Mamá y yo
El olor a canela en rama y cáscara de limón impregnaba la cocina. Mamá removía, con una cuchara de madera, de manera lenta pero rítmica, para que no pegara, en el fondo, el arroz con leche que borboteaba en una cacerola. Yo observaba atenta y divertida desde mi asiento preferente en el pollete de la cocina al que me encaramaba cada vez que ella cocinaba.
Recuerdo que me contaba muchas historietas. Era una enamorada de la geografía, de la historia… y de las novelas de Agatha Christie. También le gustaba que yo le leyera o le relatara lo que estudiaba mientras ella se afanaba en la cocina. ¡Qué buenos ratos!
En aquella ocasión, la del arroz con leche, intentaba aprenderme una poesía que me habían puesto de tarea en el colegio: La canción del pirata de José de Espronceda. Yo, atascada, repetía una y otra vez Con cien cañones por banda, viento en popa a toda vela…y ahí terminaba mi inspiración. Mamá me miraba de reojo y sonriendo me obligaba a comenzar de nuevo, pero no había manera. Aquello no era para mí. Harta y enfadada me marché de la cocina mientras ella terminaba de rellenar los cuencos con el arroz con leche y los espolvoreaba con la canela molida.
Al poco, fue al salón, donde yo seguía dale que dale, y se sentó a mi lado en el sofá. Cogió de la librería un libro muy pequeño, de hojas finas y pasta marrones con adornos dorados. Su libro preferido de poesía: Obras completas de Gabriel y Galán y me leyó unas estrofas de una que se llama Mi vaquerillo:
He dormido esta noche en el monte
con el niño que cuida mis vacas.
En el valle tendió para ambos
el rapaz su raquítica manta
¡y se quiso quitar-¡pobrecito!-
su blusilla y hacerme almohada!
Una noche solemne de junio,
una noche de junio muy clara...
Los valles dormían,
los búhos cantaban,
sonaba un cencerro,
rumiaban las vacas...
He dormido esta noche en el monte
con el niño que cuida mis vacas.
En el valle tendió para ambos
el rapaz su raquítica manta
¡y se quiso quitar-¡pobrecito!-
su blusilla y hacerme almohada!
Una noche solemne de junio,
una noche de junio muy clara...
Los valles dormían,
los búhos cantaban,
sonaba un cencerro,
rumiaban las vacas...
Quedé impresionada con su manera de entonar aquella poesía. Cuando terminó, me habló de la belleza de las palabras y de la importancia de la lectura, que nos trasladaba a exóticos o desconocidos lugares y nos acercaba a gente que nunca podríamos conocer. Me regaló su libro de poesía (que ahora mismo tengo en mi regazo) y se dispuso a echarme una mano con la Canción del pirata, hasta que conseguí recitarla de memoria y entonando, tan bien, que con el paso del tiempo no la he olvidado. Tampoco a ella. Un cáncer nos la arrebató cuando acababa de cumplir sesenta años y yo, veintitrés. Su poesía, su amor por los libros, su saber estar y hacer, su ternura, su amor por la vida…quedó en mí. En una grandísima parte, lo que soy se lo debo a ella.
Le encantaba esta canción. Mi pequeño homenaje a su recuerdo.
Más recuerdos en casa de Gustavo
Nunca te olvidaré, mamá.
Más recuerdos en casa de Gustavo
Hola. LLevo días leyéndote. Espero que no te importe.
ResponderEliminarHoy ya quería decirte cómo me gusta lo que haces.
Escribes de lujo. Y lo que cuentas engancha.
Gracias por regalarnos tu tiempo y tu manera de hacer las cosas.
Tierno el relato de la mamá. Siempre son los mejores. Las mamás se van y nos quedamos recordando todo, y esos sabores y olores se quedan con nosotros.
Un saludo
Precioso el relato de hoy, sobre todo por el personaje que tratas.
ResponderEliminarSiempre es importante el recuerdo de una madre, y las bases que dejan en nosotros para ser como somos.
Un beso.
Que foto tan linda, y que pequeña historia tan conmovedora. Me encantó como lo contaste, casi pude verte sentada en la cocina mientras tu mamá revolvía el arroz con leche. Arroz con leche! cuanto hace que no lo como!
ResponderEliminarTe parecés a tu mamá, en esa foto tiene rasgos muy parecidos a los tuyos (estuve comparando con las fotitos de tu sidebar).
