La sala de espera era amplia, luminosa. Rebeca se sentó en
un cómodo sillón que ocupaba una de las esquinas, alejada del resto de
pacientes. Sus ojos recalaron en un
cuadro colgado en la pared, frente a ella. Un vasto campo pintado a la
acuarela en tonos azulverdosos salpicado de lo que parecían pequeñas manchas de
sangre; al fondo una casa blanca, escoltada por dos altos árboles
de frondosa copa que proporcionaban sombra a lo que parecía un rústico banco de madera situado a sus pies.
Un golpeteo en su cabeza; extrañeza y sorpresa al mismo tiempo. Ella conocía aquel lugar.
Se levantó para observarlo
con detenimiento. Esa casa, esos árboles, ese banco…ella había estado
sentada allí mismo. Recordaba a la perfección
ese campo de amapolas.
--Cuando quiera puede pasar --le dijo la enfermera.
Se encamino por el pasillo tras ella. Su retina aún
conservaba la vivacidad de los colores del paisaje confundida con la sensación
del déjà vu. No era la primera vez que le sucedía. Durante años se había presentado de manera
ocasional, confundido entre otras manifestaciones que la perturbaban aún más. Ser capaz de leer
la mente de otras personas suponía un problema infinitamente más grave que
tener la impresión de haber estado en lugares que no tenía porqué conocer. En su necesidad de encontrar explicación había
recurrido a todos los medios a su alcance. Videntes, echadoras de cartas parapsicólogos…embaucadores,
al fin y al cabo, que no le habían preoprocionado ninguna mejoría. Por temor a que le diagnosticaran locura, había retrasado su visita al médico.
Una mujer alta, con bata blanca, se le acercó, la saludó y
le dijo que se sentara. Rebeca sonrió.
--¡Hola! ¿Cómo estás? –dijo Rebeca.
--¿Nos conocemos? –preguntó la doctora extrañada por la
famliaridad.
--Claro, ya he estado en esta consulta otras veces.
La doctora, no respondió. Rebeca era una paciente nueva que le
habían derivado de psiquiatría a su consulta de neurología. Se sentó. Tras respirar hondo, tragó
saliva, intentando calmarse; por muchos años que llevara ejerciendo su profesión
le seguía resultando muy doloroso tener
que comunicar malas noticias.
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Malas nuevas...¿la doctora a la paciente o viceversa?
ResponderEliminarEn ese paisaje ya estuvo, lástima las gotas de sangre, lástima de haber estado o haberlo soñado.
Relato intenso que señala una profesión, una carga a veces, para las dos.
Besitos muchos y felicidades por la publicación, suerte amiga.
Gracias diosa por tus ánimos.
EliminarTe iba a decir que me parecía haber reconocido el paisaje del cuadro...pero no!, mejor me contengo y me lo callo, no sea que también a mí me den ese tipo de malas noticias!...o peor aún, me encierren sin más explicaciones jejejeje
ResponderEliminarun abrazo.
Para encerrarte haria falta mucho mas, no ves que yo sigo aquí...jajaja
EliminarUna experiencias angustiosas esas de creer y de ver, de sentir y presentir para el que las vive y para quien las trata.
ResponderEliminarIntensa esta consulta.
Un abrazo.
Se habla mucho de la angustia del enfermo, pero el medico tb la sufre
EliminarIgual era la doctora la que tenía alzheimer... o se sentía doctora y era la paciente??
ResponderEliminarMuy bueno ese par de conceptos compementarios.
Un beso.
que mas quisiera eso la doctora, la noticia no iba por ese lado
EliminarCurioso esto del dejà vu, saber al detalle el lugar donde te encuentras sin haber estado nunca; aunque en este caso el final es algo misterioso con la respuesta de la doctora.
ResponderEliminarFelicidades por tu libro
Un abrazo
Carmen
Gracias Carmen por ponerlo en tu blog. Besos
EliminarDebe ser dificil ser frontera entre la locura y la cordura, ser el hilo que zurce los girones de otra realidad.
ResponderEliminar¿Nos conocemos?
(Será en junio, si dios quiere)
Un besazo
Espero sue sea asi y en Junio disfrutar de tu compañía
EliminarSoy de la opinión de que no se puede contar todo, algunas cosas deben quedar solo para nosotras mismas. Luego vienen los mal entendidos y pá el hospital sicriatico.
ResponderEliminarMuy bueno doctora.
Besos...besos...besos?
Mas vale callar qué cosas. Llevas razón
Eliminarsupongo que en cierta manera este texto te habrá resultado "fácil"...lo que no creo que te haya resultado fácil o, al menos, considero que el vuelco que le das al final del breve texto es muy bueno, es esto, el final...
ResponderEliminarpor que sí, bien hablado dle deja vu ese de los cataplines...pero, al instante, dejas de lado a la paciente para centrarte en la doctora...no hablas simplemente del deja vu...hablas de la gente que afronta como profesional este tipo de casos...y he ahí lo bueno de tu texto: el otro personaje, ese personaje en segunda visión, a un lado, que, al final, cobra, diría yo, todo el protagonismo...y aquí, repito, resido lo bueno de tu texto...
medio beso, de las morenas...
