En el 21 de Julio de 1969 a las 2:56 de la madrugada, el comandante Neil Amstrong posó sus pies sobre la superficie lunar en el llamado Mar de la Tranquilidad. Por primera vez el hombre llegaba a la luna.
Yo tenía 11 años y un aburrimiento de muerte en aquel tórrido verano, de manera que aquello nos sirvió para crear un nuevo juego para nuestras noches de estío: ser astronautas. Nos subíamos a las verjas que rodeaban los arriates de las casas y con mucho cuidado descendíamos cómo si lo estuviéramos haciendo en el mismísimo satélite terrestre. Yo, que prefería jugar con los chicos antes que con las chicas, más dadas a las traiciones y critiqueos, me convertí en la primera niña/mujer que pisaba la luna por arte de nuestra infantil imaginación.
En Octubre, nada más comenzar el colegio, Sor Victoria, la profesora de lengua y literatura, nos encargó hacer una redacción sobre tan magno evento y yo ni corta ni perezosa la concluí manifestando mis deseos de surcar el inmenso espacio sidera. De mayor sería astronauta.
No sé por qué, ni nunca llegué a saberlo, los motivos de que aquella aseveración levantara una polvareda de palabrerías entre las monjas que terminó con mi llamada al despacho de la directora con la consiguiente reprimenda. ¿En qué cabeza cogía que una niña tan aplicada como yo hubiera escrito tremebundo disparate? ¿Dónde se había visto? ¡Una mujer astronauta! Repetía sin parar, la monja. Nosotras debíamos cuidar de los hijos, del marido y del hogar y como mucho, estudiar una carrerita corta que ampliara nuestra cultura. Ante tal provocación, respondí ruborizada que no estaba de acuerdo con ella y que yo sería astronauta. No frustrarían mis anhelos. En fin, subsiguiente a mi terca respuesta, mis padres fueron alertados, mediante llamada para hablar con la tutora, de mis enloquecedores deseos y yo castigada por escribir lo que no debía.
Mas relatos en casa de Gustavo
El tiempo pasó y a la vista está que no he sido una astronauta convencional, pero sí una navegante espacial, aunque sea en el dañado espacio interior de las personas. En ese lugar que mantenemos, incluso, oculto para nosotros mismos y que a veces, el sufrimiento nos lleva a compartir, mediante la palabra, con algunas personas privilegiadas, entre las que, por suerte, me encuentro. A diario me cito con seres procedentes de la luna sin tener que subir a una nave espacial.
Amo mi trabajo y no lo cambiaría por ninguno.
En las estrelladas noches miro al cielo y recuerdo a esa niña ilusionada por hacer algo distinto, que pretendía salir de la mortecina rutina en la que querían encasillarla, sonrío. Fui afortunada por contar unos padres que me dieron las alas para volar en el ambiente universitario y por encontrar allí a maestros que creyeron en mí y se impregnaron de mis ansias de ser diferente, distinta.
En realidad, lo soy.
Y de alguna manera también navegas con tu nave particular que es este blog y algunas veces "aterrizas o abloguerrizas" en otros planetas y satélites de otros soñadores, emotivo relato y además real, un saludo.
ResponderEliminarSabes, todos aquellos que hemos tenido la suerte de tener una gran imaginación, hemos sido todo lo que hemos querido, y lo que nos queda. Tú fuiste astronauta, claro que sí, esa era tu diferencia, que soñabas despierta.
ResponderEliminarBuen relato.
Soñar es bonito y llegar hasta lo más alto debe ser una gozada.
ResponderEliminarNo creo que te hayas quedado muy lejos de tocar el cielo porque con tus relatos nos trasportas a ese mundo mágico y nos llevas de la mano.
Besos y un camión de sonrisas
ha que irse lejos con la cabeza a veces.
ResponderEliminarAdmiro cualquier trabajo que esté realizdo con esmero y dedicación.
