Ante este verde y extenso paisaje mi alma se convulsiona por un sombrío desasosiego. Quizás llevaba tiempo gestándosesin que nada ni nadie hubiera despertado a tan terrible monstruo.
Diviso esta inmensidad y me siento diminuto; como debe hallarse una estrella en el infinito firmamento o una gota de agua en el inmenso mar. Yo, un hombre, el dueño de la naturaleza, que domina sobre todo ser viviente, no soy más que un pizco, una mota ante descomunal paraje; mi vida, un grano de arena; mi familia, pequeñas moléculas que chocan entre sí más a menudo de lo que desearía.
Aquí, en este preciso instante, me juro que he de cambiar, transformarme. Dejar atrás mi vida tediosa encaminada a lograr cada día más y más; a esta mujer que me imposibilita crecer con sus manejos y envidias; a…
—¡Sebastían vámonos! ya sabes que me deprime tanto contacto con la naturaleza.
Más palabras en casa de Gustavo
¡Hola Mª José!
ResponderEliminarUna sonrisa aparece en mi cara; pero.... ¡qué lástima!
Distinta visión del campo. Hay a quienes le provoca un placer inmenso y hay quienes se entristecen sobre todo al atardecer.
ResponderEliminarNo hay maravilla más grande que amanecer con la naturaleza, pero el atardecer dicen por ahí, que nos semeja el final, y lo asociamos con la muerte, por eso tal vez la tristeza.
En fin a mi me encantó tu relato, tu enfoque, tan bien dispuesto y me olvido de la agorafobia y disfruto de esa inmensidad.
Un besote enorme de esta hormiguita.
jajajajaja alguien tiene el saco largo! jajajajaja
ResponderEliminarme ha gustado!!
Muy bueno, el contraste entre naturaleza y realidad; libertad y esa prisión a la que puede abocar una vida demasiado constremida.
ResponderEliminarMe gusta mucho este relato.
Besos, amiga.
MUYYYY BUENO OJALÁ SEBASTIAN PUEDA CAMBIAR DE VIDA!!!!
ResponderEliminarME ENCANTARON TUS PALABRAS
SALUDOS
Pobre Sebastián, me recuerda a los dibujos de Forges, y es que una cosa es lo que se siente y otra muy distinta lo que uno puede hacer.
ResponderEliminarUn beso, MJ
Lleva razón, María José, la naturaleza nos da unos "prontos" a lo metafíscio que un zumbar de abejorro auténtico, en ese paisaje, escampa, uyyyy !que me picaaa!
ResponderEliminarMuy buena ironía. Besito.
Pobre Sebastian!! tan triste y tan resignado a no ser feliz. aquí en nuestra andalucía tiene un nombre, pero mejor dejarlo, bastante tiene con lo que ya lleva.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
jajajjaa detrás de una mujer mandona, siempre hay un hombre que gusta y acepta ser dominado -así tiene siempre la excusa perfecta por no haber sido feliz!-
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs verdad, soy una molécula tan solo en medio de un espacio dilatado. Pero, qué capacidad de procesar información por mi parte en torno a éste.
ResponderEliminar¡Nos lo ponen nuestro mundo a nuestros pies!
Haber sido contruído éste... cuánto cambio de mi mano, qué destrozos.
Tésalo
Un gorrión y un mosquito.
ResponderEliminarEl uno cambia con cada estación, el otro se mantiene igual cada día, cumpliendo su misión!
Beso y feliz tarde.
¿Viste el eclipse ayer?
¡Pobre hombre!, incapaz de reaccionar ante esa presión ejercida sobre él por quien no entiende que amar implica procurar el bienestar de la persona amada.
ResponderEliminarSin voluntad y sin fuerzas para forzar el cambio deseado.
Un abrazo.
Bueno,pueden ser los primeros indicios de salir del cascaron
ResponderEliminarEl poder de la naturaleza es inimaginable tanto como nuestra imaginacion de cambiar las cosas.
cariñitos
Desdeluego que ante tal inmensidad, una se siente pequeña de verdad.
ResponderEliminarBonitos sentimientos
Un beso
En realidad, este es el inicio de alejamiento de Sabastían de la sociedad ¿Os acordais de él? aquel méndigo que protagonizó el primer jueves de microrrelato, que tenia un perro cojo que se llamaba Tobi...pues asi fue el inciio. Un paisaje del que disfrutar, una sentencia clara: una vida constreñida por el horror de la rutina y unos inmensos deseoe de desaperecer...
ResponderEliminarNo está mal, lo consiguió pero a qué precio...Continuará.
Besoso a todos los que habeis pasado por mi blog y los que aún no lo habeis hecho.
He ido casa por casa buscando vuestros relatos de una forma algo anómala porque en el blog de Gustavo no encuentro la lista de los participantes, espero no haberme saltado a nadi
sebastián había encontrado un lugar henchido de lo mágico, sebastíán, extendiendo el punto de vista, lo sacrosanta que es la naturaleza, y con ello, digamos, se había podído poner en comunión los la santidad, con la amgia que la naturaleza nos presenta...siendo la naturaleza una especie de intermediaria entre lo divino y lo humano...y debido a ello, no es de extrañar que se mire el ombligo interior...pero claro, toda santridad, todo lo divino, tiene su contrario, en este caso la arpía de su mujer. y como a veces la maldar es más fuerte que la bondad, lo no-divino es más fuerte que lo divino, pues no me extraña que la arpía le pudiera....
ResponderEliminarde mi parte , cortalé un guevo a la arp
ia...
medio beso.
dos versiones lo que a mi me gusta no tiene porque gustarte a ti, pero podemos equilibrar esas opciones para que todo el mundo pueda elegir...
ResponderEliminarUn bello texto
Hola, guapa, te he dejado un regalito en mi entrada de blog.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Besos,
Mercedes.
Sebastián, no te vayas. Tu fuerza está en esa ventana, en esa mirada al exterior que estimula y afianza tu personalidad.
ResponderEliminarNo te vayas o estás perdido, una vez en la calle, nada es lo mismo, no es tu ventana... es la de ella.
Mª José, Mª José... te gusta jugar con nosotros, eh?.
Muchos besos
Real como la vida misma, o como mi misma vida.
ResponderEliminarPor cierto ¿porqué bajo los tilos? unter den linden.
Se siente una persona desgraciada en medio de ese paisaje en el que se siente creador... tal vez porque en su casa no tiene ni voz ni voto. ¡¡Que pena, ahora que se lanzaba en sus sueños!!... cayó de golpe en su realidad.
ResponderEliminarBesos!!!