Desde abril no participo en ningún jueves. He querido hacerlo muchas veces pero me ha sido imposible. Hoy tampoco tenía previsto hacerlo pero al ver el tema me acordé de un relato que publiqué en el 2010 que se adaptaba muy bien y que he revisado. De esa manera me acerco un poquito a este grupo de amigos en su celebración principal: los relatos de los jueves.
Aquella tarde, tras una bronca que le echó su mujer porque no se
ocupaba de los niños, Andrés, armado de paciencia, sacó a pasear a su hijo de
cinco años. El pequeño se aprovechó de la singular ocasión y consiguió de su
padre que lo llevara al Salón de la Chuchería. Durante quince minutos, Carlitos
escogió golosinas hasta rellenar una gran bolsa. Padre e hijo caminaban hacia al
parque cuando una escultural mujer ceñida en un minifaldero traje de cuero
negro se cruzó con ellos. El niño estaba entretenido con la piruleta de fresa, que lamía sin descanso, y no vio cómo los ojos de su padre, a punto de salirse
de las órbitas, seguían a la joven enfocados, como si fueran unos anteojos, directamente
al respingón y apretado culo. Lo que sí escuchó el niño fue la exclamación que
acompañó a la mirada.
—¡Dios mío! ¡Vaya culo!
Al instante Carlitos le preguntó.
—Papa, ¿has dicho culo?
El padre azorado porque en alguna ocasión le había amonestado por
decir esa palabra respondió lo primero que se le vino a la cabeza.
—No. ¡Qué va! Has escuchado mal. He dicho búho.
—¡Ah! Y..., papá, ¿qué es un búho?
El padre, todavía ensimismado mentalmente en lo que acaba de ver, le
respondió resignado.
—Hijo mío, un búho es un ave con los ojos muy grandes y redondos, con
patitas con las que se agarra a las ramas, que está despierto por la noche y continuamente
dice: ¡uh,uh,uh!
—Papá, ¿los búhos tienes búhas?
—Sí, hijo.
—Papá, ¿cómo son las búhas?
—Las búhas son más pequeñas que lo búhos, tienen también los ojos
grandes y redondos, con unas patitas con las que se agarran a las ramas, están
despiertas por la noche y también dicen: ¡uh,uh,uh! —respondió el padre, con
paciencia.
El niño lo miró y, tras dar un nuevo lametón a la piruleta, le siguió interrogando.
—¡Ah!, y…papá, ¿los búhos y las búhas tienen buhitos?
—Por supuesto —contestó taxativo el padre intentando cortar la
conversación.
—Y...papá, ¿cómo son los buhitos?
El padre resopló, forzó una sonrisa y respondió.
—Los buhitos, son aún más pequeños que las búhas y tienen unos ojos
grandes y redondos, con unas patitas con las que se agarran a las ramas, están
despiertos por la noche y dicen: ¡uh,uh,uh!
—¡Ah!...y…, ¿los buhitos tienen buhititos?
Andrés no pudo aguantar más aquella absurda sarta de preguntas sin fin,
se volvió hacia su hijo y le dijo.
—Carlitos, he dicho CULO. ¿Te enteras? C U L O, C U LO.
Mas relatos en el blog de Chelo
JAJAJAJAJA, si es que es un no parar, De una pregunta a otra,y de esta a otra y vuelta a comenzar. !Qué paciencia tienen los padres! y !cuanta los hijos! jajaja.
ResponderEliminarUn beso y muchas gracias por acompañarme en este jueves de preguntas y respuestas. Siempre respondes.
ja ja. Y no pudo seguir concentrado en su visión, tratando de mentir sobre lo que había dicho.
ResponderEliminarUn claro ejemplo de preguntas y respuestas. ¿Conseguirá Andres el silencio de su hijo? ¿O tendrá que rendirle cuentas a su mujer?
Un gusto leerte.
jejeje hay respuestas que resultan ser las más convenientes, pese a lo incómodo de la situación.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Es que con los niños lo más facil es decirles siempre la verdad, porque si intentas despistarlos, bueno que te lían ellos a ti. Un abrazo.
ResponderEliminarEs que con los niños lo más facil es decirles siempre la verdad, porque si intentas despistarlos, bueno que te lían ellos a ti. Un abrazo.
ResponderEliminarJajajajajaja
ResponderEliminarJajajajajaja
Ante la persistente curiosidad de un niño hay que acabar a lo tremendo. A grandes males grandes remedios.
:-0) ;-0)
El infinito del por qué... porque lo digo yo.
Tremendo!!!!
Un beso enorme.
jajajajajajjajajjajja.....y mas nada!!! a ver si te enteras...jajjajajaa que me muero de risa....besoss
ResponderEliminarJajaja un interrogatorio de tercer grado, no le quedaba más que confesar. Muy divertido tu relato.
ResponderEliminarUn saludo.
Jajaja un interrogatorio de tercer grado, no le quedaba más que confesar. Muy divertido tu relato.
ResponderEliminarUn saludo.
Los niños y sus preguintas... Encantado de volver a leerte.
ResponderEliminarUn beso.
Jajajajajajajajaja... es que si hubiese dicho que sí desde el inicio se evitaba hacer el árbol genealógico del búho!!! Me gustó mucho tu aporte, y como no lo había leído la primera vez, pues celebro la suerte que lo hayas compartido una vez más!
ResponderEliminarUn beso.
Niña, no sabía yo que el chiste de los búhos era de tu autoría jajajajajaj.
ResponderEliminarUn besazo, que se te echaba de menos.
Veo que te has acordado de todo el chiste de Eugenio. Y es que eso le debe pasar a muchos padres que no quieren contestar a las preguntas comprometidas que le hacen sus hijos.
ResponderEliminarUn abrazo
Jajajajajaja! Y el niño debió haber dicho: -Lo sospeché desde un principio!
ResponderEliminarSencillamente, un relato genial!!!
Lo disfruté mucho. Grato es leerte por este medio nuevamante.
Besos:
Gaby*
jajaja...a veces es mucho más rápido y fácil decir la verdad.
ResponderEliminarBesos
Mucho me temo que el repelente niño estaba poniendo en un aprieto al sufrido padre de una forma intencionada. A menudo nos olvidamos que son niños, pero no tontos. Divertidísima historia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Jajaja, un relato buenísimo y muy, muy simpático.
ResponderEliminarMuchos besos.
Jajaja, un relato buenísimo y muy, muy simpático.
ResponderEliminarMuchos besos.