Nada más sentarme Purita me preguntó:
—Berta, cariño ¿Te terminarás el tiramisú?
Dirigí la vista hacia él, luego hacia mi amiga y de nuevo hacia él. Me sorprendió con un cómplice guiñó. Dudé un instante y respondí a mi amiga que sí.
Acerqué el plato y hundí la cucharilla en el blando y jugoso pastel cogiendo una gran porción. La acerqué a la boca, cerré los ojos para deleitarme con aquel cóctel de sabores: el bizcocho, emborrachado de amargo café y licor de almendras, suavizado por el cremoso y dulce queso mascarpone y el toque exótico y aromatizado del cacao que lo cubría. Un frenesí para mis papilas gustativas.
Tras la primera cucharada mi ánimo se templó. La segunda, la disfruté libre de la premura que imponía la urgencia en resolver aquella inquietud, que transitaba alocada por los recovecos de mi cuerpo. En la tercera y última, me regodeé.
Con la cuchara a rebosar lancé una encubierta proposición a esos transparentes ojos que no dejaban de observarme con auténtica lujuria (o por lo menos así lo sentía yo). Supe, por su fruncido entrecejo, que captaba mi insinuación y tras degustar el empalagoso tiramisú me entretuve en pasar la lengua por los labios, muy despacio, apurando con la punta hasta la última micra de chocolate que quedó adherida a ellos, después de que relamiera con ansia la cucharita.
Cuando terminé, el alejamiento mental de mis amigas era más que evidente. Pretexté que debía recoger a mi sobrina para llevarla a una fiesta de cumpleaños y salí del restaurante.
Caminé unos pocos pasos y giré la cabeza sin hallar lo que esperaba.
En mi fantasía, aquel hombre corría hacia mí y con la insolencia que presta la imaginación, me abrazaba en plena calle y cogía mi cara entre sus grandes manos. Acercaba su boca a la mía; me miraba a los ojos y luego posaba suavemente sus labios en los míos. Un beso al que yo, por supuesto, me resistía durante un par de segundos y al poco, caía rendida ante el dulce roce, abriendo glotona la boca para dejar paso a su cálida lengua mientras me reflejaba en sus cristalinas pupilas, antes de que entornara los párpados.
Aceleré mi marcha, sin volver la vista atrás hasta que me perdí entre el consolador bullicio.
Una hora más tarde me encontraba en casa, en pijama, tumbada en el sofá y lamentándome de mi suerte. Con una tónica en la mano, para rebajar el tiramisú, y las románticas canciones de Alejandro Fernández de fondo, me dejé arrastrar, como aguas desbordadas, por los laberintos del recuerdo.
Convulsas imágenes de los hombres con los que mantuve relaciones atoraban mi mente, con reminiscencias de un pasado en el que no quería compromisos, sino disfrutar de las ventajas que me concedía la soltería, y se mezclaban con el rostro del hombre que soliviantaba mi tranquilidad y despertaba mi dormido deseo.
No sé cuánto tiempo transcurrió.
Me adormecí, entre los acordes de la música, cayendo en ensueños cuyo protagonista, un héroe de mil caras, me libraba de infinitos peligros y me sumergía en un alborotado deleite del que gozaba cuando un estrepitoso sonido me sacó a patadas del sueño.
Presa de la desorientación, tardé en adivinar que alguien llamaba a la puerta. A trompicones atravesé el salón mientras me ponía la bata y me atusaba el pelo.
Abrí y me despabilé por completo. El morenazo se encontraba delante de mi puerta con flores en una mano y una botella de cava, en la otra.
Por mi cabeza, a toda velocidad, cruzaban embarazosas sensaciones.
Él, elegantísimo con su abrigo gris y yo, con una vieja bata, eso sí, la más calentita. Él radiante y yo, hecha unos zorros; él joven, yo…
—Saliste apresurada y no pude hablar contigo. Pregunté a tus amigas dónde vivías. El portal estaba abierto.
—¡Eh!
—Me gustaría invitarte a una última copa y que me contaras a qué sabe el tiramisú.
—¡Ah!
—Estas flores son para ti.
—¡Oh!
Una carcajada dejó al descubierto sus blancos dientes y me sacó del atontamiento y los balbuceos. Le miré, me miré y le acompañé en la risotada.
—Pasa, por favor. Sacaré unas copas.
