Salustio estuvo ahorrando meses y meses para llevar a cabo su deseado viaje a Cuba. Su amigo, el Ceferino, le había hablado maravillas de esa isla antillana de bellos paisajes, cálidas playas de arena blanca y lo mejor, una mulatitas que te hacían perder el sentido. Por Internet buscó un viaje económico, pero como lo atesorado no le llegaba, con todo el dolor de su corazón vendió a Linda, su oveja, con la que había tenido más de un escarceo amoroso.
El Ceferino lo llevo hasta la estación donde cogió un tren que lo dejó en Madrid. Fue directo al aeropuerto donde se integró con el grupo. Salustio comprobó con asombro que todos eran hombres. Él lo prefirió. Aunque no tenía mucho contacto con las mujeres del pueblo le constaba que la mayoría de ellas eran unas pesadas y mandonas.
La excitación le impidió dormir durante el vuelo. Desde que llegó al aeropuerto de la Habana pudo comprobar lo que le había dicho su amigo de las mulatitas. Estaban por todos lados. Es más, ni las tenía que buscar, se le acercaban a pares.
En el hotel divisó a una caballona de piel brillante, pelo negro y piernas de ensueño. No podía dejar de mirarla, la chica fue hasta él y le susurró. Salustio se encendió. Subieron en el ascensor entre besos y arrumacos. Se tiraron sobre la cama y con ardiente pasión Salustio se dejó hacer por aquella diosa.
Le pareció, en cierto momento, que la hembra tenía algo duro entre las piernas, lo desechó por su inexperiencia con las mujeres; luego cuando le pidió que se pusiera con el culo en pompa, le extrañó, pero quien era él para protestar ante semejante bellezón. Se regodeaba pensando todo lo que le contaría al Ceferino. Se la metió hasta la garganta y él se encendió como cuando se puso cachondo por primera vez con Linda.
Una hora después, yacian exhaustos. Salustio miraba de reojo a la extraordinaria mujer que yacía a su lado que poseía unas enormes tetas y un badajo colgando. Pues sí, debe ser una especie diferente de mujeres, se dijo; y además me ha dado por el culo en toda regla. ¡Dios mío! Y yo aquí tan contento ¡Quién me lo iba a decir!
Satisfecho se dejó vencer por el sueño. Cuando despertó estaba solo en la habitación. Con el andar torpe que presta el ano dolorido fue hasta el baño; en el espejo, la mulata, le había dejado un mensaje escrito con carmín: Bienvenido a Cuba, ya eres un SIDOSO.
Salustio lo leyó varias veces: SI-DO-SO, SI-DO-SO. Mientras se metía en la ducha, se dijo: Joder, aquí son raros hasta para eso, en mi pueblo simplemente sería MARICÓN.
Más leyendas en casa de Judith
¿Podría considerarse asesinato, sabiendo que contagias la enfermedad? Una pregunta para los/as juristas. Un beso.
ResponderEliminarEl relato es de traca de principio a fin y aunque sea penoso, me he tenido que reír con la frase final, jejejeje.
ResponderEliminarjajajajajaja...MEEEEEEEEE PARTO, jajajajajaja, bien, BIEN!!, jajajaja...
ResponderEliminarveamos, me has cambiado el comment unas cuantas veces...de mi felicitación a Salustio por haber cambiado a oveja por chica (aunque ésta quisiera posar en posturita de idem, vaya), hasta mi asquito creciente por la perspectiva del badajo junto a tetas y piernas de ensueño...hasta, HASTA...lo de endilgársela hasta la garganta pero viniendo de popa, ufffffffffffffffffffffff, jajajajaja.
Y luego, pues la sensación confusa ante una realidad que mezcla el turismo sexual y el SIDA.
O sea, QUE LO BORDÓ USTED, SEÑORA!!!
Un besazo!!
jajaja sin pelos en la lengua te has mandado una que no será de leyenda, pero sí cabe una buena historia transmitida de boca en boca jejeje
ResponderEliminarFuerte relato! No solo por el tinte y la calidad con que lo has narrado, sino por la ignorancia del pobre Salustio (Salustiano, jaja!), pobre es poco, deberá cargar con la desdicha de tener pocas luces... muuuuyy pocas. Presiento que ha vivido una experiencia que le será inolvidable.
ResponderEliminarBesos! buen fin de semana!
Gaby*
Fuerte relato y no me extraña que de leyenda no tenga nada, ya que de esos hay en todos lados.
ResponderEliminarMe dejaste impactada.
Al final es una triste historia.
Un abrazo :)
Si que hace un tiempo se contaba de esos viajes a Cuba, muchas agencias organizaban excursiones en grupo y siempre eran hombres los que viajaban. A este Salustio le salió el viajecito caro, claro que antes tiene que darse cuenta¿no? Contundente Mª Jose rotundo y contundente si señora.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Es posible hoy en día ese nivel tan alto de ignorancia?. Salustio fué a Cuba para que lo pusieran como se dice vulgarmente, mirando "pa" Cuenca. Y él sin enterarse. Divertidísima leyenda urbana, Mª José.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hace años contaban en mi bochito que salian aviones llenos de Salustios como el tuyo...O quiza un poco mas iluminados...pero poco no creas, desde la Paloma..hacia tierras más cálidas como la de tu relato, por cierto : La crisis parece haber acabado con esa leyenda.
ResponderEliminarLo del sida si que es una faena y una realidad palpable en nuestra sociedad. Me he divertido imaginando a tu Salustio.
Besos querida Mº Jose.
Aunque sea un poco cruel, el pobre tipo era un necio y un inocente y quizás no se merecía lo que le pasó, tengo que reconocer que me reí con sus penurias, muy bueno. Besote
ResponderEliminarHa estado muy bien. Pobre, había salido poco del pueblo; pero se integró rápido a la civilización.
ResponderEliminarMuy bien contado amiga
Un beso
ja,ja,ja...me ha parecido genial tu leyenda! Vaya con Salustio, qué ignorancia!Ay dios mio! de verdad que me he reído mucho imaginándolo en faena! Lo peor es lo del sida, que no puedo decir que le esté bien empleado porque me da pena de su ignorancia...aunque a lo mejor si...no se, sería tema de discusión.
ResponderEliminarPor cierto, que releyendo he visto que primero lo llamas Salustio y luego Salustiano...
Besos
hostias , llano el lenguaje como ...directo el lenguaje como la metedura del cubano...
ResponderEliminarpor otra parte, una historia breve mía que aún no he olvidado:
la única vez que he estado en una casa de turismo rural fue hace como uos 10 años. la regentaba un vividor. tuve por compañeros a un cubano rubio y blanco y a su mujer..a la hora de la cena las historias se dispararon. una de ellas decía que desde el aeropuerto de valladolid toas las semanas, por no decir días, lo cual, ahora me parece exagerado...distorsionado por el tiempo y elrecuerdo...digamos, pues, que todas las semanas salía un avión de turistas sexuales para cuba. el precio del polvo? unas simples braguitas o una simple barra de labios...
y olé por los españoles dije entonces y lo digo ahora..un olé de cabrones, claro.
medio beso, psiquiatra bonita.