierda, joder!
—¿Qué pasa?
—No lo oyes, me llaman al teléfono.
Sin dejar de follarla, cojo el pantalón y saco el móvil del bolsillo. Puede ser que llamen de la oficina.
—¿Diga?
—¿Marcos?
—Dime, Marina —respondo con resignación.
—He llamado a tu oficina y Mónica me ha dicho que estabas con un cliente. ¿Te molesto?
—No, no, dime de una vez, que no me puedo parar.
—Esta tarde no trabajo, si quieres podemos comer juntos. Te echo de menos.
—Yo a ti también cariño, pero no va a poder ser. Este cliente me ha invitado a almorzar para continuar la reunión —digo sin dejar de embestir a la puta—. Si quieres, nos vemos esta noche.
—De acuerdo, hasta la noche. Nos vemos en tu casa, ¿te parece? —pregunta tímidamente Marina.
—Allí nos veremos. Tengo ganas de estar contigo. Te quiero, vida mía.
—Yo sí que te quiero, Marcos. Un beso.
—Igualmente —respondo antes de colgar y desconectar el móvil.
Sigamos con lo nuestro zorra, estoy que reviento.
—Eres un jodido psicópata.
—¿A qué viene eso?
—La que ha llamado es tu novia —recalca.
—¡No te jode! La puta, nos ha salido moralista. ¿Y a ti qué coño te importa?
—La compadezco. No sabe qué hombre tiene a su lado.
—Ni tú tampoco —le digo tirándole del pelo y echando su cabeza hacia atrás hasta que chilla de dolor.
Fragmento de mi novela La caricia de Tánatos
Más mentiras en casa de Gustavo
Secuelas de una sociedad hipocrita donde los personajes de este anfiteatro se esconden detras de su antifaz evitando ser reconocidos.Y hay complicidad,hay ironicas muecas,y todo sigue adelante.....en las sombras de las mentiras,para evitar ser inculpados.
ResponderEliminarcariñitos
Muy fuerte esta escena, da escalofríos pensar que haya hombres así; debe ser porque está muy bien escrita. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Joder!!! La verdad que hay muchos de esos. La pena es que la última en enterarse es la novia o mujer.
ResponderEliminarUn beso enorme
Además de estar contada con mucha naturalidad, actualmente existen esas clases de personas, yo diría que sin escrúpulos.
ResponderEliminarLa escena es muy fuerte, pero más fuerte es la cruda realidad.
Y lo que dice Inma es cierto, la última en enterarse es su pareja.
Y si al menos hubiera amor...
Besos y sonrisas
Ohh pues no me gustaria toparme con alguien asi, que pena me da que las personas sean asi.
ResponderEliminarDesconocia este tipo de lenguaje en tus personajes, me sorprendes.
Primavera
Impresionante.
ResponderEliminarMagnificamente descrito, pero triste pensar que puede haber gente así, espero no encontrarme nunca con uno de esos especímenes pero claro, como no lo van pregonando a saber.
Un beso de Mar
Habría que ver que está haciendo Marina del otro lado del teléfono ... jajjajajja! Este tipo se merece que le paguen con la misma moneda.
ResponderEliminarMe quedé con ganas de saber como sigue la historia
=D
Hola tocaya.Ví que te habías agregado a mi laberinto.Agradezco el gesto y aprovecho para decirte que tu texto es mágnífico.
ResponderEliminarTe enelazo.
Morgana
Los dos conocían las reglas del juego, no?
ResponderEliminar"Si no quieres polvo..."
Un abrazo.
Quiero la novela entera....por favor.
ResponderEliminarBien dices, María José, a ese cabrón cualquier puta decente le cortará por lo sano, no el teléfono, noooo.
ResponderEliminarTanatos, suena a mortífero, siniestro, venga ya, que me intrigas, que friso por leerla.
Un besito verdadero, felicidades,
ha sido un doloroso placer leerte, sinceramente, conste.
Si hay tamaño para las mentiras, que has descrito es XXL. Y la forma de hacerlo también.
ResponderEliminarBesos
Jopé!! que barbaridad. Casi me escandalizo jajajajaja
ResponderEliminarPor desgracia hay muchos tíos como el de tu novela. Ahora con la crisis seguramente se "divierten" menos.
Un beso, de verdad
¡¡BUFFF!!
