Sólo quedan dos días para regresar.
Mi alma protesta con una infinita congoja que paraliza mi respiración en un suspiro entrecortado y llora con lágrimas retenidas que aportan un brillo especial a los ojos que intento disimular. Me debato ante la decisión que he tomado de volver. Podría no hacerlo, esperar un tiempo, pero al final daría igual. Volvería a este mismo punto en el que hallo, con la misma angustia atrapada en la garganta y el miedo transpirando por los poros de mi piel.
Sólo quedan dos días para regresar.
Te abandonaré y ello me produce un hondo sentimiento de culpa. Sí, lo sé muy bien. No debería tenerlo. Simplemente, las circunstancias han cambiado y no me queda más remedio que adaptarme. En la teoría es fácil decirlo; el problema radica en llevarlo a la práctica. Y ahí, me doy cuenta de que no me siento preparada, que mi omnipotencia era ilusoria y que en el fondo me carcome la culpabilidad por el desamparo en que te dejo. O lo que es peor, la sospecha de que deposites tu amor en esa otra persona que estará a tu lado, con lo que añado a la culpa, el fantasma de los celos.
Mi amor, muy pronto no formaré parte de cada uno de tus instantes; no te cubriré de besos a todas horas; no percibiré el incesante galopar de tu corazón sobre mi pecho; tampoco compartiré contigo el tiempo de alimentarte, ése que nos llena de placer; ni velaré tu sueño en el que tus mejillas se tintan del color de las manzana rojas. No podré responder a tu llamada y llenarte con mi amor cada vez que lo necesites.
Sólo quedan dos días para regresar al trabajo. Se termina la baja maternal.
Más regresos en el blog de Gustavo
jajajaja¡¡¡¡ Cómo me has engañado!!!!!!
ResponderEliminarYo pensando en un amor lleno de dolor, un amor que te vuelve loca, pero...¡ con las piernas peludas!!!!!
Dios mio!!! Te juro que te comprendo, que hago mia todas tus palabras...
Dejar a un bebe..... es lo más duro y lo más cruel del mundo.
Genial.
Un besito
jaja...Parece que se ha cumplido lo que pretendía. Me pareció un regreso del que se habla poco y sin embargo cada dia lo llevan a cabo multitud de padres.
ResponderEliminarUn besaso y buenas noches
Qué gamberra!
ResponderEliminarMuy bueno María José. Es un regreso de los más duros.
Un besito
Tengo que confesar que también me has engañado un poquitín, jajaj. Pensé lo mismo que Luna, una amor doloroso y esas cosas, jajaja.
ResponderEliminarPero efectivamente hoy en día y por suerte, se dan mucho las bajas paternales.
Enhorabuena por tu relato, me ha gustado.
Un beso
Siempre te las apañas para escribir relatos cortos con chispa.
ResponderEliminarMe encantan tus textos, ni aburren ni son pretenciosos, lo tuyo es la origialidad.
Un beso Mª José.
JAJAAAA!!! a mi también me habías engañado.
ResponderEliminarAhora es cuando verdaderamente se empieza a disfrutar del bebé, ya sujentan bien la cabecita, duermen más, parece que se dan cuenta de todo.
Pero es duro, es verdad.
¡Feliz día!
Miguel
María Joseeee, que lo veía venir, pilla. A esa madre decirle que no hay para tanto, que no es un adiós para siempre es un regresaré ha hacerte la papilla y a cambiarte el dodotis. Genial instinto materno. Bsitoossss.
ResponderEliminarMe pillaste!
ResponderEliminarBesos.
¡Me cagüen la sota bastos!
ResponderEliminarMe tragué el anzuelo hasta el píloro.
Estupenda descripción de una angustia que lo mismo vale, al parecer, para un roto que para un descosido.
Hola María José.
ResponderEliminarHe leído todo el relato perfectamente engañada. Quizá sea la imagen que acompaña a la derecha de tu blog.Seguro.
Un precioso y verídico argumento. Le has dado un toque muy especial.
Un abrazo.
Maat
Simplemente genial. Como siempre lleno de ternura. ¿Algun defecto?. Ninguno
ResponderEliminarEmotiva realidad, que no por más habitual es menos dolorosa.
ResponderEliminarPero, creo que la mujer sigue necesitando esa parcela de autonomia por la que tanto ha luchado.
Claro, lo cortés, no quita lo valiente y ese "gusanito, entre pañales" ...tira tanto!!
Besos
Creí estar leyendo una maravillosa historia de amor,y eso era en realidad...una de las más maravillosas historias de amor sobre las cuales se puede escribir y tu,amiga, le has dado forma con tus palabras haciendo que llegue a lo más hondo de tus lectores,me has engañado hasta el final hasta el mismisimo último parrafo.Enhorabuena
ResponderEliminaryo he tenido que cambiar algunas vece de escenario. A ello se acompañan el abandono.
ResponderEliminarEs verdad, el mordimiento en estos casos ha sido siempre un lastre.
Tèsalo
ayyy qué tierno!...inesperado giro que has logrado darle al texto!...doloroso momento para toda mujer que debe regresar a su rutina laboral dejando a su pequeñito al cuidado de otros!...por fortuna, he tenido la suerte de cuidar de mis hijas sin necesidad de recurrir a guarderías.
ResponderEliminarun abrazo.
Por lo que veo has conseguido engañarnos a todos, ¡¡¡como si no te conociésemos!!!, creo que la clave está en que nunca hablas de amor en pareja, que no desnudas tu corazón en tus relatos y estabamos todos así como muy cotillas, muy concentrados en leerte y zas!, aparece el mocosete a fastidiarlo todo, jajaja, muy bueno, miles de besosssssssssssss.
ResponderEliminarAmores son amores. Este es un gran amor y esta parte de la historia si será dura... pero se compensa y nos acostumbramos y superamos esos celos e inquietudes tan normales.Es que es tan lindo quererlos y tenerlos!!!!
ResponderEliminarbesotes y buen domingo.(cómo nos fuiste llevando de la naríz...jajaj)
Gracias a todos por vuestros comentarios. Perdonad que no os conteste uno a uno, pero el trabajo se acumula...besos
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. Perdonad que no os conteste uno a uno, pero el trabajo se acumula...besos
ResponderEliminarLo sabía Gus y tu estáis compenetrados hasta ese punto, jajaja. Uno que cualquier día da a luz y la otra que ya dio y le toca regresar a su pesar a otro mundo sin coloretas ni gu gu gu.
ResponderEliminarNo sé si con tres meses dicen gugugu o sólo hacen pompas, yo me lo he imaginado todo, un abrazote, María José.
Precioso relato Mª José. No soy muy original si te digo que me has sorprendido descubriendo al pequeño protagonista de tu historia sólo al final del mismo.
ResponderEliminarDebe de ser muy duro volver a la rutina diaria del trabajo, por muy gratificante que este sea, dejando atrás al bebé que ha acaparado todo tu tiempo durante la baja maternal.
En este caso, un regreso no deseado.
Un abrazo.