Ayer
comentaba con una amiga y lectora de mis novelas sobre las dificultades que el
escritor tiene para poder encuadrar a veces sus libros dentro de una categoría específica.
Las categorías están muy bien definidas y además, para poder encuadrarlas en
ellas necesitan reunir una serie de requisitos que los escritores y lectores
conocemos y que nunca se deben transgredir.
No
habrá novela romántica sin que al final tras un gran cantidad de peripecias los
enamorados se encuentren para disfrutar de una plena y feliz vida juntos; si
estamos ante una novela negra, en el más puro estilo, el protagonista deberá
ser un investigador/a, con
características muy peculiares, con grandes problemas personales que le han
llevado al ostracismo, con unas cualidades detectivescas extraordinarias, que
transcurre en ambientes sórdidos, violenta y en la que al final la verdad triunfa.
Cuando
escribí Vida y milagros de un ex, no tuve dificultad para adscribirla dentro
del género de humor. A su protagonista Baldomero, le sucedían una serie de
acontecimientos en tan solo un día, que contados en tono de humor resultaban en
una lectura divertida y agradable para pasar un buen rato. En realidad cuando
la escribí lo hice con la idea de reflejar la historia de un hombre tocado con
mala suerte en la vida y su capacidad de superación; eso sí escogí el tono
humorístico para que recalara más en los lectores y terminaran identificándose
con él, como así sucedió.
En
Bajo los Tilos, la idea era transmitir el desconcierto ante el hecho de
descubrir por casualidad que las personas que te han engendrado, con las que
has convivido desde tu nacimiento, son unos extraños. Los auténticos
protagonistas de esa novela son los sentimientos y los personajes instrumentos
al servicio de la expresión de los mismos. En la trama había un suceso trágico
y un secreto, mediante los cuales se favorecía esa búsqueda que llevaría a
poner sobre la mesa las dificultades en conocer, realmente, la existencia de
nuestros padres. Un drama que los primeros lectores calificaron de novela
intimista; con el tiempo, y más lectores, el secreto fue tomando fuerza y pasó
de intimista a novela de intriga, de misterio. Ahora, después de año y medio,
más de quince mil lectores, de haber estado en la cabecera de los más vendidos
en las más conocidas plataformas digitales: Amazon, Grammata, Fnac) y a punto de salir publicada en papel por
Ediciones B, la editorial opta por incluirla en el catálogo de su sello Novela
Vergara definido como: Los sentimientos,
los lazos familiares, la amistad y el amor son los temas medulares de estas
novelas, cuyo destinatario natural es el público femenino.
Al
contrario que en Bajo los Tilos, en La Caricia de Tánatos (difícil de encuadrar
en un categoría más allá del drama, y que yo incluí en ficción contemporánea y
como un thriller psicológico) los protagonistas son las personas y sus vidas.
Vidas reales, marcadas en su infancia, inmaduras, intentando sobrevivir en un
mundo que les es hostil. Personajes reunidos en esta ocasión en-frente al Mal
(Ramón Iglesias), como leit motiv. El
Mal en sus múltiples vertientes y enmascarado, a veces en circunstancias que no
consideramos que sean malévolas pero que lo son: el desapego de quien debe proporcionarte amor y
seguridad, la culpa impuesta, la manipulación y como no, la perversidad extrema
que conlleva el maltrato psicológico que anula a la persona y la convierte en
objeto. Protagonistas principales y
secundarios se encaran a sus propios fantasmas, sus miedos, descubren el dolor,
la soledad, el efecto de la pérdida que marcará sus vida y los lectores asisten
como espectadores en todas estas luchas interiores. La protagonista, Mercedes y
su antagonista, Marcos, reunidos por las circunstancias que marcan la trama de
la novela, inician una batalla dialéctica que pone de manifiesto la
intencionalidad del Mal, la maldad de personas que nos rodean, y la tela de
araña que tejen a nuestro alrededor con la que nos atrapan hasta “matarnos”.
Víctimas y verdugos. Lobos disfrazados de corderos. Los primeros lectores de la
novela entendieron el mensaje, no hay más que leer las primeras reseñas tanto
en Amazon como en los Blogs, quiero significar una que ha sido muy poco
nombrada y que sin embargo capta la esencia de lo que fue mi intención al
escribir la novela, la de Ramón Iglesias, que participó en una lectura conjunta
llevada a cabo en Club de lectura: Con un libro entre las manos. Con
el tiempo, para los lectores, quizás influídos por mis palabras en algunas
entrevistas, o en algunos aspectos derivados de su promoción, en las que hice
hincapié en el aspecto del maltrato psicológico, la novela ha ido perdiendo su
esencia primigenia, que era la concepción del Mal vista desde distintas
perspectivas mediante su ejemplificación en las vidas de la personas normales y
corrientes, de sus protagonistas, y de cómo, siguiendo la trama, la persona que
debería enfrentarse a ese arduo enemigo (el Mal) víctima de sus propias
miserias cae ante él, atrapada en su tela de araña y culpándose de ello para el
resto de su vida. Queda aquí esta aclaración, para que sea comprendida en toda
su extensión y del porqué de la trama y subtramas, al servicio del tema de la
novela y queda también evidente su complicada ubicación en una determinada
categoría. Los lectores tienen la última palabra.
© María José Moreno, 2013
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