Ella amaba la lectura y te lo transmitió, seguramente le gustaría mucho leer este texto de hoy.
Un beso
Son relatos apoyados en verdaderas vivencias históricas estando llenas de gran sensibilidad.
ResponderEliminarUn saludo
Emocionante Mª José, recién leido quedan en la piel, los sabores y aromas de esa cocina en la que se cocían afectos y aliñaban futuros,
ResponderEliminarMamá, tan sabia y generosa como oportuna a la que sin duda le debes mucho.
Sigo oliendo a canela y a cariño.
Besos
muy emotivo tu recuerdo!...me has emocionado y en esa foto que encabeza tu post se logra adivinar la felicidad captada en ese momento!...pura ternura!
ResponderEliminarUn abrazo.
Parkerazul
ResponderEliminarTodo un honor de que estés en esta tu casa y sobre todo gracias por tus halagos.
Bienvenida y espero que te diviertas con la lectura.
Un beso
Elena
ResponderEliminarMe alegra verte por aquí, despues de algún tiempo sin leerte. Gracias por pasarte y dejar tu comentario.
Un besazo
Any
ResponderEliminarEs cierto que dejó una gran impronta en mí y entre ellas, mi amor por los libros. Precisamente ese amor es el que depués me ha llevado a dar el salto a la escritura, donde me sigo empeñando y día a día aprendiendo.
Un besito
Jose
ResponderEliminarGracias. es cierto aquello que has vivido siempre sale con mucho sentimiento. Besitos
Alfredo
ResponderEliminarEs cierto que me dejo llevar por los olores a épocas de ternura y cariño. También recuerdo con especial cariño, la colonia de maderas de oriente que utilizaba, el jabón de Heno de pravia, o el olor de los pimientos fritos en verano que era todo un disfrute...
Gracias y besos miles
Qué tal la hoguera?
Monica
ResponderEliminarLa foto es de un veraneo en una casa que alquilamos en Málaga y de la que tengo muy buenos recuerdos. No me digas que no estoy genial con las trencitas...jajaj
Besos
Que curioso que el ser humano al final siempre se quede con los buenos recuerdos, quizas sin ellos no podriamos vivir y afrontar los problemas de la vida diaria aunque a veces no hace falta el recuerdo en si mismo, solo con tener la sensacion es suficiente.
ResponderEliminarGracias por el relato.
Un beso MJ
Manolo
ResponderEliminarRecuerdos malos tambien hay pero para qué qudarnos con ese daño dentro y martirizándonos. Estoy de acuerdo con lo que dices. A veces olvidar es bueno y si no pudes, porque el rencor de corroe, tendrás que llevarlo lo mejor posible.
Besitos calurosos
Mi padre me recitaba de pequeño algunos poemas de Gabriel y Galán en extremeño, me has hecho recordarlo y te doy las gracias.
ResponderEliminar¡Un beso!
Miguel
Miguel
ResponderEliminarEs cierto porque tiene muchas que llama de Extremadura. Gracias ati por pararte a leer mi recuerdo.
Un besito
Amiga, senti esos olores mientras escuchaba la bellisima cancion de Cecilia... Perder a una madre asi, con 23 años, es algo que sin duda marca. Me consta.
ResponderEliminarRecibe un abrazo. Bellisima evocacion la que has realizado
María José,
ResponderEliminartu relato me ha emocionado muchísimo. El arroz con leche de mamá que puedo ahora, mientras escribo esto saborear... La canción del pirata que mi hijo Daniel no conseguía aprender... y no recuerdo qué hice yo al ver su frustración...
Describes muy bien, narras muy bien y con la foto... te he seguido por tu casa de la coina a la sala, ati,a tu madre... Tu madre cogiendo el libro, tú ahora desde el presente sosteniéndolo y escribiendo esto.
Te pareces mucho a tu madre, al menos en el retrato que aquí cuelgas. Y, por lo que dices, mucho de tu manera de ser se lo debes a ella. seguro que sí.
Un besito
Mar
Sencillo, hermoso y conmovedor relato María José.
ResponderEliminarLas abuelas y las madres son las emperadoras de las cocinas. Y pasan tantas horas en ellas, que buena parte de la vida se fragua cerca de los fogones.
