jueves, 3 de febrero de 2011

Este jueves un relato: Sentencias



Sor Felicidad paseaba por el huerto leyendo su breviario a la caída de la tarde, como hacía todos los días.
La monja entró el aquel convento de clausura a la edad de trece años. Su madre había muerto de unas fiebres y su padre, muy trabajador pero poco entendido, creyó que un convento era el mejor lugar para la educación cristiana de su huérfana hija. Cuando Felicidad tomó los votos, no volvió a pisar la calle. Su vida transitaba entre rezos, la cocina y el huerto. Despierta y vivaz, contagiaba alegría con su sonrisa sincera y con los cánticos, que de vez en cuando se le escapaban a destiempo, y que la madre superiora le permitía debido a su juventud.
Aquella tarde, mientras rezaba, un pollo se escondió bajo las amplias faldas del hábito de la monja, sin que ella se percatara; tan sólo notó una extraña sensación en las piernas, que no supo identificar y que achacó al roce con las malas hierbas crecidas tras las últimas lluvias. Se dijo, para sí mismo, que al día siguiente debería arrancarlas, y continuó su paseo concentrada en los rezos, sin echar más cuentas.
Al poco, sintió un dolor fino y agudo, como un picotazo, y sin poder eviatarlo,  gritó. El resto de hermanas que trabajaban en el huerto, atónitas ante el chillido, la miraron con extrañeza y sor Felicidad, les sonrió y disimulando el dolor que sentía, prosiguió su paseo, restegándo una pierna con la otra. De nuevo, la misma sensación, una y otra vez. Cuando no pudo aguantarlo más, y ante la desconcierto de la congregación, se remangó la falda hasta la rodilla, dejando al descubierto sus piernas blanquecinas y como no, al malhechor: el pollo, que ensimismado con los tobillos de la monja no dejaba de picotearlos, como si fueran un excelente manjar. Sor Felicidad movió convulsamente sus piernas para librarse de él y como el animal se resistía, en aquella locura lo pateó, de tan certera manera, que fue a estrellarse contra el muro de piedra, perdiendo así la vida el pobre pollo indiscreto y hambriento. Las hermanas se santiguaron con las bocas abiertas, ante semejante espectáculo, y la monja, mientras se bajaba la ropa y colocaba el hábito, las miró muy fijamente y dijo: A cada pollo le llega su San Martín.


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23 comentarios:

  1. Pobre pollo, no sabía donde se metía, jajajajajajajaja.
    En la vida real de un convento de clausura la anécdota sería recordada y contada de aña en año como si acabara de ocurrir.Un punto de relajación en la ordenada vida monacal.
    Un beso, MJ

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  2. Injusto para el pollo, el cual a su modo un tanto de ave con cresta, se enarboló como símbolo de lo varonil y, sin acertar dónde, picaba a lo tonto, al tuntún, sucede entre gallos picantones.
    Ayyy monjita, retirada joven, tuvíste al pollo ente piernas y ni te enteraste. Sentencia: injusto.
    Parece un capítulo del Boccaccio o de los Canterbury cuentos, todos muy atrevidos, vivales, frescos hasta hoy en día.
    Jajaja, María José, citó yo en mi entrada que a todo cerdo que le llega su San Martín, lo de menos es el santo, que al animal lo localizamos. Ave monjita, lástima ni te enteraste de los placeres, de los gozos te quedaron las sombras. Repito, lástima.
    Muy buen relato, párrafo a párrafo en su tiempo, y con la sentencia final, cruel y visceral a más de universal.
    Besitooos.

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  3. ¿donde esta la sentencia chiquilla?
    jajajaja imagino que escondida como el pollo.
    Tan divertido como bien escrito, maestra.
    Un beso

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  4. QUE ESCRITO INGENIOSO!!!! ME GUSTO MUCHO

    POBRE POLLO MURIÓ ESTRELLADO.
    MUY PICARESCO EL CUENTO

    SALUDOS

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  5. JAJAJAJAJA Mª Jose genial, pobre monjita no sabia lo que se perdia, pobre pollito no acertó donde picar jajaja, al final a la olla en pepitoria que ese era su hogar.
    Un besote.

