El autor
Carlos J. Climent nació en Barcelona, España, en 1970. Empezó a escribir relativamente tarde pero para entonces ya se había dado cuenta de que escribir iba a ser un deber y una necesidad en su vida. En 2006 gana el Premio de Novela Corta Rincón de la Victoria (Málaga) con la novela La Fontana di Trevi no es tan trevi como la pintan (Ed. Renacimiento). En 2008 es el vencedor del Premio de Narrativa Corta Felipe Trigo (Badajoz) con la novela La casa habitada (Ed. Algaida).Y en 2010 se proclama finalista del Premio de Cuento Juan Rulfo otorgado en París, uno de los más prestigiosos en lengua española, con el relato Helsinki. En 2011 ha publicado un libro de poemas titulado Aquellos gritos (Ed. Littera Libros). El primer libro publicado en Amazon ha sido La secta de los vieneses.
Sinopsis
Franz Schultz, un joven médico austriaco discípulo del famoso Sigmund Freud, llega a Barcelona en 1912 para instalar el primer gabinete psicoanalítico en España. A pesar de las buenas perspectivas con las que empieza su trabajo, al poco tiempo se da cuenta del recelo que despiertan sus teorías en una sociedad muy conservadora poco preparada para un cambio tan drástico en la explicación de los secretos de la mente humana. Las dificultades son aparcadas, en parte, con la llegada de un paciente inesperado, la esposa de un magnate de la industria textil catalana enriquecido con la explotación de miles de esclavos en las plantaciones azucareras de Cuba. Delia Canals arrastra una larga depresión a causa de la temprana y misteriosa muerte de una de sus hijas. La inexplicable amnesia que padece impide averiguar al médico las verdaderas razones de su estado y sólo a través de un doloroso tratamiento psicoanalítico conseguirá finalmente esclarecer las extrañas circunstancias de la muerte de la pequeña.
Basada en un hecho real, la novela serpentea por la Barcelona bulliciosa y febril de la revolución industrial, con sus fábricas atiborradas de operarios que malviven en condiciones penosas, los alborotos políticos y el malestar social por la pérdida de las últimas colonias. Pero también nos permite ser testigos de excepción de algunos de los más grandiosos episodios de la Cuba española; la esclavitud de los negros en los ingenios azucareros y la gran guerra de independencia, un conflicto liderado por los intelectuales criollos, los campesinos y los esclavos en contra de la presencia española en la isla.
MI OPINIÓN
“El doctor Franz Schultz, de Viena, discípulo de Freud, ha llegado a Barcelona para montar una clínica psicoanalítica en contra de sus compañeros freudianos y del mismísimo Freud que le alienta, en las múltiples cartas que le escribe, a que regrese a Viena.
El lugar escogido es una casa del Paseo de Gracia en una pensión regentada por la señora Guinart, viuda y con una hija adolescente; las dos bastantes peculiares. La viuda, amante de la música y platónicamente del herr doktor (como solía llamarle) y la hija con episodios supuestamente sonámbulos en los que se mete en la habitación de Franz sin que él tuviera medios para impedirlos hasta llegar a comprometerlo. Ambos personajes vendrán a colocar al doctor en una situación límite.
Después de bastantes meses de tener abierto su gabinete y sin que nadie acuda el señor Canals, un indiano e importante industrial, le encomienda el tratamiento de su esposa, Delia, que está ingresada en el hospital desequilibrada tras la muerte de su hija.
A partir de este momento asistimos en vivo y en directo a un terapia psicoanálitica. En realidad toda una investigación detectivesca, a la búsqueda del trauma de la señora Canals que le ocasiona los síntomas que ahora presenta. En ese camino de deducción iremos conociendo como ha sido la vida de Delia en la Cuba de su nacimiento, como conoció a su marido y que circunstancias la acompañaron a lo largo de su vida que motivaran su estado actual. El doctor Schultz se convierte en un auténtico detective, por encima del dolor que pueda ocasionar en su paciente le guia la búsqueda de la verdad, la única que la hará libre. En todo un verdadero ejercicio de saber psicoanalítico, el autor, no deja de lado, como es lo lógico, los problemas derivados de la transferencia que les lleva a Delia y al doctor a rozar los límites de la ética. El final de la novela coincide con el conocimiento de los hechos, lo que realmente ocurrió antes y después de la muerte de su hija y que la postró en ese estado de culpabilidad. Asistido en todo momento por sus compañeros psicoanalistas y el propio maestro Freud mediante epístolas, Frank llega al final del tratamiento y a lo que se supone es la recuperación de su paciente. A partir de ahí decide volver a Viena y se pone punto y final a la novela sin que esperemos unos hechos en las últimas páginas que nos sorprenden y a los que yo, personalmente, doy otra interpretación que no sé si el autor de la novela estaría de acuerdo con ellas.
Un thriller psicológico, una novela aconsejable para los que gusten de conocer cómo los factores psicológicos dominan nuestros comportamientos, seamos o no conscientes de ellos. Bien escrita, con exceso de detalles en algunos momentos y con un gran conocimiento del tema por parte el autor.
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