NADIE EN ESTA TIERRA de Víctor del Árbol

 

 
NADIE EN ESTA TIERRA

¿La venganza redime?

Esta pregunta ha planeado en mi cabeza durante la lectura de la última novela de Víctor del Árbol, Nadie en esta tierra. Una novela en la que el autor vuelve a sus orígenes con el negro más negro.

Cuando terminé la novela, la cerré y la dejé reposar. Han pasado diez días y ahora  creo que soy capaz de atisbar un poco de lo que Víctor ha querido plantear en esas 438 páginas. Algo que yo también vengo diciendo desde hace mucho tiempo: El mal existe y las personas malvadas, también. 

A lo largo de la novela, planteada en dos tiempos cronológicos, vamos conociendo a una serie de personajes (a la cabeza Julián Leal, el protagonista), que nos van a mostrar su parte más oscura. Esa que está ligada a su Sombra, que diría Jung, y que en algunos llega a dominar y dirigir su vida. 

El origen de la maldad es muy variopinto, pero el autor nos muestra algunos de ellos. La infancia se constituye en un período de vulnerabilidad del que va a depender, en gran medida, la salud mental. Lo malo que nos ocurre en ese período vital puede llegar a condicionar el resto de nuestra vida. También, nos enseña que    la maldad es ejercida por algunos sin misericordia, solo por pura profesionalidad, sin tener en cuenta las consecuencias. Y cómo no, que la maldad está ligada al PODER, que deja ejercer el mal bajo el lema de la impunidad. "Lo hago... porque puedo" dice otro de los personajes cuando se le interroga por sus malvadas actuaciones. Y no podían faltar los que dañan por ausencia u omisión.

La trama está muy bien construida. Gira en torno a una serie de asesinatos que van a poner en relación el presente y el pasado del protagonista y las implicaciones que se derivan de unos hechos acaecidos en el presente.

Una novela interesantísima. De las que duelen, te hacen pensar y leer, una y otra vez, algunos párrafos. Una novela que me ha dejado preguntas sin resolver sobre todo a raíz de este párrafo de su epílogo: "Resulta gratificante pensar que existe una especie de justicia poética, confiar en un equilibrio que se restituye a sí mismo una y otra vez".

¿La venganza redime?, ¿entra la venganza en esa justicia poética?, ¿es la ley del talión una suerte de oportunidad para regresar al equilibrio?, ¿el mal es diferente en función de quién lo ejerza o de su origen?, ¿solo si ya no tenemos nada que perder, somos capaces de mostrarnos como realmente somos?... En fin, estas son solo algunas de ellas, que se suman a las muchas que aún tengo sin resolver de otros tantos temas.

Te felicito, Víctor, por esta gran novela y gracias por ese epílogo que nos deja volar hacia otros horizontes menos oscuros o eso pensamos.

Os la recomiendo ;-)