Lo que vino después, lo dejo a la fantasía de cada uno de mis lectores.
Tan sólo me permito daros algún detalle que puede ilustrar vuestra imaginación: Su boca sabía a frutos rojos, con una agradable mezcla de roble y vainilla; el prieto cuerpo no desmerecía a su cara y por último, como siempre me equivoque en la edad porque pasaba de los cuarenta...¡ja,ja,ja!
... y que te quiten lo bailao.
ResponderEliminarMe alegro por ti!!! Un abrazo.
Mª Jose, y ¿dónde dices que está ese Restaurante? ja,ja,ja yo también quiero un tiramisú como el tuyo...
ResponderEliminarBesos
Rosa.-
hasta que me perdí entre el consolador bullicio.
ResponderEliminarestas palabras tuyas
para la mitad del relat0
en cuant0 a la 0tra mitad
ya v0lveree
bes0s
Bueno, bueno!!! como que has dejado una estela rosada y romantica del cuento que tuvo el final feliz, de la película rosa que nos gustan a las soñadoras. jajaja. muy lindo. un abrazo.
ResponderEliminarAh! me olvide responder la pregunta, prefiero el tiramisú.
ResponderEliminarLakacerola
ResponderEliminarQue mas quisiera haber sido yo la protagonista de este dulce encuentro...jeje. Se lo diré a Berta de tu parte, pero te aseguro que lo pasó muy bien y lo sigue pasando...
Gracias por venir
Rosa
ResponderEliminarEl restauante está en cualquier lugar. El morenazo dificil de encontrar. El tiramisú es fácil encontrarlo, se ha puesto de moda. Ahora ¿cómo el de Berta? tan conjuntado....jaja es raro d encontrar.
besos
Norma
ResponderEliminarPues Berta disiente, me dice que te diga que el segundo tiramisú estaba mucho mejorque el primero...jajaja
Gracias guapa
Eh! Ah! Oh! jajajajaja
ResponderEliminarSublime, María José
Cuanto me divierte esta Berta
Gus
ResponderEliminarTe contestaré cuando termines, que no sabemos cuando será...
para la segunda mitad del relat0
ResponderEliminar¡y0 que s0y un cuz0000, quier0 detallesssss¡¡¡¡
amen
medi0 bes0, maria j0se de las m0renas.
Muy bien, eso es aprovechar el momento.
ResponderEliminar¡Qué envidia!
Besos.
niña que atraccion tienes ¡¡¡¡¡- eso si que se llama sueño echo realidad, te felicito.... abrazos navideños para ti
ResponderEliminarBerta,
ResponderEliminarDejate el regimen, de verdad, ya has visto el poder de un tiramisu y una simple cucharilla, jajajaja.
Tienes un poder de seducción que ya quisieran las jovenes.
A por otro tiramisú cuarenton, jaja
Un besito
Ardilla
ResponderEliminarCreo que los balbuceos es lo que mejor representa cómo se quedó Berta con aquel hombre a su puerta.
Yo habría dicho lo mismo jajaja
Un besito
Gustavo
ResponderEliminarNo creo que necesites ayuda. Tú solo te asta para poner palabras a ese hueco... estoy segura.
Un beso
Elena
ResponderEliminarCarpe diem, de ahora en adelante Berta jugará a esto...jajaja
Besos y gracias por pasarte a leerme
Abuela
ResponderEliminarBerta es una cincuentona que está pasando por un mal momento y se ha decidido a coemntar con nosotros sus anécdotas.
Espero que nos sigas semanalmente entre tus muchas actividades.
Gracias por venir
Tere
ResponderEliminarLLevas razón, Resulta que a los de cuarenta y... también les va las cincuentonas, será por aquello de la experiencia de la que venimos hablando hace tiempo jajaja
Este tiramisú es excepcional, le preguntaremos a Berta qué ha sido de él.
Besos
Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm qué suculento... morenazo... ay, perdón, digo, Tiramisúuuuuuuu
ResponderEliminarApapachos
Uhhhfff... menudo tiramisu...
ResponderEliminarBesitos mi niña, feliz resto de semana..
hay que ver lo bien que ha terminado todo, como cuento de princesa, ajajaja, Berta quedo como una increíble seductora, veré si puedo seguir los consejos de Berta, porque mis ojos están puestos en alguien pero no basta eso..
