jueves, 3 de mayo de 2012

Los jueves un relato: La Edad Media





Siendo un jueves dedicado a la Edad Media no podía faltar. No tenía muchas ganas porque la gente no me suele mirar bien, pero tras pensarlo, y mucho, he decidido que sería una buena idea participar para dejar las cosas claras, de una vez por todas.
No soy gracioso,  no soy bonito, no soy suave ni delicado. 
Si algo me caracteriza es que las mujeres me odian.  Impenitente viajero en permanente exposición estoy cansado de observar el desprecio en sus lúgubres miradas, mezcla de curiosidad y horror. ¿Y los hombres? Los hombres, me miran de reojo, temen que su interés y deseo les delate. Sé que más de una vez habrán soñado con poseerme, tenerme entre sus manos y usarme en ciertas  ocasiones en las que  las dudas, los celos o los temores se hayan apoderado de su conciencia.
Sin embargo, si estoy atento, en ciertos grupos, escondidos entre la multitud detecto unos ojos anhelantes que me miran de frente, sabiendo lo que yo les puedo aportar. Entonces, da igual el sexo; hombres y mujeres sucumbiendo a la imaginación perversa; ahí está mi público que me idolatra, donde yo encuentro mi razón de existir.
Y existí, y ahora vengo a terminar con la leyenda urbana medieval, no desde que el Cid Campeador me mandara fabricar por un herrero para ponérselo a su mujer, doña Ximena, mientras él se iba a combatir contra el moro. ¡Falso!  El pobre Cid Campeador no tuvo más delito que ponerle nombre a todo, al caballo le llamó Babieca, a la espada Tizona... y para colmo estar en boca de todos por los siglos de los siglos en un famoso poema. O sea, que fuera el cenizo de que me inventó y me usó,  eso no es más que otra  españolada.  Todo un mito enfermizo que ha ido de boca en boca. 
Quién de verdad me utilizó  fue un médico londinense en el siglo XIX,  que me mandó fabricar  para controlar los excesos de ciertas señoritas que no paraban de tocarse en sus "partes", según sus victorianas mamás. Debí  ser una tortura para esas jóvenes, no me extraña que me odien y aborrezcan. 
Menos mal que el hombre y la mujer  en su sublime creatividad me procuro una  mejor utilidad pasando de objeto de represión a objeto de placer....y en ello continúo y no me va mal, pues me he modernizado muchísimo y eso me hace sentir bien. ¡Ah! por cierto, perdonen que haya sido un maleducado, lo primero que debía haber hecho era presentarme:  soy el cinturón de castidad y aquí estoy para serviles a todos ustedes
 ;-)


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28 comentarios:

  1. Ya te estaba echando de menos en mi castillo y has llegado con un gran protagonista de la época y estupenda como siempre.
    Muchas gracias por todo.
    Un beso

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    1. lo importante es que he llegado porque ya anuncié que andaba bastante perrota...jajaja, pero al final me sobrepuse. Gracias Tere y felicidades

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  2. Bueno el relato. Mantiene la tensión hasta el final. Me ha gustado.
    Un beso

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    1. Muchas gracias, necesitaba que no se descubriera de que se trataba demasiado pronto. Besos

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  3. ¡Ay!omo dije a un compañero, a las mueres siempre les toca la breva, y en este caso el cialnturón de castidad, ya les vale a los varones represores de la época. A más de uno en la actualidad le gustaría tener uno de esos, vaya machistas.
    Un abrazo

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  4. jajaja Carmen, te has puesto tan indignada que te has comido hasta letras....

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  5. Me ha salido humo del cerebro, desde que inicié a leerte, y a medida que más me internaba en la lectura, de más humareda se impregnaba mi sesera... Ay! qué será, será! Bue, el final totalmente inesperado: caramba! jaja!
    Creo que de buena fama se ha hecho (o mala, según veo), el adminículo ese que más de una mujer debió soportar (y ni que hablar de los hombres!)
    Genial! Mi aplauso para tí, por lo bien relatado, el clima de intriga creado y la originalidad del tema que abordaste!
    Besitos al vuelo:
    Gaby*

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    1. Bueno Gabi, parece muy original no porque según comenta Pepe abajo hay tres relatos sobre lo mismo...jajaja aunque no creo que estén contados desde el ángulo del protagonista. bestias

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  6. Es el tercer relato que leo en torno al dichoso cinturoncito. ¿De verdad que su uso estuvo tan extendido? Sé que no, que no hay ni siquiera constancia de que fuera usado en la Edad Media, pero lo que si es cierto es que hay un poco de fijación con el tema. Un objeto digno de un profundo estudio, pienso yo. Te ha quedado una magnífica historia con final imprevisto, muy en tu linea.
    Un abrazo.

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    1. Pues anda que no hemos coincidido y seguro que las tres hemos sido mujeres ...jajaja, así que sí algo de fijación sí que existe...jajaja Bueno, mi intención era destruir el mito precisamente y espero haberlo conseguido. Esto es como el refrán: perro ladrador poco mordedor.
      besos lluviosos

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  7. Instrumento de tortura que espero no haya sido de uso extendido como nos cuentan. Me imagino las desgracias que hubiera acarreado, tanto por las molestias, como el incordio en caso de viudez o de perder la llave! jejeje

    Un abrazo.

