Recién iniciado el 2020, con la lista de deseos aún por estrenar, el Covid 19 se apoderó de nuestras vidas. Nos vimos obligados a parar, encerrarnos en casa y asistir, sin poder hacer nada, a la pérdida de muchos compatriotas por culpa de este virus. Además del dolor por la pérdida, las familias tenían que pasar por no poder despedirse de ellos y enterrarlos en soledad. Para mí ha sido lo más duro de esta pandemia. Y no solo ocurrió en la primera ola, sino que creíamos que con el verano todo se iba a solucionar y llegó, sin pausa, el segundo rebrote y siguieron muriendo miles de personas dejando a sus familias huerfanos y sin consuelo.
Yo no he perdido a nadie, pero en mis soledad del confinamiento imaginaba lo duro que debía ser estar ingresado, aislado de los que te quieren, sin saber si el bicho iba a poder contigo. Me ponía en sus zapatos. Nada más pensarlo, la angustia me corría por dentro; por eso, creo que todos estamos de acuerdo en que lo peor de esta pandemia han sido los muchos miles de fallecidos.
Pero no solo ha traído muertes físicas sino que también, debido a las medidas que sin más remedio hubo que tomar, se ha producido un deceso económico. En ese caso nos encontramos en unos de los peores momentos económicos de nuestra historia contemporánea como país y esto, como es lógico, me apena. Cuando voy paseando y veo los comercios cerrados o cuando en la consulta me cuentan lo mal que están por la pérdida del negocio o del trabajo, me vuelve a asaltar esa angustia que me hace ponerme en su lugar y pienso que la pandemia nos ha "jodido", y mucho.
Estos últimos días, he leído en las redes sociales frase referidas al año 2020 como: «Un año de mierda», «Adios al peor año», «El 2021 lo tiene fácil, nunca puede ser peor que este»... y muchas por el estilo. Y de nuevo, siento la angustia recorrerme por dentro. Porque yo tengo algo de supersticiosa y, a veces, el pensamiento mágico me domina. Al igual que cuando soy muy feliz me da miedo decírlo por si se tuerce, creo que este 2020 puede que no sea lo peor.
Sé que todo depende de la cara del prisma por el que se mire la vida. Lo sé. Por eso, puedo decir que con independencia del Covid, cada año tiene cosas buenas y malas, que es una vivencia particular y eso influye en nuestra catalogación del año en custión.
Como decía antes, yo no he perdido a nadie, he cumplido con las normas sanitarias, he tenido la suerte de no contagiarme hasta el momento (no lo diré muy alto), he podido continuar con mi trabajo de manera virtual y presencial, los mios están bien y además un nuevo miembro, mi nieto Daniel, ha venido a aumentar nuestra familia para alegranos la vida. Claro que he echado de menos los viajes, las reuniones con amigos, los congresos para departir cara a cara con los compañeros, las clases con alumnos sin mascarilla, la lejanía de los pacientes, el no poder verles la cara... y sobre todo, he echado en falta los abrazos y los besos de los que me quieren. Pero he podido estar con ellos y disfrutar de su lejana compañía. Y soy feliz por ello.
Como os decía antes, soy un poco supersticiosa y, a veces, se me viene a la cabeza el refrán español: «Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer» y se me pone los pelos como escarpias.
Sin embargo, ante todo, quiero ser positiva. Tengo ganas de disfrutar, de compartir y departir, de amar, de crear, de luchar, de perder y ganar...; en definitiva, de vivir. Confío en la ciencia, en nuestros sanitarios que son unos campeones y espero y deseo que en el próximo año el virus se aleje de la humanidad y vuelva al lugar del que no debío salir, o al menos, nos visite solo estacionalmente y dispongamos de medidas para atajarlo.
También confío en los hombres. Sé que hay mucho irresponsable, pero los responsables somos muchos más.
No lo tenemos fácil, pero entre todos lo conseguiremos. El año 2021, nos traerá más de los mismo, pero nosotros somos un año más sabios y expertos y eso no nos lo quita nadie.
Brindo porque la Salud nos acompañe y porque, poco a poco, vayamos volviendo a la normalidad.
¡Nos leemos en el 2021!
Una buena entrada , es cierto que si dejamos aparcado el virus que nos ha cambiado la vida y las muertes que ha generado , y otras cosas que se irán viendo con el paso del tiempo , cada uno desde su prisma le habrá ido bien o mal . No olvidemos que tan bien han nacido muchos pequeños que serán la alegría de sus progenitores . La vida es malo o buena dependiendo que nos toque. Un beso y feliz 2021.
ResponderEliminarCierto, ha sido un año extraño, con pérdidas, gracias a Dios a mí no, irreparables. Pero hemos de torear lo que va viniendo, como el confinamiento, que fue duro, pero aquí estamos, y seguiremos.
ResponderEliminarPor un año perfecto para ti y los tuyos. Un abrazo enorme y feliz 2021
Me uno a tus buenos deseos y rescato, pese a lo amargo y doloroso que ha sido este 2020 que ya se escapa, la voluntad de superación que aunados en la desgracia, hemos debido afrontar para lograr salir adelante, cada quien en la medida de su particular situación, pero comprendiendo que cuando se vive en sociedad se debe actuar en forma solidaria y altruista para lograr pasar los malos trances. Te deseo lo mejor María José y brindo para que las vacunas sean el comienzo del final de esta pandemia.
ResponderEliminarMe uno a tu homenaje y a tu brindis.
ResponderEliminar¡¡¡Feliz 2021!!!
¡Qué bien escribes lo que pensamos muchos!
ResponderEliminarNo echemos campanas al vuelo.
Un beso, amiga. Deseando poderte abrazar.
De esta solo podemos salir juntos. Gracias por recordarnos lo importante que es la solidaridad y la empatía.
ResponderEliminarUn saludo.