Tenía diez años. La televisión no era la de ahora; apenas cuatro programas, algunas películas y series, muchas de ellos con dos rombos, que hacía que inevitablemente me mandaran derecha para la cama y sin rechsitar. Yo, sumisa me marchaba, pero me escondía detrás de la puerta. Por la rendija observaba con sepulcral silencio, incuida la respiración casi al punto del ahogo, qué me prohibían despertando mi infantil curiosidad.
Sin embargo, el festival de Eurovisión era distinto. Toda una celebración. Recuerdo cuanto disfrutábamos los días anteriores haciendo teatrillos en el portal con las amigas, donde con unos imaginarios micrófonos bajábamos por las escaleras imitando al cantante de turno que nos iba a representar. El orgullo patrio, más que henchido que nunca; y unos deseos enormes de alcanzar, alguna vez, ese tan anhelado primer puesto.
Tenía diez años en ese abril de 1968; en el que una polémica lingüística, que mi poca edad me hizo no entender ni compartir, el representante elegico, Juan Manuel Serrat, fue sustituído por la cantante Massiel. La canción el famoso La, la, la.
Tenía diez años; me sabía la canción de memoria y estaba enamorada de ese vestido minifaldero terminado en ondas que lucía la cantante. En casa, alrededor de la televisión, nos comíamos las uñas mientras escuchábamos aquello de "one point.. tree point...six point" que eran las unicas palabras que dominábamos del inglés, porque entonces lo que se llevaba era estudiar francés (que anda que me ha servido para mucho). En aquella ocasión, en pugna constante con el Congratulations de Cliff Richard; España, nuestra España, consiguió aventajar en un punto al Reino Unido y alcanzar la victoria. Como siempre, en este ahora denostado festival, Portugal, nuestra tierra hermana, compañera de tierras ibéricas, nos dió sus votos: cuatro en aquel abril de 1968, decisivos, junto a los seis de Alemania para el triunfo. Portugal sólo obtuvo cinco puntos, tres de España y dos del Reino Unido; y eso que aquel año, tirando la casa por la ventana dejaron atrás el típico Fado para presentar una canción pegadiza y cañera interpretada por un atractivo joven llamado Carlos Mendes
Tenía diez años y lo que sucedió en ese festival fue para mi tan celebrado como lo de pisar la Luna (que aún pongo en duda ..jajaja, si no fue en Almeria donde estuvieron los astronautas), y tema de conversación para todo un año.
Tenía diez años, y disfrutaba con lo poco que teníamos a mano.
Ahora, echo la vista atrás y recuerdo con nostalgia ese festival que aunaba a Europa por un día, y contemplo en lo que se ha convertido con horror. No se que sucederá este año, ni me importa, lo que si está claro es que quizás deberíamos volver a canciones más tradicionales porque sin dudarlo prefiero un nostálgico fado a esta canción que representará a Portugal este año.
La de España ignoro como es.
Más relatos en casa de Gustavo que tiene ordenata nuevo