Muy bien captado mi mensaje. Ahí quería llevaros.
EliminarDèjá vu es un episodio transitorio, aislado, que a veces nos asalta y nos sorprende. Cuando ese episodio deja de ser anecdótico y se convierte en norma, lamentablemente hablamos de otra cosa. Del otro lado, el profesional que tiene que tratar lo que no es ni mucho menos un episodio aislado sino una enfermedad mental, intuyo que no termina de acostumbrarse, que su humanidad hace que le resulte muy duro a veces el ejercicio de su profesión.
ResponderEliminarNos vemos pronto. Un abrazo.
Mañana nos vemos
EliminarRelato muy descriptivo tanto de como se siente el que "sufre" un dejá vu como la situacion del que tiene que darle forma real cuando esta sensacion se asienta de forma constante. No es extraño que tenga que tragar saliva y respirar hondo para acometer su mision.
ResponderEliminarUn beso
Tu de esto también sabes un poco por tu propia experiencia. Besos
Eliminarrelato muy detallado y descriptivo que me ha hecho pensar y sentir que es muy real
ResponderEliminarGracias Maria por tus palabras
EliminarPerdón por la tardanza en comentar, ¡pensaba que ya lo había leído! de hecho creo que he tenido un pequeño déjà vu, pero me parece que lo que ha sucedido es que comencé a leerlo y tuve que dejarlo a medias para ir a un sitio. En fin, que me ha gustado mucho tu déjà vu, aunque me da penilla de la paciente, esas cosas no son nada agradables y la pobre se sentía un poco bicho raro por así decirlo. Un beso.
ResponderEliminarDe nada Crisitina, a todos nos pasa igual. Besos
EliminarEstoy cambiando el comentario desde que me puse a escribirlo, lo he pasado a interpretar como el estado de esas personas que están convencidas de saberlo todo.
ResponderEliminarMe encanta, me ha dado para pensar.
Besos, amiga.
Bueno espero que ademas de pensar te haya hecho pasar un buen rato.
EliminarSupongo que la doctora comprende ese tipo de trastorno temporal que dura segundos, pero que hace que nos sintamos commo si ya hubieramos vivido eso antes. Es curioso este fenómeno. Y el final es abierto que induce a pensar que respuesta dará.
ResponderEliminarUn abrazo.
Supongo que la doctora comprende ese tipo de trastorno temporal que dura segundos, pero que hace que nos sintamos commo si ya hubieramos vivido eso antes. Es curioso este fenómeno. Y el final es abierto que induce a pensar que respuesta dará.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues le va a decir que tiene un tumor cerebral, fijare qué noticia
EliminarExcelente relato, primero visto desde el lado de la paciente que sufre alguna alteración neurológica y en parte le cuesta asumirlo. Del otro lado la sensación de la doctora que tiene que anunciarle al paciente algo que no es agradable. Me quedo con la intriga de lo que será ese anuncio, pero me deja pensando y eso me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias sindel, ambos lados son interesantes
EliminarHola María José, el deja vú que aquí compartes tiene un trasfondo tal vez inexplicable para la paciente pero para la doctora comprensible si se trata de una dolencia. No deja de ser inquietante la sensación de sentir estar repitiendo situaciones de este tipo.
ResponderEliminarUn gusto leerte, gracias por tu comentario en mi blog, te dejo un beso y espero seguir compartiendo nuevos jueves de relatos.
Jime
Gracias poquita por venir a mi lugar de encuentro
Eliminarufff... una mala noticia para dar... deja vu total!!! excelente amiga! me encanta el relato! un beso!
ResponderEliminares duro dar esas malas noticias.
EliminarGuauuuuu, ya tenía yo ganas de llegar aquí a ver que nos contaba nuestra amiga la psiquiatra del dejá vu...¿visión? ¿Premonición? ¿Psicosis? o ¿tumor cerebral?...
ResponderEliminarMe ha encantado tu visión desde el otro lado de la mesa, creo que el dejá vu de forma ocasional, es algo que todos en uno u otro momento hemos vivido pero que cuando se convierte en una constante…la cosa es de preocupar, algo ahí arriba, en lo que nos rige…no anda bien.
Sobre todo amiga muy bien descrito y escrito como era de esperar. Un beso grandote, que yo también estoy ansiosa de verte.
Me alegro de verte por aqui de nuevo, o será un deja vu...jajaja
ResponderEliminarLo primero, pedirte perdón por llegar tan tarde,
ResponderEliminarLo segundo, felicidades!!! por ese nuevo libro, que en cuanto pueda voy a disfrutar leyendo,
Tu déjá vu, es complicado, l@s medic@s cuando se encuentrar que tienen que dar una tan mala noticia, imagino que sufren, por ell@s, pero sobre todo , por el paciente,creo que a un médico de vocación le tiene que resultar frustrante, no poder hacer nada para aliviar esos momentos...Me gusto mucho....Besos Lucia.