Cocinera
Recuerdo que de pequeña mi lugar preferido de la casa era la cocina. Grande, cuadrada, revestida de azulejos blancos y con un gran ventanal por donde entraba el sol de la mañana. Los muebles eran de mampostería y se cerraban no con puertas, sino con unas rizadas cortinillas de tela de cuadritos blancos y verdes. Sentada en una silla alta observaba a mamá ir y venir de la despensa al fogón y de éste al fregadero; de vuelta se paseaba por la alacena o la nevera. Sabía, porque aún se conservaba allí aunque en desuso, que al principio hubo una estufa de carbón que luego se sustituyó por una pequeña cocina de butano.
En ese entrañable lugar aprendí a conocer los alimentos, a manejar las cantidades y a mezclar de manera sutil las especias: pimienta, comino, curry, cayena, canela… con las que condimentar hasta obtener deliciosos manjares. Ella me instruyó.
Con el paso de los años me alejé de los fogones. Cuando mi trabajo me lo permite rebusco en el recetario de mamá qué hacer para cenar o almorzar. Disfruto guisando, y nunca he olvidado sus magistrales enseñanzas que ahora aplico en mi vida personal y profesional.
Os dejo mi receta preferida
Pastel Terapéutico
1 Taza de Educación
1 Taza de Escucha
1 Tazas de Comprensión
2 taza de Tranquilidad
3 Tazas de Empatía*
1 Taza de Buenas palabras
1 taza de Sonrisas
1 taza de Ternura
5 cucharadas de perspicacia
4 Litros de Sentimientos
1 Barril de Conocimientos
Poner sobre una superficie plana la educación formando una montaña, hacemos con los dedos un hueco en el centro de ella y vamos añadiendo la escucha, la comprensión y los sentimientos. Amasar con suavidad hasta que comience a adquirir consistencia, es el momento de mezclar con la tranquilidad y la empatía. Con un rodillo damos forma de lámina a esa pasta y forramos un molde con ella.
Derretir las sonrisas, la ternura y las buenas palabras al baño María y verter sobre la pasta.
Recubrir todo con los conocimientos y hornear durante treinta minutos. Espolvorear con unas cucharadas de perspicacia antes de servir.
El médico dará una ración de este pastel terapeútico a cada paciente.
*Empatía: Ponerse en el lugar del otro. Otros compañeros con sus habilidades en Tésalo
Añadiría..un tazón lleno de curiosidad, para que el mundo nos siga asombrando...
ResponderEliminarUn beso
Aire
Jo!! Me has recordado "Como agua para chocolate", solo que tu receta es menos comestible y más humana.
ResponderEliminarUn beso.
Me apunto la receta, porque seguro que no falla.Tengo el exito asegurado.
ResponderEliminarLe añadiré unos besos y un poco de paciencia que son el sello de la casa, igual que el perejil para Karlos Arguiñano.
Unos besitos de agradecimiento para ti por esta maravillosa receta.
Excelente receta, me la apunto, María José.
ResponderEliminarYo añadiría sólo un pellizquito de sentido del humor. Deliciosa idea has tenido, tú eres hábil, gran arte el de la cocina, excelso, felicidades desde el Quinto pino, natalí
Aire
ResponderEliminarEncantada de verte por este espacio. Creo que vamos a tunear la receta y le pondremos ese tazón de curiosidad que dices, de esa manera ambos, medico y paciente se enriquecerán.
Adelaida
ResponderEliminarSi te soy sincera me sentí como la protagonista mienstras ideaba esta receta.
Besos y gracias por estar
Tag
ResponderEliminarEsta receta es muliusos. Efectivamente si le añades unos besos la personalizas, pero no es cuestión de hacerlo en la consulta...jejejje pero si en tu vida diaria, a la que añadir por supuesto la paciencia o la curiosidad como dice Aire.
Un beso y gracias
Natalí
ResponderEliminarEspero que algo de esta receta se la enseñes a Quinto, aún es joven pero debe ir aprendiendo el valor de la buena conjunción de ahabilidades para el trato interpersonal. No dudo de que se lo estará inculcando puesto que tu los posees.
Un enorme beso cordobés, para ti y para el nene.
Buenoooooo..., con lo que me gusta la cocina...
ResponderEliminarEsta receta la apuntaré en mi bloc de muelles lleno de manchas.
Intentaré hacerla todos los días para cenar.
Besos.
Gracias Elena, yo tambien tengo una libreta zarrapastrosa y llena de machas en las que he apuntado las recetas de mi madre.