ResponderEliminarde milagro no se desmayo al ver al morenazo frente a ella, yo hubiera estado temblando y tartamudeando jajaaja pero veo que Berta se las sabe de todas, todas.. la imaginación, jajajaj soy muy joven para imaginar… (risa picarona) aham... jajajaja se lo merecía, pero que glotona es, que se ha comido dos postres en un día.
bien por Berta... haber como me va a mí, que iré a desayunar mañana con una amiga y como el chico el mesero jajajaja pediré algo parecido al tiramisú haber si tengo la misma suerte que Berta, o mejor dicho la misma seducción que ella.
SaludoOs María José... súper padre, por cierto ya escuchaste las dos canciones de Alejandro Fernández que te dije, luego me cuentas que te parecieron, cuídate, un abrazo y besitos ñ.ñ
Nancy
ResponderEliminarPregúntaselo a Berta que ella te contará como estaba de suculento...jaja
Pais mágico
ResponderEliminarSin duda no hace falta elegir cuando te puedes comer las dos cosas...jajaja
Enma
ResponderEliminarAdelante con tu chico, seguro que tu eres bastante más seductora que Berta.
Escuche las canciones y son geniales. Gracias por recomendármelas.
Un besazo Enmita y adelante con tu amor
¡Jajajajajaaja, esta Berta te engancha hasta el final...del tiramisú, jajajaja!
ResponderEliminarYa sabía yo que después del tiramisú vendría la guinda ;=))
Le salieron rentables los lametazos a la cucharita, jajajajaj
Un beso, wapa
Hola guapa , gracias por llegar hasta mi . me pondré a leer con mas calma lo que he visto , que me parece interesante , sobre todo lo del tiramisú , me tengo que poner al día con todo jajajaja .
ResponderEliminarBesitos preciosa .
Hola Maria José,
ResponderEliminaral final se quedó con los dós, para que elegir y preocuparse de la dieta.
Por un momento me preocupé cuando no salió detrás de ella del restaurante, pero al final todo salió como debía aunque fuera con bata de franela.
Muy bueno, espero más historias de Berta
Un beso de Mar
Hombre que sabe apreciar a una dama comiendo el tiramisú... excelente elección para rematar la historia.
ResponderEliminarAbrazos.
Mar Solana
ResponderEliminarNo lo pongas en duda, los lametazos fueron cruciales para el final de la historia...jeje
Daphane
ResponderEliminarEncantada de verte por aquí y Berta de agradece que leas sus anecdotas.
Un beso
Mar
ResponderEliminar...jajaja al final se quedó con los dos. Eso es lo que cree ella. Yo no estaría tan segura.
Un besazo
María
ResponderEliminarNo es una mala forma, aunque este el tiramisú se come solo...jejeje
Manolo Jimenez
ResponderEliminarEsa es la mejor elección, auqnue no es la frecuente si no que se lo cuenten a Berta. Ya veremos que pasa...jeje.
El relato, fantástico o no, deja un aire a dos personajes que me gustan: Una mujer que come y se relame sin poner cara de pena y dice: "Es que estoy a dieta, para mí un agua" y, por otra, un hombre (que no suelen ser tan complicados en este aspecto, digo éste aspecto, eh?) que sabe volver a la infancia y a procurarse los dos placeres más primordiales, ligados a la subsistencia e innatos del ser humano desde que nace: la comida y el sexo.
ResponderEliminarBravo para los dos, a disfrutar!!!
Besitos.
Me ha encantado...yo de momento me quedo con el tiramisú...;)
ResponderEliminarMuchos besitos preciosa.
Ambos. Esa es sin duda la respuesta. Pero por un orden. ¡Lo que puede dar de sí un postre, unas flores y una botella de cava!
ResponderEliminarEl secreto de todo el proceso, está en que alguna párticula de ese postre se pierda por la comisura de los labios...
¡Oooooohhhhhh!
Magnífico relato.
Un abrazo.
Maat
Verónica
ResponderEliminarAmbos personajes han jugado su papel, las intenciones estaban claras para ella y consiguió trasmitir esas intenciones. El morenazo era inteligente y aprovecho y secomió todo, igual que ella... jajaja
Besos y encantada de tu comentario
Ana
ResponderEliminarGracias por leer a Berta, ella está encantada de vuestras visitas...jeje
Maat
ResponderEliminarLo de los labios era fundamental como has podido comprobar...
