MI ABUELO
Mi abuelo era un
“figura”.
Tres cosas le diferenciaban
del resto de los mortales: el uso de refranes, comenzar a leer el periódico por la última
hoja, mejor dicho, antepenúltima, por las esquelas mortuorias y la capa con la
que se abrigaba en invierno que ya nadie usaba en el pueblo. Mi abuelo era un único, especial, extraordinario, tan importante en mi infancia
que no sería el que soy si no hubiera crecido a su lado.
Los sábados por la
mañana, que no había escuela, le
acompañaba al casino. Él pedía un cortado y una copa de coñac, para mí un chocolate, que servían muy espeso, y bizcocho; una mezcla que me sabía a gloria,
acostumbrado al diario pan con mantequilla.
El periódico le esperaba
en la mesa embutido en un listón de madera que servía de agarre impidiendo que
las manos terminaran tiznadas de tinta. Comenzaba el ritual; lo abría por el
final y al punto sus labios se movían al compas de su ojos en una silenciosa
lectura, en un sentido homenaje a los que habían abandonado este mundo el día
anterior; a veces acompañaba con algún que otro suspiro o gestos de cabeza,
según su mayor o menor aflicción, que no se relacionaba con que conociera al
difunto sino que coincidieran en edad. Cuando finalizaba bebía un gran sorbo de
la copa y me decía: Alfredito, el muerto
al hoyo y el vivo al bollo, la vida continúa; un hondo suspiro, otro gran sorbo del ambarino licor y con parsimonia
se entregaba a la lectura de las noticias locales, porque las internacionales nunca
le interesaron, y cómo no, a murmurar entre dientes: El ladrón se cree que todos son de su misma condición.. al final pagan justos por pecadores… cada día que amanece el número de tontos
crece… siempre hay un roto para un
descosido… éramos pocos parió la
abuela… Era su peculiar forma de ilustrar
la información y los sucesos que más llamaban su atención.
Yo, mientras, le observaba de reojo. Me distraía jugando con
las canicas de cristal, que me compraba en el puesto de arropías, encima de la
mesa con mucho cuidado de que no rodaran hasta suelo y que el ruido
produjera el sobresalto de los octogenarios contertulios allí reunidos, porque
como él siempre decía: hombre prevenido,
vale por dos.
Más sobre refranes en casa de Verónica
un relato entretenido, como seguramente lo fue el abuelo
ResponderEliminarbesos y abrazos mil
de aqui nadie nos mueve
es un deleite leerte
y que mañana sea jueves!!!
Como oro en paño guardas en tu corazón el recuerdo del abuelo, único, como él no había dos. Y en tu relato le rindes cariñosa memoria, bellas palabras con regusto a cosas de antaño.
ResponderEliminarBesitos antes de abril, hoy nieves mil.
Los abuelos estan llenos de refranes que cuando eras peque no entendias mucho pero ahora uff todo lo que te dice es refrexivo y autentico..
ResponderEliminarCon lo que podemos aprender de ellos y que poco los dejan que sean los sabios de la familia, porque ellos estan llenos de experiencia.
Un abrazo
Los abuelos lo mejor del mundo.
ResponderEliminarEl mío decía. Estoy más liao que el moño una loca.
Besossssssssss
Que personaje el abu!
ResponderEliminarEn mi casa se usaron todos esos refranes menos el "cada día que amanece ..." que es muy bueno por cierto, ya me lo anoto. Aqui el de la abuela reza "éramos pocos y la abuela parió trillizos" como para reforzar la idea jajajaja
Un beso
Cuanta sabiduría encierran esos ojillos arrugados de los abuelos. Oir refranes de sus labios es como escuchar la gran sabiduría popular.
ResponderEliminarGenial eso de que abría el periódico por la penúltima hoja, la de las esquelas. Las más de las veces para dar un suspiro de resignación cuando el nombrado era alguien conocido.
Un abrazo
Sultana!, antes se usaban más los refranes que ahora o es que ya ni siquiera se habla?, ese abuelo podría ser el mío, eso si, yo de chocolate nada de nada, leche sola y tostadita con jamón y aceite de oliva, es que siempre fuí de salado, jajaja, miles de besossssssssssssssssss
ResponderEliminarTotalmente d acuerdo, tu abuelo era un figura.