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  6. Jajaja, me hubiera gustado ver al pollo.Seguro que aprendió a volar.

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  7. Jajajaja- Mira María José: Has esciro el relato, tan minuciosamente, que casi me ha picado el pollo a mí... ya ves. Gracias por las risas.
    Un beso.

    P.D.
    Aquí en Asturias el dicho reza:
    "A cada gochín, le llega su San Martín". Pero claro, la cosa del habito, con un gochu entre les piernes, la verdad es que no me lo imagino muy claro
    Es que somos algo poco finos. ´Fíjate que al pollo lo llamamos "pitu"

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  8. Eso le pasa al pollo por picón jajaja.
    Por lo menos luego le pondrían en pepitoria ¿no?
    Un beso enorme

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  9. Jajajaja!! Me ha encantado.

    Por ahí arriba comentaba alguien que no veía la sentencia, pero la has arreglado estupendamente, porque imagina un cerdo debajo del habito.... jajajaja.

    Saludos.

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  10. Jajajaja, el pollo se lo tenía bien merecido, por entrometido (nunca mejor dicho, entre las faldas de la hermana).
    Un beso MªJosé.

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  11. Simpático relato, me he reido... lo mejor ha sido lo desahogada que ha salido la monjita... y el pollo como decimos aqui "a la cazuela" por meterse donde no debe...

    Besos

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  12. El final me ha hecho romper en carcajada.
    Disfruté tu relato.
    Besos

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  13. Y por lo visto a cada uno de nosotros nos toca el turno de decirte lo divertido que nos ha resultado imaginar esa monjita y al pobre pollo estrellado contra el muro, JAJAJ
    Bueno...me río de la situación, no del pollito, paz descanse.
    Un fuerte abrazo.

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  14. Simpatiquísimo relato María José.
    Pobre pollo, terminó en la olla antes de tiempo y la monjita no se cortó nada a la hora de lanzarle una patada al animal. La disculparemos pensando que de alguna forma se tendría que defender, digo yo.
    Pase un buen rato como siempre, leyendo tu relato.
    Buenas noches y te dejo un abrazo.

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  15. ¡Jolín con la monja! ¡Mira que sacarse al pollito a patadas! Si San Francisco de Asis lo hubiera visto... ¡Qué poco amor a las otras criaturas! Quien se comporta cruelmente con los anaimales, revela el tipo de persona que es.
    ¿Sabes? Como el pollo andaba por ahí debajo, pensé que acabaríamos en relato erótico,jajajaja
    Un abrazo

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  16. JAAAJAAJAAAAAAAAAAAA

    ¡¡MUY BUENO!!

    Miguel

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  17. Jajaja, muy bueno, el pollo volando y la monja arreglándolo con un refrán "retocado".

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  18. Pues a la cazuela!
    Igual le gustaba a la pervertida... perdón, con estos entes no puedo. Se me nota?

    besito y feliz viernes!

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  19. jajaja no se si decir pobre pollo o pobre monjita ,mas le habría valido adiestrar al pollo que como dice Verónica picaba y picaba pero no sabía dónde. Vamos que la monjita tenía que pensar "valla par, entre tu que no sabes y yo que no me entero” jajaja muy bueno Maria José y muy bien contado. Besito preciosa

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  20. He leído algunos jueves de "Sentencias" pero es el primero que me hace reir jaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
    Pobre pollo! De ahora en mas reemplazaré chancho (bueno ta, cerdo) por pollo! A cada pollo le llega su Sor Felicidad jajajaja
    Muy bueno
    un beso

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  21. Buenas noches María Jesús, gracias por quedarte en Estoy a tu lado y me gustaría que te llevaras el regalo que doy con motivo de mis 500 segidores. Gracias
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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  22. Creo que, tras esa sentencia, las demás hermanas no osarón decir ni pío:)

    Genial

    Besos

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  23. La verdad es que yo también al principio del relato avisté un mensaje erótico y picaresco..y bueno eso le pasa al pollo por meterse bajo faldas indebidas!
    Entretenidísimo tu relato, original y tan bien escrito ma Jose, me encantó, asi como el del jueves pasado que acabo de leer. Buenísimos. Besos

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