ResponderEliminarMe basta que digas que amas tu trabajo, para tener mi mayor admiración y felicitarte.
No todos tienen esa suerte.
Pero además, admiro el que te dediques a ayudar a personas cuyas heridas no se ven, pero pueden ser más invalidantes que cualquier deformidad morfológica, por nacimiento o trauma.
Las heridas del alma, de la razón, son las más corrosivas que puedan haber...
Gracias por tu ayuda, por tu entrega.
Un beso
No se culpe a nadie, que diría Cortázar. Por suerte, tú lo has dicho, en el cofre de la imaginación caben todos los mundos posibles; suerte que contemos con este pequeño agujerito por donde escaparnos cuando haga falta.
ResponderEliminarUn beso de astronauta a astronauta.
"Hiuston, problema resuelto"
Mamé
ResponderEliminarLlevas toda la razón, esta forma de navegar es similar a la espacial, con nave incluida. Gracias por tu temprano comentario.
Un beso
Mercedes
ResponderEliminarImaginar no cuesta y cuando ademas tienes una infancia en aquellos años en los que casi no contábamos nada más que con ella para sobrevivir al tedio.
Un beso
Toco el cielo con vuestros cariñosos comentarios. Espero seguir así.
ResponderEliminarBesos
jordim
ResponderEliminarEncantada de recibirte en mi casa.
la imaginación y nuestra cabeza nos lleva a sistios insopechados, a veces incluso hasta perder la cordura. No es el caso.
Un saludo
Mi querida Iaia, qué alegría verte de nuevo por aqui. Tengo un poco abandonado este espacio internautico por las vacaciones y el regreso que ha sido más duro de lo que pensaba.
ResponderEliminarAmo mi trabajo, como decia aunque a veces me desepere el sufrimiento real o fantaseado de quienes depositan en mí su confianza en un reestablecimiento que quizás sea un milagro conseguir.
Gracias amiga y un besazo
Paseando por las nubes
ResponderEliminarTú sí que sabes de espacio y cielos, siempre subida a esa nube desde la que poner en marcha tu buen hacer de escritora.
Un beso espacial y que no tengamos problemas con Houston...;-)
Al final te has acercado a tu sueño infantil, al fin y al cabo eres de las que responden cuando oyes "Houston,Houston,tenemos un problema"
ResponderEliminarBesossss, MJ
Lo conseguiste María José, se quedarían con un palmo de nariz las monjas frustradoras de sueños y sembradoras de semillas amargas.
ResponderEliminarLo conseguiste astronauta, internauta, escritora volando espacios, conocedora de mundos rotos y planetas desquiciados a los que visitas con la nave de tu cariño y conocimiento.
Te felicito y me felicito por navegar éteres siderales a bordo de naves literales, literatas, amigas y amigos sin escafandra.
Pues sí, muy cerca pero con los pies en la tierra. Lo malo es que a veces Houston no me responde...
ResponderEliminarAñado María José, lo mío era jugar a los índios, a piratas, A ROMANOS!!! en ello sigo.
ResponderEliminarQue suerte ser navegante de sueños, volar y hacer un mundo donde el amor, compromiso social es una realidad, tener un trabajo agradable especial, en fin eso de escribir es fascinante, lo hago desde hace poquito pero abrio un camino hacia mi liberacion interior, una carga que llevo por un trabajo demasiado comprometido.
ResponderEliminarMe gusto mucho el relato, astronauta de los sueños...
Primavera
Natali
ResponderEliminarHola amiga y madre de V. Efectivamente lo conseguí, pero a dia de hoy sigo sin intuir que les pasó por aquellas cabecitas cuando leyeron mi redacción. debia tener un concepto de mi que no cuadraba con aquellos deseos. Reía con mis amigas sobre lo sucedido sin encontrar explicación. Si te soy sincera, estaba convencidísima que lo sería...