ResponderEliminarMe acuerdo de esa imagen de los mayores leyendo el periódico fijado por el larguero, en mi caso al pasar por el antiguo Círculo Mercantil ¿Te acuerdas?
Sabiduria popular...
Un beso
Un ohh! se me fue al terminar de leerte, ese nieto observando a su abuelo y recordarlo como fué, un figura. Sabiduria la de este abuelo. Sí, yo tambien recuerdo ese periódico fijado por el larguero de madera.
ResponderEliminarUn abrazo.
No hace muchos días pude ver, no recuerdo bien el sitio, el famoso listón de madera como soporte del periódico. Los abuelos están bastante marginados hoy en día en nuestra sociedad. No aprovechamos su enorme experiencia siendo como es absolutamente necesaria.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuanto se aprenden de las personas mayores, tienen esa sabiduría popular y por supuesto una cosecha de refranes aplicados justo a las conversaciones que se tienen.
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen Andújar
Dulce María José, a tu pregunta sobre "jalar", en términos marineros: Tirar de un cabo, una red, una lona o un remo.
ResponderEliminarBesitos saladitos.
Esos abuelitos... yo no conocí a ninguno pero mi padre decía, que decía el suyo: "Quien no madruga pierde la gamba". Y cuánta razón tenía!!!
ResponderEliminarUn besito.
Desgraciadamente no compartí muchos ratos con mis abuelos, seguro que sus historias darian para miles de relatos, tres guerras, posguerra, hambre, bueno, tuve la suerte de tener una abuela, que en sus años de lucidez si me contó sus batallas y aun la recuerdo, sentada al lado de una chimenea con el candil encendido,una olla de cocido burbujeando lentamente,y yo allí ensimismado escuchando sin perder detalle...
ResponderEliminarsaludos
Preciosa retahila ensartaba el abuelo para acompañar al sabor del chocolate. Hay sabores, gestos, detalles que nos dejarán en herencia como el sabio refranero.
ResponderEliminarBesos
el que a las esquelas se aplica, es que pronto claudica...
ResponderEliminarabuelo y lector, buena gente, y mejor doctor...
no me digas con quién vas , por que ya sé que eres el nieto de las...
chocolate espeso y turrón con peso...
el agüelo y el licor cuanto más viejos, más complejos o pellejos...
medio beso, de las morenas.
Hola María José:
ResponderEliminarAcudo al encuentro con vuestras letras y me han encantado. Yo no tuve la oportunidad de conocer en vida a mis abuelos, pero tengounas abuelas tan dicharacheras, que doy gracias a la vida de aprender de ellas, aun a mis cuarenta tacos encima!
Desde ya viajan doce puntos para vos.
Abrazos y café
Wendy
Me hubiese encantado tener un abuelo así, que me instruyera sobre la vida con refranes y me llevara a tomar chocolate.
ResponderEliminarUna belleza el relato, muy tierno.
Un abrazo.
tienes muy lindos recuerdos de tu infancia amiga... bello escrito...
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. Los abuelos por lo general... aquellos abuelos de antes, en particular... eran sabios. La sabiduría natural, tan buen expresada en este escrito, me llevó a ver a mi abuelo, con "cachaba" en mano y apoyando allí, tranquilamente, su bardilla.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
Un genio el abuelo, un típico de los de antes, un tópico el abuelo refranero, sabio él, de los que lee el periódico empezando por el final, suspirando entre refrán y refrán. Tierna historia que impregna la infancia de sabios recuerdos, pero mucho mejor aun tu manera de contarlo siempre con una prosa salpicada de detalles. Un beso grande y apretao amiga, he disfrutado leyéndote.
ResponderEliminarMe gusta mucho el tono de tu relato, buen retrato de un abuelo a través del nieto. Momentos de aquellos que recordamos de nuestra infancia observando a través de nuestros juegos a quienes nos rodeaban.
ResponderEliminarUn beso.
Cierto, os aseguro que era así.
ResponderEliminarNo he tenido otro como él.
Ya era hora que alguien lo retratara con tanta sensibilidad y cariño.
Besos.
Alfredito
Me resultan atrapantes y muy emcionantes los relatos contados desde la visión de un niño (que hoy podría ser mayor) de como veía a su abuelo, que registro tenia de él, porque esa es una visión y apreciación única, aunque el abuelo viva muchos años esa visión es irrepetible.
ResponderEliminarMe gusta la calidez que trasmite Ma. José, te mando un gran beso