Sindel nos propone en la SEMANA 5 DE 53
la palabra: ALMA
Los violines tienen alma
La sala está a rebosar pero no se oye ni un murmullo. Laura sentada en su silla espera erguida y mueve con disimulo el cuello de un lado para otro.
El director toca una vez con su batuta en el atril y la joven sube hasta su hombro el violín que hasta ese momento descansaba en su regazo. Apoya su barbilla en él y coloca los dedos de su mano izquierda en la posición correcta para el acorde de salida.
Lo lleva ensayando meses pero ahora acusa cierto temblor interior que le resta confianza. Realiza una profunda inspiración y expulsa el aire por la boca lentamente. «Todo está bien», se dice a la vez que coloca el arco sobre las cuerdas.
A la señal del director Laura pasa el arco despacio, muy despacio y cierra los ojos, no le hace falta ver la partitura, prefiere escuchar los sonidos; se siente especial, capaz de extraer del instrumento los más bellos acordes y enardecer los espíritus de los oyentes. Se produce en un instante en el que su alma se acompasa con la del su violín. Una, intangible, abstracta, invisible; la otra de madera, concreta, vibrante. Tan diferentes y tan iguales; el centro del núcleo, la sustancia, la vida.
No hay instrumento más hermoso para llegar al alma que el violín, sobre todo cuando es tocado con un sentimiento especial, como el que tiene Laura en ese momento en que se conjuga el recuerdo de su padre, su amor a la música y su alma.
ResponderEliminarMe encantó este relato, emotivo y dulce.
Un abrazo enorme y muchas gracias por estar!
Me gusta mas el alma del violín que el de las armas de fuego, que también la tienen. Y el alma de quien deja huella y aflora sentimientos también me gusta. Abrazos
ResponderEliminarUn alma que late en cada sonido, en cada inflexión...
ResponderEliminar=)
Es que la música si se siente, es indescriptible. Muy bonita la descripción de la fusión de las dos almas.
ResponderEliminarUn abrazo
Belleza que toca el alma de quien se traslada a través de tus palabras.
ResponderEliminarbesos
Qué hermosura, como dice el amigo Jenofonte: Las cosas inanimadas tenía "Ba", alma. Y eso es lo que tiene tu relato.
ResponderEliminarUn saludo
"Tienen" perdón por el desliz.
EliminarSí, sí, en la música hay un alma que canta.
ResponderEliminarMe ha gustado tu entrada.
Un abrazo.
¿Alguna vez te has parado a pensar lo que podemos llegar a sentir cuando afloran los sentimientos? La cantidad de sensaciones que se pueden experimentar… ¡La música es fuente de todo ello! La música es el lenguaje del alma.
ResponderEliminarBonito relato que me toco el alma
Un beso Maria José
Isa
tener un alma, es fundamental al tocar un instrumento, más que la tecnica, pienso yo.... Por eso tu relato apunta a eso, y logra emocionarnos. Tu instrumento, el lápiz, tiene alma!!!!
ResponderEliminarun fuerte abrazo amiga María José
Llegar al alma a través del alma, en este caso por la conjunción de dos almas la del violín y la suya propia. La música del violín es un magnífico vehículo transmisor de sentimientos. Las lágrimas, la espita, la válvula de escape de la tensión del alma.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Original aportación, yo creo que los instrumentos tienen alma y el violín la muestra más que otros.
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