Por cierto, no sé si te he entendido bien. Me ha parecido por tu comentario que piensas que soy abuela? Me gustaría claro; aunque dentro de unos años. Mi hijo mayor sólo tiene 21. Está muy tierno todavía
Un beso
Puede que la foto en blaco y negro fuera el disparador para tan bello y sentido relato.
ResponderEliminarcariñitos
¡Qué bonito Mª José! un bonito recuerdo de tu madre ayudándote en el estudio, y enseñándote el amor por la lectura.
ResponderEliminarUn beso
Gracias a ellos nos motiva en tu caso por leer y lo mas bonito es saber que gracias a ella estas disfrutando mucho no solo con leer sino con escribir.
ResponderEliminarUn bello relato.
Primavera
Hola Maria José
ResponderEliminarBonito recuerdo de tu madre, la mayoría de las veces por lo menos en lo que yo conozco, eran las madres las que estaban junto a nosotros enseñandonos y apoyándonos en cada paso que dábamos; yo tengo la suerte de disfrutarla todavía y espero que por mucho tiempo
Un beso de Mar
Sabes?, a ti te pasa lo que a mí, es el olfato el que me trae más recuerdos que los otros sentidos, el olor de la cocina de tu madre me ha llevado a la de mi abuela, al arroz con leche, la canela, las natillas, al observar como iba ella haciendolo todo, la Canción del Pirata curiosamente es la que yo elegí para ejercitar la memoria de mi hija cuando era pequeñísima, años después en el cole le mandaron aprendérsela y la muy inocente le dijo a la profe que le mandara otra que esa ya se la sabía, jajaja. Y sabes porqué te cuento todo esto?, porque tu relato me ha capturado tanto que no solo he vivido tus recuerdos, si no que me ha llevado a los mios... sabes que sigues posando exactamente igual en las fotos?, no te gusta demasiado que te las hagan verdad?, miles de besossssssss.
ResponderEliminarHola María José.
ResponderEliminarQue bellos recuerdos dejaron en nuestros corazones ciertas vivencias infantiles. Las madres de entonces tenían tiempo para todo. Lo que nos cuentas de la tuya es un fiel reflejo de ello. Y es bonito recordarlo y, también, el compartirlo. Todas estas cosas nos acercan un poco más dentro de este mundo virtual.
¿Sabes? el librito que citas, yo también lo disfruto. Era de mis padres y ahora lo tengo en mi estantería de poesía. En la página 35 está uno de los primeros poemas que me aprendí:"El ama". Nadie me lo impuso, pero su lectura -en aquellos años- me impactó tanto, que quise aprendérmelo de memoria. Y lo hice. Ya puedes imaginarte lo que me ha cautivado tu relato.
Un abrazo.
Maat
Qué hermosa foto, tan ..española!! Los aromas los siento, te leo y los huelo . Y esa cocina !!!... Esa presencia tienen todo lo bello que vuelve los recuerdos joyas que atesoramos junto a tan buenos ejemplos que nos han trasmitido esos seres queridos.
ResponderEliminarHermoso y merecido homenaje.
Besotes.
Antiqua
ResponderEliminarLas perdidas son sempre dolorosas, pero te puedo decir que yo´no estaba preparada para ello.
Gracias por dejar tu comentario.
Besos
Mar
ResponderEliminarMe alegro de que te hayas paseado por mi cocina y por mi vida. Leyendo los comentarios me he dado cuenta de que tenemos muchas cosas en común.
Grcias por tus cariñosas palabras.
Un besazo
Mar
ResponderEliminarMe alegro de que te hayas paseado por mi cocina y por mi vida. Leyendo los comentarios me he dado cuenta de que tenemos muchas cosas en común.
Grcias por tus cariñosas palabras.
Un besazo
Ardi
ResponderEliminarCreo que he metido la pata, no sé de donde me he sacado lo de que eras abuela. Lamento la equivocación y sí tu hijo aún e smuy joven, pero seguro que tendrá recuerdos entrañables de ti y cuando haya nietos s elo contará.
Un beso
Carmen
ResponderEliminarMi madre me enseño el añor por la lectura y así reza en la dedicatoria que le hice como un pequeó homenaje en mi primer libro, aun no publicado.
Gracas por tus palabras.
Un beso
Primavera en otoño
ResponderEliminarEl aor lo puede todo y sus distntas parcelas nos van lleando y acompañando.
Gracias por tus palabras.
