Vampirelas
En
la soledad de la noche se escuchó un prolongado crujido. Las tapas de los
ataúdes se abrieron después de cientos de años. Castigadas por la reina a un
prolongado sueño, despertaron las tres vampiras de nuevo a la vida.
Seguían jóvenes, perfectas, se miraron entre ellas y
rieron con ganas.
-Demasiado
tiempo muertas -dijo
Casiana.
-Esta
vez la Reina se ha pasado -respondió
Teriada.
-No me
lo puedo creer, tantos años sin chupar nada -dijo Majosia incorporándose como un rayo y saliendo del
cubículo-. Venga
chicas la noche acaba de empezar y tengo un hambre que me mu-e-ro.
Todas
rieron del chiste que acababa de hacer Majosia. Se empolvaron de blanco su níveo
rostro, porque eso, junto a las profundas ojeras, eran sus signos distintivos; los que les diferenciaban de los humanos.
La
zona estaba desierta. Donde antes había un frondoso bosque y un bonito pueblo,
ahora sólo quedaba una seca pradera, sin casas ni nada que se le pareciera. Sólo
quedaba en pié el castillo donde ellas habían vegetado su castigo.
-Lo
tenemos crudo. Hoy nos comemos una rosca -sentenció Majosia.
-Tranquilas,
niñas, no se olviden de nuestros poderes -les señaló Casiana.
Dicho
y hecho. Las tres se proyectaron en el aire y en el mismo instante se detenían
al lado de una cabaña a muchos kilómetros de distancia. Al mirar por la ventana
descubrieron a un joven atractivo, de pelo negro, levantando pesas, con una
camiseta ajustada que marcaba sus músculos.
-¡Oh!
Menudo pibón -dijo
Teriade-.
Fijaros como le sobresale la yugular sobre su bronceada piel. Está pidiendo a gritos que se la chupemos. Me
he enamorado.
-Desde
luego, que suerte hemos tenido y con lo fuerte que es tenemos para las tres.
Ahora tenemos que decidir quién empezará -dijo Casiana.
-¿Y si
hacemos un trío? Será más divertido -anunció
Majosia.
-Ja,
ja, Ja, si vamos las tres lo que haremos es un cuarteto -dijo riendo Teriade.
-Me
gusta la idea. Entremos a la vez y sorprendamos a este espécimen tan perfecto -ordenó
Casina mientras se relamía de gusto.
Cinco
minutos más tarde, las tres vampiras yacían en el suelo, sin fuerzas. La lucha
con aquel humano había sido inhumana. Por más que lo intentaron no pudieron hincarle
el colmillo. Extenuadas, moribundas miraban al ser que las había destruido,
mientras los rayos de sol entraban por la ventana.
-Quien
se iba a imaginar que era un vampiro -dijo Teriade entre estertores.
-¿Y
que ha dicho que usaba? No le entendí bien, creo que dijo algo sin sol -musitó
Majosía mientras le abandonaba vida.
-Bronceador
sin sol, bronceador sin sol, bronceador sin sol, bronceador… -repitió
Casiana hasta que se carbonizó.
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GENIAL!!!! (Yo pensè que no habìan podido hincarle el diente por tantos anabòlicos)
ResponderEliminarAhora bien, este relato tiene algo de "a seis manos" no? jajaja
Muy divertido, se ve que el año lo comenzaste con buenos ànimos (bien por Carlos!!!!)
besos
MUY BUENOOO!!!!! ME ENCANTA!!!!
ResponderEliminarVaya trío, qué peligro tienen estas tres vampiras!!
Todavía me estoy riendo!
Besos ;)
jajajaja que buena! no me esperaba ese final! Pobrecitas! salir del castigo para acabar asi!
ResponderEliminarQue mala suerte! con tanto humano por ahi digno de ser usado de carnada! jajajaja
Pobrecitas las vampiras. Con tanto humano que habria ofrecido su cuello y hasta la hubiera invitado a entrar a su casa, para protegerlas del sol. Humano o demiurgo.
ResponderEliminarQue buena imagen.
No se puede una fiar ni de los guapos musculosos.Mira que ser un vampiro, pobres se quedaron con las ganas de morder su yugular.
ResponderEliminarUn beso
Si es que los seres tan bellos tienen que tener alguna pega, "nadie es perfecto".
ResponderEliminarPues no sé qué le vieron a un tipo sudado levantando peso de forma gratuita, jajajajajaja. Pero me imagino la escena, sobre todo si estoy en el lugar del tipo de las mancuernas. Aunque lo suyo hubiera sido dejarse...un poco, jajajajaja
ResponderEliminarUn beso
Las apariencias engañan. Las hambrientas draculinas se quedaron sin chupar al macizo. Seguro que le suena a más de una.
ResponderEliminarUn beso.
jajajaja que divertido, la verdad me había imaginado otra como al final de la historia pero resulto muy buena y divertida
ResponderEliminarNo me imagino como pudo con las tres. Yo que también soy vampiro, no puedo ni con la que tengo en casa. Seguro que es por la camiseta, la mía no marca tabletas.
ResponderEliminarBesos y ya me dirás de dónde has sacado información de tan primera mano. jajaja
llevabas sin escribir un tiempo, no, de las morenas? de no ser así, digamos que se me olvidaron los anteriores escritos...el caso es que te conmino a que de vez en cuando te tomes vacaciones...no, ya ya sé, el caso es que pienso que debes de ir más a menudo a londres..sí, es eso, londres y su señora niña...quizá también las nieblas de la capi...sí, es eso, estoy seguro que esa es la causa por la que has escrito un relato dinámico, humorístico, e incluso con final inesperado, un relato ligero y ameno, amenísimo...
ResponderEliminarhala, mañana vas otra vez a la city...
medio beso, psiquiatra bonita.
La cosmética y la estética van a cambiar el mundo. No se salvarán ni los vampiros :)
ResponderEliminarGracias por las risas. Saludos!
¿que composición tenia ese bronceador sin sol? jejeje, menudas vanpiras jajaja.
ResponderEliminarUn besote
a un panal de rica miel....... jajajajjjaja
ResponderEliminarpor cierto,¿Majosia, Teriade,Casiana? Vagas reminiscencias provocan esos nombres, eh?
Un beso
Jajajaja... pobrecitas, después de tanta sequía...
ResponderEliminarMuy bueno.
Abrazo
La cosmética se alió con el blanquito vampiro, ¡qué iban a saber ellas!... jaja, muy bueno, Mª José
ResponderEliminarBesos