Un beso
Primavera
ResponderEliminarEscribir es soñar, imaginar, poder, libertad....es un oficio fascinante, por lo menos para los que lo hacemos compartiendolo con otro trabajo principal. Igual para el escritor a tiempo completo se convierte en un suplicio.
Gracias y un beso muy fuerte.
Natalia
ResponderEliminarYo tambien jugue a indios y vaqueros con los chicos pero no a piratas. Debe ser que como en Córdoba esta lejos el mar no se nos ocurría.
Tambien cogíamos grillos en aquellas calurosas noches en las que salíamos a jugar a la calle tras la cena y el olor que predominaba en ellas era de pimientos fritos.
Astronauta de los sueños... ¡¡¡que bien suena eso!!! suena mejor que ser mala. Algún día te contaré los míos para que los descifres.
ResponderEliminarUn beso enorme
Tal vez las podridas mentes de las obtusas monjas deberían pasar por una ... mejor no lo digo, no seamos groseras en un espacio tan bonito!
ResponderEliminarBesos lunáticos o de lunares, bien fashion!
Hola María josé paso a darte las gracias por pozarte en mi pequeño rinconcito, tienes un escrito muy bonito,lleno de magia, estoy con poco tiempo te seguiré para volver a leerte,a sido un gran placer entrar a tu blog.
ResponderEliminarUn gran abrazo que tengas un bello día.
te saludo hoy llegue a tu blog
ResponderEliminarun besico
La imaginación es un gran regalo. Cuando la vida no te agrada, huyes, y te haces astronauta o lo que haga falta.
ResponderEliminarHas escrito y descrito un relato en el que se mezcla ese pasado al que estábamos "destinadas" las mujeres, con un presente real, que te hace feliz.
Un beso.
Al igual que yo eres una privilegiada trabajando en lo que te gusta, amas tu trabajo y no lo cambiarías por nada, navegas los espacios siderales de las mentes confusas, vives en el órgano más desconocido del ser humano allí donde se instalan los traumas, las decepciones ,las voces…un lugar muchas veces inaccesible en el cual debes conseguir adentrarte.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, tu descripción astronauta de la mente. Lo que está claro es que si uno consigue realizar sus sueños y es feliz con el trabajo que desempeña, LO HACE BIEN, con lo cual también queda claro que eres feliz escribiendo.
Un beso grande.
Hola María José:
ResponderEliminarEl espacio exterior y el mundo interior de las personas son parecidos. En cierta ocasión vi un reportaje que lo demostraba. Un viaje desde las estrellas, hasta llegar a la piel humana, y de ahí viajar a las células. Fue curioso comprobar que el Cosmos y el universo celular vistos uno al lado del otro son iguales. De modo que si, en cierta manera también eres astronauta.
Un abrazo
Mari carmen
ResponderEliminarGracias or tu comentario. Las cosas han cambiado y muhco, eso lo sabemos bien las que pertenecemos a aquellas generaciones.
Un beso
Bruji
ResponderEliminarA mi tb me gusta eso de astronauta de los sueños, igual me cambio el nick jajaja
Voy a leerte, un besazo
Vero
ResponderEliminarHabía muchos obtusos/as no sólo las monjas...pero todo cambió en ese aspecto porque yo personalmente estoy rodeado de esos seres jajaja.
Besos a lunares que es mas de mi tierra.
Gladys
ResponderEliminarGracias a ti por estar compartiendo este espacio. Nos vemos en las estrellas.
Besos
Soy yo
ResponderEliminarGracias por pararte a comentar. Ya me contarás como llegaste aqui.
Saludos
Medea
ResponderEliminarAsí me siento, privilegiada y por eso quise dejar constancia. Cuando nos gusta lo que ahcemos, no importa lo que hagamos, seremos felices, como tu bien dices.
Un beso
Ardi
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de leer tu comentario. Me encantaría ver ese programa que me dices pero estoy de acuerdo, lo de fuera, lo de dentro, en fin, uno mismo.