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    1. Precisamente en eso se han apoyado, Monica, para ver que era solo un mito. La mujer que lo hubiera tenido puesto en la edad media no habría sobrevivido para contarlo jajajja.
      besitos mañaneros

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  8. amiga: disfruté tu lectura y lo comenté en mi jueves.
    besotes!!!

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  9. ¡Qué bueno!. Creo que antaño, se podía burlar el tema, con un duplicado de llaves, y en el hoy... como bien sabemos, está pasado de moda.
    Me ha parecido un relato lleno de ingenio.
    Un abrazo.

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  10. Es cierto que varios jueveros habéis coincidido en el tema del cinturón de castidad, pero tu te llevas el premio a la originalidad. ¿A quién se le iba a ocurrir tratarlo desde la perspectiva del protagonista? Así sabemos también su versión. ;-) Un beso.

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  11. ahora se abrirían con tarjeta, ja,ja. Buen relato, me gusta, feliz día

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  12. Muy bueno, conforme se va leyendo a uno le van entrando unas ganas terribles de saber que demonios es. Me ha parecido curiosa esa frase: "me procuro una mejor utilidad pasando de objeto de represión a objeto de placer....y en ello continúo"
    No se yo si es un buen objeto de placer, aunque supongo que de todo hay en la viña del señor.

    Un abrazo

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  13. Quien hizo la ley hizo la trampa, creo que por la misma epoca proliferaban los cursillos acelerados de cerrajero, ¿no? Aiiisssss y el que lo inventó se quedó tan fresco!
    Un besazo

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  14. Hola Mª Jose, menudo aparato este, espero que sea más la fama, que lo que se aya usado, escalofrios me entran al leer de su propia boca, su cometido.
    Original y entretenido tu relato, guapa.
    Besos y gracias por compartirlo.

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  15. Mira por dónde, pensé en el condón, inventado, al parecer, por los egípcios o griegos, puñeteros obscenos (a ojos posteriores cristianos) Se intuye que esos paganos estaban, ojo avizor, atentos a las "consecuencias" clamorosas y vistas.
    Funcionan los tópicos típicos para definir los "roles" del sexo.
    Mesopotámicas o griegas o españolas o filipinas , mamás o mamasitas, sin olvidar el PAPEL DEL PAPÁ en la sombra y en trampantojo, todos aparecen en tu relato exquisito, irónico, insisto, aparecen o los intuyo o los invento...esos males que aún duelen.
    Buena manera esta de escribir para que el lector re-escriba !aplauso!
    !Ave! me gustó un ciento. Pero mala cosa ser el "OBJETO" de cualquier deseo, o sea, muñecona barbie cinturón de castidad de hierro forjado !vade retro!Sanísima ironia la tuya.
    Más besos muy contentos con tus letras.

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  16. Otro método torturador, pobre, le gustaría tener un nombre con cierto romanticismo, pero su personalidad fue forjada para ser frío y ampliar la distancia entre calor y amantes... como era el refrán, ese de la paja y la viga... pariente de la viga es este amigo y no lo ve...

    Me repito, pero como siempre muy ameno y fresco...
    Besos!!

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  17. ¡Que originalidad! jajajajaja Prefiero que no me sirva, si es tan amable :)
    Besitos.

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  18. ya, ya y ya...no te fastidia...y yo que te voy a utilizar, no te jodeee...¡cómo que los hombres te...? ¡habráse visto, descarado! aunque...eh, retiro mis imprecaciones, las retiro...mañana,sí, mañana ireme a un chino y me haré con un gemelo tuyo para usarlo en mi cuerpo, en las partes desnobleadas de mi cuerpo...¿por qué no? ¿acaso no estamos en la época de las libertades? pues eso, qué demonios. mañana tú yo nos veremos las caras ,o las partes...
    medio beso, maría josé...
    en menudo lío me has metido, mañana a comprarme un aparato de estos...

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  19. la originalidad al poder, desde todos los puntos de vista, quien inventó la imprenta invento el sistema para corregir los fallos de impresión,quien invento la rueda tiempo despues inventó el freno, quien invento la caldera de vapor invento su aplicacion para llevarla a los trenes y demas inventos rodados, el luninario que inventó el cinturón de castidad inventaria las ganzuas??

    cuestión de tiempo

    besos

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  20. Perfecto. Has hecho un relato muy buenoque además enseña (en el sentido de dar a conocer), la historia de ese mítico impedimento y hace pensar en cuantos mitos se han aplicado a esa época, aprovechando el oscurantismo que la caracterizó.
    Besos, amiga, hasta pronto.

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  21. jejeje no era precisamente una joya el regalito, las malas lenguas dicen que era habitual entre tanto ir y venir de caballeros, guarda del honor, ya podían haber inventado algo para ellos. Un aplauso,
    Besos.

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  22. Me encantó Ma. José! aplaudo tu originalidad y frescura. Ya cuando iba leyendo la tercera o cuarta linea una sonrisa se me dibijaba en la boca anticipandome a tus letras creativas y delirantes. Me encanta que este cinturon de castidad me cuente sus impresiones en primera persona, fantastico amiga juevera!!
    Abrazo

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