ResponderEliminarUn besazo
Empatía, esa es una de las claves para comprendernos mucho mejor, para dejar de mirar únicamente nuestro ombligo.
ResponderEliminarQué maravillosa receta. Voy a ponerme en marcha para poder amasarla y saciarme de ella.
Un abrazo
¡Què rico estaba todo..!
ResponderEliminar- La proxima vez, aquì quedamos.
- Lo que importa, es lo que mucho que yo os quiero.
- Bueno, bueno. Ya nos vemos.
- Besos, besos, muchos besos.
Tèsalo
Hola María José,
ResponderEliminarMe gusta tu receta y me la apunto para hacerla a diario como dice Natalí, Aire y Tag.
Un beso grande, de verdad me encanta!
Milagros
ResponderEliminarSi hubiera más empatía seguro que otro gallo no cantaría.
¡Hala! fijate me ha salido hasta en pareado. Se ve qe a fuerza de leer a mis amig@s poetas algo se pega..jeje
Gracias por venir.
Tésalo
Me alegro de que te supiera bien el pastel y sí nos vemos y besoooooooooos
Quien sabe
Gracias por llevarte mi receta. Tienes el éxito asegurado.
Besos
Pues esta receta la deberían aplicar en los colegios, en las oficinas, en las fábricas, en los comercios, en las calles, en las casas, etc. etc.etc.etc...........y todos seríamos y estaríamos un poco mejor.
ResponderEliminarUn besito
Hola tocaya,veo que me has agregado a tu blog y estaré encantada de enlazarte al mío por tu hermosa manera de escribir.
ResponderEliminarBesitos.MJ:)
Luna, de acuerdo contigo. La impondremos de ma manera que sea.
ResponderEliminarMª Jose, te habia visto en comentarios peor nunca te habia leido. Encantada de estar enlazada contigo.
Un beso para ambas
jejejeeje estupendo! me encantó la receta del pastel terapéutico! ajjajaa...para ponerla en práctica sin dieta ni retoques...así, tal cual, seguro será todo un éxito.
ResponderEliminarEl placer por la cocina es como la habilidad para andar en bicicleta: una vez que se adquiere, nunca se olvida.
Me encantó compartir tus habilidades!
un abrazo.
Vaya, espero con impaciencia la receta de la alegría.
ResponderEliminarCreí haberte comentado ayer, pero por lo visto sólo leí, muy bueno el pastel que nos enseñas y fundamental comer un trozo, ese se adhiere a las caderas pero no engorda. Lastima que en la actualidad hay muchos que prefieren consumir otras cosas.
ResponderEliminarUn placer leer tu habilidad.
Besos.
¡Uauuuu! Arriba la imaginación, María José.
ResponderEliminarPrecioso y dulcísimo pastel, con aromas de abrazos que te dejo aquí, para tí.
Yo diria que tú has hecho de tu humanidad un arte... no eres una artista, sino la obra de arte... piensalo¡¡¡ ninguna de las dos por buenas, te dejan indiferente... Un beso amiga¡¡¡
ResponderEliminarHola, María José:
ResponderEliminar¿ESTE EL PASTEL QUE HAS ELABORADO INSPIRADA EN LA HISTORIA DE MI AMIGA EMMA?
¡Mmmmmmmmmm, qué rico, qué pinta!
¡Pues sí que te ha quedado bien, ni más ni menos que un pastel terapeútico!;=))
Qué dulce y qué bueno para compartir un pedacito con una buena taza de té, me quedo a saborearlo...
Un dulce y empático abrazo, compañera...
PSD: Creo que a Emmita le haría ilusión que dijeras en una notita que te has inspirado en una historia que encontró en un LIBRO MEJICANO DE ORACIONES para compartir... ;=))
Mi querida Mar, lo cierto es que no he leido nad de tu amiga Enma.
ResponderEliminarLa inspiración me llegó hace tiempo en un mensaje en cadena sobre un pastel de felicidad en el matrimonio, que no tenia autor.
En el caso de que sea del blog de Enma pues se lo agradezco por si esa receta fuera del Libro Mejicano de Oraciones y si no, pues a ese anónimo que lo mando por mail.
Gracias
:-)
Hola María José.
ResponderEliminarMe alegra que hayas publicado esta receta en tu blog. Hay que tomar nota y ponerla en práctica todas las semanas. Para que no se olvide.
¡Qué bien viviríamos si fuéramos capaces de incluirla cada uno de nosotros en nuestros menús!
Un abrazo.
Maat
No estan difícil una vez que s ehace una vez, el resto es coser y cantar...
ResponderEliminarGracias Maat
besos