Garcias y besotes
¿Que tal el trabajo?
Sabes? yo en algún momeno quise ser astrónoma. Mirá..-nos hubiesemos encontrado en otro espacio, yo mirandote desde la Tierra y volando allá lejos de esas monjas represoras, jajaj
ResponderEliminarMe alegra oirte hablar con tanto cariño por lo que haces. y dél respeto y estíulo que supieron darte tus padres.
(allá por donde tengo un blog de palabras al paso, te dejé un regalito...)
BESOTES
Hola Maria José
ResponderEliminarPero ¿de verdad se armó tanto revuelo por tu redacción?.
Menos mal que tus padres veian las cosas un poco más claras y pudiste realizar tu sueño, porque navegar en la mente humana, la mayoría de las veces, es bastante más complicado que hacerlo por el espacio.
Un beso de Mar
Afortunada, sí, por tus padres, maestros, y todos los que te apoyaron, pero primero que nada por ti misma, por creer en lo imposible y hacerlo posible.
ResponderEliminarUn beso.
Queríamos ser viajera del Cosmos y, pese a la opinión de las religiosas que te educarón, no te has alejado mucho de tu objetivo. viajas por el cosmos interior de los que en tí confían y lo haces enamorada de tu trabajo. ¿Que más se puede pedir?
ResponderEliminarUn abrazo.
Precisamente eso: "Distinta" es lo que no querían que fueras y terminaste siendo. Tu traje de astronauta, no lleva platas ni aluminios, ni cascos de plexiglas. Tu traje de astronauta, es blanco como la esperanza y limpio como la Luz
ResponderEliminarBesitos.
Asi que no te contentas solo con mirar la luna sino que tambien la quieres tocar?
ResponderEliminarBueno,bueno has de tener mas que alas para ello.
Pero el sueño,el sueño, quien te lo puede quitar?
cariñtos
Gracias a todos por vuestros comentarios. Afortunada viajera, lo soy, del cosmos y del Intus.
ResponderEliminarUn beso
es sabado
ResponderEliminares dia de mi lectura
es dia de sueños...y me has hecho soñar con una niña que queria ser astronauta...¡¡debía de ser una niña de la leche, aguerrida, mu en sus trece, terca, sabedra que lo suyo era ser astronauta...quiza de la ment, quiza, diria yo, de las almas atrmentadas, almas que sn lunas en la tierra!!!
sabes, de las mrenas, ¡cuanto me hubiera gustado espiarte en ess dias d niña y queriendo ser, al fin y al cabo, tu misma...queriends er astronauta...una reivindicacion libertaria¡¡¡¡¡
hoy un beso entero.
Creo Gustavo que deberias dar de comer a tu teclado porque se está comiendo las "os" jajajja
ResponderEliminarTu querias llegar alto, llegar lejos, llegar hondo, descubrir y desalojar sueños....Lo has conseguido, por eso eres diferente.
ResponderEliminarBesos
Lo de la luna si que fue una pasada, yo era un poquito más joven que tu; pero me acuerdo como si fuera ayer, fue algo que rompió la rutina de todos estos años que fueron bastante negros.
ResponderEliminarAyer no pude colgar el comentario, no se que pasaba.
Un abrazo
¡Genial tu historia! ¡Qué mania las monjas con querer frustar vocaciones! Es que sé de qué me hablas... Y ya ves, al final navegas por el interespacio y no solita, no, que nos llevas a todos a volar por ahí... Gracias por mantener tus sueños, compartir estos ratos con nosotros y permitirnos soñar.
ResponderEliminarUn saludo
Emocionantes tus palabras, María José
ResponderEliminar¿Me dejas subirlo a la página del club de los incultos?
Gracias a todos, os contesto con un poco de retraso Rosa, carmen y Mar.
ResponderEliminarMimí, por su puesto que puedes subirlo.
Un besito