No me gusta la ducha
Caminaba a su lado y pensaba que sería algo agradable, de buen sabor y con el pasaría un buen rato.
Aquella mañana desperté temprano. Ella se acercó a mi cama y me dijo:
—En cuanto desayunemos nos iremos a pasear.
Me gustó la idea. Las intensas lluvias nos habían impedido salir a la calle en semanas. Me aburría de estar encerrado. Salté, corrí y brinqué deseando que llegara el momento.
Desayunamos y salimos. Cuando llegamos a la puerta de la calle, ella miró al cielo y exclamó:
—¡Dios, mío! Otra vez las malditas nubes. Venga, Fede, vamos deprisa que no me fío ni un pelo de esa nubarraca.
El ambiente era fresco y la larga caminata me dejó exhausto. Descansé en el parque hasta que apareció mi amiga, Mili y su hermano, Tobi. Corrimos, fuimos tras los pajarillos y nos metimos en los charcos cuando no nos veían. De pronto oí que me llamaban
—¡Fede! Nos tenemos que ir antes de que se ponga de nuevo a llover
En realidad me llamo Federico, pero me dicen Fede. Es más corto y así respondo antes. Como soy muy obediente, corrí a su lado, mientras ella se despedía del papi de Mili. Nada más llegar me acarició, como siempre:
—Que bueno eres. Eres el más guapo y obediente.
Yo estaba muy orgulloso y miraba con la cabeza alta a mis amigos, cuando escuché
—¿Pero, dónde te has metido? Estás hecho un guarro. Anda, vámonos que te voy a dar una ducha.
Esa fue la primera vez que escuché la palabra ducha. Ahora ya sé lo que significa.
Cuando llegamos fuimos directos al cuarto de baño. Me sujetó y me introdujo en una cosa blanca y enorme. Intenté escaparme poniéndome de pie, pero me escurrí y me caí de panza. La verdad es que me gustó, me pareció un juego divertido y una buena manera de terminar la mañana. Mamá iba de un lado a otro y yo la seguía con los ojos.
No sé cómo ni cuándo sucedió. Sentí que caía agua sobre mí, que me mojaba por completo y mientras, ella me sujetaba para que no escapara.
—¡Qué limpio vas a quedar!
Con estas palabras comenzó mi calvario.
Tras ponerme el pelo chorreando, intenté sacudirme pero no me dejó. Después, me echó en el lomo, un líquido con el que me embadurnó de arriba abajo y que hizo mucha espuma. Espuma que me entró en la trufa y me provocó múltiples estornudos. Al poco, cayó de nuevo, mucha agua sobre mí, y observé cómo la espuma, que de color blanco pasó a negro, se marchaba veloz junto al agua por un agujero y tras esto, vino lo peor.
Me sacó envuelto en una toalla y me restregó tan fuerte que me dolió hasta la piel y cuando creí que había terminado, me acercó un aparato que echaba aire muy caliente que quemaba y a la vez que daba tirones con un peine de grandes púas. En ese instante me sublevé y protesté con un gran ladrido, que espantó a mami. Me riñó mucho y me amenazó con dejarme sin comer si no me portaba bien.
La ducha no es nada de comer, como pensé en un principio. La ducha es horrible. No me gusta. Jamás volveré a ducharme.
Foto de galeria de Leli2005
http://www.flickr.com/photos/32863309@N02/3067105011/
Resto de duchas aqui: http://odisea27.blogspot.com/
Muy bueno tu relato, al principio creí que se trataba de un gato, famosos por su adversión al agua, pero al ver la foto del perrito, es que ha no he podido aguantar la carcajada, me has hecho reir y eso siempre se agradece, tocalla, miles de besosssss.
ResponderEliminarMaria José, me engatusaste como a Susurros, pero algunos perrillos detestan la ducha, el jaboneo, y !el secador!
ResponderEliminar!Guau! has conseguido que aborrezca el secador, jamás lo utilizo, el pelo lo dejo secar al aire.
Divertida ducha, divertido paseo por el parque. Felicitaciones, M.J.
natalí
Hola María José.
ResponderEliminarHasta el gran ladrido, estaba convencida que era la historia de un gato.
Entretenido relato. Me supo a poco y, la palabra "nubarraca", me encantó.
Un abrazo.
Maat
Queridas amigas, la verdad es que jugué un poco a la confusión, aunqe yo tengo una perra lindisima que no le gusta el baño.
ResponderEliminarMi primera idea fue escribir algo erótico festivo, que viene muy a cuento de lo de la ducha, pero pensé que escribir esto me resultaría más divertido, que a fin de cuentas es lo que se pretende.
Un beso
Tengo dos perritas yorkshires enanas. Luna y Tori. Son hermanas de camadas distintas.
ResponderEliminarTori es muy obediente.
Luna es más pilla.... Siempre tengo que bañar primero a Luna, porque sino, con lo pequeñita que es (no llega a 2 quilos) en cuanto ve que baño a Tori, desaparece y no hay quien la encuentre!!!!
Me hizo reir tu relato, pensando en mis perritas...
Un besito
uhmmmmmmmmmm, guau guau, :-)
ResponderEliminarEs un problema.. eso de bañarna a nuestros mas queridos hermanos de otras especies..
ResponderEliminarja, ja, ja.
Me gusta... le veo en la foto tan extrañado y con tanta limpieza que intuyo que no le gusta mucho..
Besos
Muy divertido el relato, hasta me ha dado pena del pobre perrito pensando la de duchas que le quedan por aguantar aunque al final puede que se acostumbre y hasta le lleguen a gustar.
ResponderEliminarLa foto es preciosa
Un beso de Mar
Bueno Majo, te cuento que yo de inmediato la asocie con un perro, por cuando los tuve odiaban que los bañe, se escondían, o luego de bañados se revolcaban en la tierra.
ResponderEliminarEn cambio los gatos nunca fueron problema, eran raros mis bichos.
Entretenido tu relato.
Besos.
Maria José divertido y original tu relato... Yo no lo confundí con el gato... pensé que hablabas de mi sobrina...jajaja.... monstruillo alérgico a la higiene... Me tranquilicé al ver el hocico del can...
ResponderEliminarUn beso!!
Me ha tenido pendiente hasta el último instante, parece muy logrado.
ResponderEliminar¡Además el perro mira con unos ojillos!
Esto de escribir relatos en grupo es excelente también para afinar con la forma de abordar los temas.
Un abrazote hasta Cordoba, Mª José.
Gus dice que mi perro es un chucho muy feo y que mas bien parece una cabra...jejejjeje, pero la verdad es que me cautivó este animalito. Es bueno leer los relatos porque te das cuenta de la de perspectivas que puede tener un mismo tema y así aprendemos.
ResponderEliminarGracias a todos por estar conmigo.
Besos