Un beso
Tus letras y el solo hecho de ser fan de Sarah MacLachlan, para mí, ya dice de tu sensibilidad y te coloca (si no tienes nada que objetar entre mis enlaces)
ResponderEliminarPara mí, también todo un descubrimiento.
Nunca me ha gustado el Tiramisú... pero bueno, este tuyo... toda una delicia no?
Vaya... vaya...
Un abrazo.
P.D. Geniales esas barbies decadentes!!!!
Apuntate un tanto, MJ, un final perfecto para una mujer que sabe lo que vale !!!!!!
ResponderEliminarBesossss
Maria Jose, buenas noches.
ResponderEliminarTiramisú..morenazo..jejeje.
Que tengas una linda semana un abrazo.
Jacquie.
Volveré con más tiempo "prometido".
Muacks.
.Un día de suerte y completito para Berta, el tiramisú un dulce delicioso, y el morenazo que seguro estaba como el tiramisú. Un buen relato María José, simpático y agradable de leer. Hay que ver la sorpresa que se llevo al abrir la puerta, con razón no le salían las palabras....esperamos mas de esta historia, supongo que la cosa no quedara aquí. Un gran beso amiga
ResponderEliminarcristalook
ResponderEliminarEncantada con tu visita y sí, adoro a Sarah me alegro de que coincidamos tambien en esto.
Berta te espera por aqui.
Un beso
Manolo
ResponderEliminarPerfecto, demasiado perfecto...jaja
Jacquie
ResponderEliminarTe espero por aqui y aprenderemos a conocernos.
Un beso
Cordobesa
ResponderEliminarMe alegra mucho verte por aqui disfrutando de las peripecias de Berta. Imagina cómo se quedó, patidifusa y balbuceante ah, eh, oh ...una pena.
Seguiremos con nuevas abecdotas la semana que viene.
Un besazo guapa
Amiga María José.
ResponderEliminarPor poco me pierdo el desenlace, y eso que estaba pendiente de él.
Ayyyy estos días que tengo de ajetreo, que no me dejan tiempo para nada.
Buen final para el relato, al que nos pides que le pongamos nosotros el punto personal.
No sé... ¿Tal vez estaba soñando en el sofá?
No, mejor dejémosla disfrutar del morenazo. jajajaja
Besos.
Gracias por compartir esta buena información, muy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarSiempre un placer pasar a visitarte, aun no sea tan seguido como mereces, pero no dispongo del tiempo que desearía.
Recibe un relajante y enérgico abrazo de luz para tu ser.
Beatriz
Mª José, en mi blog tienes otro regalito, pásate cuando puedas y lo recoges.
ResponderEliminarUn beso.
mmm qué relato tan sensorial y sugerente... empezando por la degustación del tiramisú, y terminando por la degustación del bombón a domicilio, qué bien, oye, así da gusto.
ResponderEliminarDesde luego que me han entrado unas ganas de un tiramisú que ni te cuento...
ResponderEliminarGenial como lo has contado.
Un abrazo
Adelaida
ResponderEliminar¡Qué pillina! jajaja
Creo que te acercas mucho.
La verdad es que Berta te echó en falta, pero es verdad que el puente ha sido largo y ocupado. Un besazo
Sagc
ResponderEliminarSi que fue una noche con suerte o quizás no. Ten en cuanta que Berta es muy dada a soñar...jejeje
Beatriz
ResponderEliminarEl placer es mio por recibir tu visita. Espero que hayas pasado un buen rato con Berta y te hayas relajado.
Sonia
ResponderEliminarEl tiramisú se lo merece, está exquisito y no digamos el morenazo. Eso me ha contado Berta, o me lo he inventado...ya ni lo sé.
Un besazo
Milagros
ResponderEliminar¿A ti tambien te ha entrado gana de tiramisú? Seguro que es lo que quieres...jajaja
Un beso
Vaya vaya... sueños que se hacen realidad, como la vida misma. Sólo hay que desear con el corazón y eso nos llega. Hermosa historia. Me queda la incógnita del desenlace. Gracias por compartir este ratito de escape.
ResponderEliminarUn abrazo
Belkis
ResponderEliminarDicen que hay que tener cuuidado con lo que se desea porque se puede cumplir...jejeje
Gracias por venir
Así se hace!!, por qué quedarse con una cosa si pueden ser las dos??
ResponderEliminarBuen finde cariño!!!
Besos:)
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