Mar
ResponderEliminarLLevas razón, ellas pasaban mucho tiempo a nuestro lado y nos enseñarn las primeras letras y en mi caso el amor por esas palabras que formanab frases y libros tan interesantes. Era una enamorada de la historia.
Besos
Susurros
ResponderEliminarTenemos muchas cosas en comun por lo que veo. os olores de las especias inundanban los fogones de nuestras cocinas.
Muy buena la anecdota de tu hija con la poesia, la pobre inocente, pensó que mejor otra que la que ya sabía. La sinceridad ante todo.
Ya ves que pinta tengo con el flequillo y las trenzas y ese traje que llevo era precioso, me acuerdo perfectamente de él, Era blanco y con la falda muy rizada y tenia bordados unos animalitos, recuerdo un bambi, un conejito, una tortuga...me encantaba. Y sí, no me gusta demasiado posar.
Besossssssssss
Maat
ResponderEliminarDe las personas que hemos comentado aqui, somos tres los que disponemos de esas poesias. yo tambien la gusrado como oro en paño y la de la ama, tambien la recuerdo:
Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra...
Tan lejos y tan cerca. tenemos muchas cosas en comun.
Besitos
Casss
ResponderEliminarJajaja..no se porque dices que la foto e smuy española, pero en realidad es así. La imagen de esa foto, los olores....me fueron llevando a ella poco a poco.
La extraño tanto.
Un beso
Hola Mª José.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato, además escrito con mucha ternura.
Al leerlo me ha venido a la memoria cuando, por Navidades, mi madre preparaba los roscos y pestiños...todos nos poníamos alrededor de ella y nos contaba cosas y cantábamos canciones navideñas. Aún la tengo pero está muy mal, apenas nos conoce...así es la vida.
Un beso y felicitarte por todos tus relatos
A mí, me ha recitado mi abuelo esos poemas, a los que encuentro con el tiempo transcurrido, una intenciòn pedagógica muy profunda.
ResponderEliminarY aprendí a no haber perdido la entonación, si en voz alta haberlo leído se ha tratado.
Ni mi ritmo.
Tésalo
Arroz con leche, eh? A mí me llegó el aroma a la confitura de boniato y los pasteles de Navidad ¡¡¡Cómo olía la casa!!!
ResponderEliminarBellos recuerdos, gracias.
besos.
Precioso y rebosante de amor, este homenaje que le haces a tu madre. Son nuestros padres, con su entrega sin condiciones, los que más nos forman, los que más influyen en nuestra manera de ser. Es la mejor herencia, aparte de la vida claro, que nos dejan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que escrito tan entrañable. Afluyen los recuerdos y tú los lanzas al aire para compartirlos.
ResponderEliminarHe percibido el olor del arroz con leche y la voz de tu madre recitando a Gabriel y Galán...
Me ha encantado.
Un abrazo
Una manera muy hermosa de recordar esa vivencia de niña junto a tu madre. Me has emocionado. Ahora entiendo tu gran amor por las letras, porque no te entraron con sangre sino con cariño.
ResponderEliminarUn abrazo.
María José, disculpas, llegué ayer noche de Madrid, jústamente en la calle del Barrio de las Letras leí, escrito en la calzada, eso de..."viento en popa a toda vela..."
ResponderEliminarDe tal palo tal astilla, de una madre exquisita, nació la hija creadora de palabras. Ella regó tu sensibilidad y te regaló manos de plata para los sabores y los paladares, una suave comunicación paciente, cariñosa, inolvidable de madre a hija. Ha sido un placer leer tu evocación que me provoca una sonrisa dulce y cariñosa.
Querida Maria José:
ResponderEliminarHace tiempo que no comento en muchos blogs, por falta de tiempo.
Pero no podía dejar pasar la ocasión de decirte que estas monísima en la foto, con tus trencitas.
Yo tengo una muy parecida, algun dia la pongo y veras.
Y me ha parecido muy bonito todo lo que has escrito de tu madre.
Esos preciosos recuerdos infantiles nunca se olvidan.
La canción de Cecilia tambien es de mis preferidas.
En mi juventud la aprendí a tocar en la guitarra y me emocionaba siempre que la cantaba.
Dentro de poco me voy de vacaciones. Te seguiré leyendo pero seguramente escribiré menos.
Besitos desde el Mediterraneo