ResponderEliminar¡Muy fuerte!, ¡muy duro!, y por desgracia, ¡muy real!
La vida da muchas vueltas, tal vez, en el tiempo, sea el protagonista al que le vengan dadas.
¡Un beso!
Miguel
Muy dura tu pintura de la mentira cotidiana...esos tipejos me sacan de mi acostumbrada filosofía de la concordia!
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu mentira, muy bien descrita, pone los pelos de punta el solo hecho de que pueda existir, pero me quedo con el titulo de tu novela y lo que no sé, es si leeré ese único capitulo que nos ofreces porque presiento que me vas a dejar con ganas de más, de mucho mas.
ResponderEliminarHe visitado tu pag.web y me ha gustado mucho tanto en contenidos como en diseño.
Un beso entero
Una mentira más, pero esta huele a podrido, porque podrido esta el sujeto en cuestión.
ResponderEliminarQue pena de navaja a mano.
Muy bueno Mª José, un poco si que nos has traspuesto.
Besos
Joder (pedón), me estabas levantando de la silla. Te has metido bien en el personaje porque consigues que nos olvidemos de que lo has escrito tú y sólo se oiga (en este caso se lea) a los personajes.
ResponderEliminarEsto va muy bien, señora escritora.
Besos de viernes, leyendo los jueves.
Lamentáblemente me temo que esa situación que describes con realismo no exento de crudeza, debe de ser muy frecuente, porque el negocio de la prostitución es un negocio floreciente y la inmensa mayoría de clientes inventarán ocupaciones, reuniones, trabajos inevitables para no despertar sospechas. Merecería el individuo de tu historia encontrar algún día alguien que lo dejara sin su "masculinidad".
ResponderEliminarUn abrazo.
Al malo!! Con un palo pegarle en la cabeza de la poll... y en los huev....Luego cortársela y dársela a los perros. malote, malero, malísimo.
ResponderEliminarvoy a encender un cigarrillo...espera, maria jose...
ResponderEliminaracabo de decidir irme por otro lado, nada de hablar a cerca de ese cabron, a cerca de la puta, a cerca de la novia...
deseo plantearte esta posibilidad:
¿y si el acto carnal no fuera un papel legal-tacito que nos une a una person,...y si el acto carnal implicara union deseada, o pagada, qé mas da, pero consensuada en este ultimo caso...y si obedeciera tan solo a un instinto o a un deseo y nunca a una obligacion para con la formal pareja??
¡¡¡viva la palabra coño y la palabra pito y la libertad de la carne¡¡¡
medio beso, maria jose.
Hola, María José.
ResponderEliminarEstremecedor relato y no menos real y cotidiano si nos fijamos en los millones de euros que dicho oficio mueve anualmente en las sombras. Aunque el cabronazo de tu historia parece que cuando hace sonar ese timbre no está muy seguro que ella sea una trabajadora del sexo -como las definen en ocasiones-y desde luego, no piensa pagar "el servicio".
Habría que leer la novela completa, ¿es posible?
Un abrazo.
Maat
Gracias a todos los que habeis dejado comentarios. Acabo de terminar de leer los relatos del jueves (cada vez somos más) y no me queda tiempo para comentaros personalmente, pero ya sabeis el respeto que me mereceis por dejar aquí vuestras palabras.
ResponderEliminarEsta escena es fuerte y tiene que ser así porque la proptagoniza un personaje que va con la mentira por delante. Un lobo disfrazado de cordero y es uno de los protagonistas de mi novela la Caricia de Tánatos, que está en proceso de revisión, una vez más...jajaja. En cuanto termine la intentaré colocar de nuevo, pero no parece fácil.
Gracias de nuevo y un beso muy fuerte.
Yo, nunca me comporto así. Verdaderamente, a veces, en mis momentos de haber experimentado mucha angustia, he pagado alguna cantidad por un poquito de compañia.
ResponderEliminarA mí autoestimale, le sienta por lo demás, eso muy bien.
2Por una sonrisa doy, todo lo que soy"
Así ha dicho Serat en una de sus canciones memorables-
Sexo en una circunsancia así puede ser también ternura.
Tesalo
Hola María José.
ResponderEliminarCreo que tu fragmento pertenece a un buen libro. Las estadísticas demuestran que no estás fuera de la realidad.
Un abrazo y mi admiración.